11.- Novia pegajosa.

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Demasiado ido como para poder murmurar un ¡Diablos, no!, Jungkook llevó una mano hacia atrás y tiró de la cadera de Jimin hasta que su polla estuvo enterrada hasta la empuñadura. El pequeño manojo de nervios hambrientos enloqueció nuevamente, como si hubiera estado esperando una eternidad para esta comida en particular, y los párpados de Jungkook se cerraron.

Dios, por esto había valido la pena la incomodidad inicial. Tan malditamente la pena.

Con el pecho agitado, mantuvo su mano clavada sobre Jimin, presionando sus cuerpos con fuerza mientras Jungkook luchaba contra el orgasmo que amenazaba con llegar demasiado pronto.

Ayer por la noche durante su sesión de frotamiento, los dedos traviesos de Jimin jugando con el agujero de Jungkook habían sido una revelación. Entre la sensación y las palabras de Jimin, una imagen de ellos en esta misma posición apareció en el cerebro de Jungkook, y al instante había disparado su carga. La fantasía lo había dejado putamente sorprendido.

A través de los años, había disfrutado más de su cuota justa de mamadas y frotamientos uno a uno con una mujer. Sus experiencias pasadas le hicieron más fácil condonar las actividades placenteras de la noche anterior como comprensibles, incluso familiares.

¿Pero esto? Jungkook clavó sus dedos en la cadera de Jimin, sosteniéndolo cerca.

Esto nunca lo había considerado antes.

Jungkook se sintió por fin con el control suficiente para gemir las palabras. ─No. Pares. Fóllame.

Jimin soltó el aire que parecía estar conteniendo en un silbido, su mano firme sobre la espalda de Jungkook.

─Gracias a Dios ─dijo Jimin con voz áspera.

Y entonces empezó a follar a Jungkook en serio, las delgadas caderas de Jimin cavando profundo, profundo, profundo.

Los ojos de Jungkook se pusieron en blanco. Abandonando toda pretensión de seguirlos manteniendo juntos, dejó escapar un largo y bajo gemido de apreciación. O de agradecimiento. O de por favor quiero más. No sabía cuál. Y segurísimamente no le importaba. Apretando los nudillos, Jungkook se aferró a las sabanas con los puños, ahora sintiéndose tan dilatado, tan abierto que comenzó a suplicar literalmente, lloriqueando una vergonzosa sucesión de palabras a medio formar.

Le gustaba tener a Jimin rodeándolo. Por encima de él. Fijándolo a la cama.

Dominándolo.

─Yo... ─ Jungkook dejó escapar un jadeo.

El sudor se deslizó por sus sienes. La intensidad amenazaba con derribarlo, más grande que cualquier cosa que alguna vez había experimentado antes. Sus rodillas cada vez más temblorosas, esforzándose para mantener la espalda en una posición que siempre proporcionara el ángulo correcto para el máximo de placer. Sus músculos gritaron por alivio. Su cuerpo pedía a gritos la liberación.

Jimin agarró a Jungkook en respuesta con firmeza, sus caderas impulsándose con un golpe contundente.

Y el orgasmo lo golpeó con una sorprende explosión, despojando a Jungkook de lo último de su fuerza, y se desplomó. Jimin lo siguió, sosteniéndose en sus brazos y embistiendo el culo de Jungkook mientras él también se corría. Jungkook disparó y disparó hasta que pensó que su cerebro había sido licuado y expulsado de su cuerpo. Completamente ido. Absorto en las sábanas.

Nunca podría ser encontrado.

No podía haberse quedado en blanco por más de un segundo o menos, pero bien podría haber sido toda la vida. Cuando Jungkook volvió a sus sentidos, sentía como si se hubiera mudado lejos desde hace años y luego trató de regresar a casa... un hogar que había dejado atrás por mucho tiempo y que todo parecía diferente cuando regresó.

NOVIO FALSO // JIKOOK // KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora