15.- Complice inesperado.

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El lunes después del trabajo, Jimin subió en el ascensor hasta el apartamento de Jin con los ojos arenosos por la falta de sueño. Apretó su latte con gratitud. Después de la semana que pasó ya sea en la carrera de póker, o en el trabajo, o en la cama con Jungkook, Jimin necesitaba la infusión de cafeína para así poder finalizar la jornada.

Especialmente a la luz de lo que tendría que soportar antes de que pudiera encontrarse con Jungkook cuando volviera a casa.

Su teléfono sonó, y Jimin vio el mensaje de texto.

«Estoy de camino a tu casa con pollo kung pao, sopa wonton, y un columpio sexual»

La risa de Jimin se perdió en el ruido de las puertas corredizas del ascensor cuando se abrieron. Pero, mientras se dirigía por el pasillo que conducía a la casa de Jin, la sonrisa se desvaneció de su rostro.

Durante el debate del mes pasado sobre el Fondo Residencial Clínica Front Street, el plan para encontrarse con Suga y Jin aquí le había parecido razonable. En general, Jin suministraría los refrigerios y comentarios sarcásticos mientras él y Yoongi hablarían acerca de cómo iban a poner en marcha la siguiente fase de sus planes.

Pero con los eventos recientes, es decir, su decisión de ignorar el consejo inicial de Jin acerca de dormir con Jungkook, el lugar de la reunión ahora se sentía complicado. No sólo tendría que escuchar los regaños de Jin por eso, sino que también lo haría porque se había pasado una buena parte de la semana ignorando sus mensajes de texto acerca de la recaudación.

Jimin solía dejarlo todo cuando algo debía hacerse en lo que respecta a la lucha contra la Proposición 8 o apoyar el fondo de vivienda. En retrospectiva, se dio cuenta que su agenda había sido muy patética.

Ahora que había conseguido sentirle el gusto y disfrutar de su motocicleta y Jungkook —y la vida—, se sentía menos dispuesto a estar tan ciegamente disponible.

Envió un mensaje a Jungkook en respuesta.

«Estaré allí lo antes posible»

Cuando se acercaba a la puerta de Jin, Jimin hizo tronar su cuello para aliviar la tensión, cada uno de sus músculos adoloridos de la forma en que sólo los podía dejar una semana de actividades sexuales, valían la pena. Unas magulladuras en forma de huellas marcaban las muñecas de Jimin. La quemadura de la alfombra en su culo escocía por debajo de sus calzoncillos y lo hacía cuestionarse acerca de su marca de suavizante de telas. Pero Jimin disfrutó de los recordatorios de un Jungkook resistentemente crudo... y entusiasta.

Hace dos domingos, Jimin había pasado cinco segundos considerando la posibilidad de llamarlo, cancelar todo de nuevo y traspasar las puertas del infierno y aterrizar en la cama con Jungkook.

Aunque Jimin no tenía dudas de que las acciones de Jungkook del sábado en la noche habían sido parcialmente alimentadas por un ataque de melancolía, la actitud del hombre, después, había sido simplemente tranquilizadora. El viaje de regreso a Seúl había sido espectacular, con cielos despejados y la compañía de amigos.

Jungkook había regresado a su habitual estado relajado. Había seguido con una actitud de manos fuera en público, pero su comportamiento y ocasional guiño tranquilizador reafirmó que los dos estaban, sin lugar a dudas, en un terreno más sólido.

Después de eso, había sentido que le era imposible ponerle fin a las cosas.

Como amigo, Jungkook hacía a Jimin feliz. Tenían sexo. Sexo-caliente-licua-cerebros. Un bono extra con el potencial para complicar las cosas seriamente con certeza. Quizás la decisión de seguir con Jungkook no tenía sentido. Quizás Jimin se arriesgaba a una caída aún mayor que la de antes. Porque, ¿quién sabía dónde terminaría está loca relación? Por una vez en su vida, había tomado la firme decisión de que no le importaba.

NOVIO FALSO // JIKOOK // KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora