Descarada.

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Kochō Shinobu era una de las bellezas de la Academia Kimetsu en el área, a pesar de ser una chica de último año tenía una lengua demasiado venenosa y siempre acompañaba cada palabra con una sonrisa fingida.

Una sonrisa un tanto actuada para cualquier persona que la conociera solo de vista, por solo una persona sabía exactamente que ocultaba detrás de está.

El camino a la Academia era diferente esta vez, las flores de cerezo caían lentamente por el ligero viento que había ese día. Era el inicio de la primavera, al igual el inicio de un nuevo ciclo escolar su tercer año y último en esa Academia.

Ya debería pensar un poco mejor en que haría para ganarse la vida en unos años más.

Sus demás compañeros, al igual que nuevas personas de nuevo ingreso entraban como si nada, no sin antes recibir un regaño por el profesor de la disciplina, Tomioka Giyuu.

Sabía ella que su vecino era un tanto estricto, pero ella haría que sus límites llegen más haya de un simple regaño.

-Kochō.

Pasó por su lado dibujando una sonrisa al escuchar su apellido.

-Esta prohibido el maquillaje en la Academia.

-¿Enserio Tomioka-sensei? Cómo es un nuevo año hay que empezarlo bien Sensei-La sonrisa burlona dibujada en la curva de sus labios no se tensaba ni nada, estaba tomándole el pelo a su profesor de educación física, el contrario se encontraba con una vena palpitando en su frente- Si me disculpa Sensei, tengo que adelantarme.

Y lo dejó ahí sin decir una palabra.

A decir verdad Giyuu ya se había dado cuenta de que pasaba entre ellos dos, desde que inició la preparatoria había sido un poco o más bien descarada. Éso ocurrió desde el fallecimiento de sus padres, las pequeñas de la familia se habían mudado a la casa de la Kochō mayor.

Sabía bien que podía ocultar muy bien sus emociones y sentimientos hacia cualquier persona, excepto él, era especial que ella compartiera algunas palabras o mostrar su verdadero rostro detrás de esa máscara. Una barata imitación de su hermana mayor.

La veía caminar hacia la entrada, no podía perder cada detalle desde el movimiento de los tablones de su falda, hasta como sus mechones morados eran jugueteados por el ligero viento que había en el día.

Se la tendría que volver a topar en el día, por el momento acomodó su Katana de madera para seguir con su labor de verificar que el órden fuera el precisó en la institución.

Así eran sus días en la escuela, unos tantos agitados, otros con muchos pases para detención y otros, donde Kochō y Tomioka se la pasaban discutiendo por el maquillaje.

-Tomioka-sensei, ¿Esta castigandome?

-Te veré después de clases.

Ahí se quedó ella un tanto sorprendida por el comportamiento de su profesor de educación física, una vena saltando de su frente, su sonrisa tensa pero sin el toqué de perderla.

Guerra quiere, guerra tendrá.

Al llegar su clase se la pasó siendo un tanto descarada, el juego asignado sería basketball. Sería su oportunidad, se quitó su sostén para dejar al aire sus senos liberados por la prisión de tela que usaba a diario.

Al salir no pudo evitar llevarse unas cuantas miradas un tanto atrayentes de varios chicos de su clase.

-Vistes, Kochō-san esta jugando.

-Una de las belleza de la Academia Kimetsu.

-Pueden ver con detalle no esta usando un sostén.

♥ ~ꄲꋊꏂ-ꇙꁝꄲ꓄ ꍌ꒐ꌦ꒤꒤ꇙꁝ꒐ꋊꄲ~ ❤ 🦋🌊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora