Capítulo XV

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El tarareo de alguien se puede escuchar a un par de metros del bosque, provenía de un chico en particular, con una singular belleza, incomparable.

Era como si, Afrodita le hubiera brindado parte de su belleza.

O al menos eso decían de él.

O, mejor dicho, eso decía su querido "amigo".

Se levantó del pedazo de madera que utilizaba como silla al ver acercarse la persona en la que estaba pensando anteriormente, en lugar de dirigirse a él, se da media vuelta, internándose más en el bosque iluminado por la luz cálida del Sol.

Pasa caminando al lado de un árbol, yendo en linea recta a la derecha para luego dar vuelta a la izquierda, al lado de 4 árboles hasta que se detiene en el último, recargandose contra el tronco del árbol, sintiendo las grietas a través de sus ropajes blancos y livianos.

Cerró los ojos por un instante, hasta escuchar las pisadas acercarse y detenerse frente a el, encontrando rápidamente los ojos rojizos con los propios grises apenas coloreados de un azul bajo.

"Nadie te siguió?" Pregunto mientras susurraba, posando sus manos en el rostro de su amante, este negó totalmente seguro, enterrando su cara en el cuello ajeno y dejando besos lentos y suaves en la piel.

Echo la cabeza hacia atrás dejándolo tomar más, dejando un pequeño rastro de besos hasta su manzana de Adán, donde mordió ligeramente y este jadea.

"Oh" soltó en voz baja mientras abrazaba al otro por el cuello.

"Karl" hablo suavemente sobre su oído, se estremece un poco por aquello, respirando con normalidad tratando de prestarle atención.

"Si?" Su cuerpo esta más pegado a él que antes. Respirando contra la piel blanca, vuelve a dejar pequeños besos.

"No nos dejes".

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"Así que hoy te casaras, he?" Pregunto con visible tristeza en sus ojos negros bicolor, Karl se sentía mal por verlos así, el no quería nada de eso.

"Estaremos bien" dice, tratando de subirle los ánimos tomándolo de las mejillas y haciendo que lo mire "es por ustedes, estarán bien" presioná sus labios contra los de Aleid en un beso lento y casi se sentía como una de despedida.

"Estaremos bien" dice, tratando de subirle los ánimos tomándolo de las mejillas y haciendo que lo mire "es por ustedes, estarán bien" presioná sus labios contra los de Aleid en un beso lento y casi se sentía como una de despedida

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Desde arriba de aquella piedra plana, tomando de las manos a una total desconocida que ahora era su esposa, podía sentir sus miradas sobre ellos y la tristeza de dos almas.

Mientras les ponían aquellas diademas que simulaban hojas de oro y ramas, siente un completo rechazo sobre esto, pero tenía que hacerlo, los podría proteger de esta gente, no? De ella y todo estaría bien.

Mientras que todos celebraban por el nuevo matrimonio, su mundo se fue por dos caminos diferentes. Caminos por el que ya no podía pasar. Era abandonar todo lo que amaba, para proteger todo lo que amaba.

Y no le gustaba.

Pasaron horas, en cada minuto extrañaba los brazos de sus amantes, al diablo, no tomaría una porquería que decía unir sus almas en eterno amor.

Tan pronto oscureció, Karl decidió buscar a Aleid y Pand, necesitaba verlos, pero..

"Aún no hemos terminado la unión" Iris le recordó "dijiste que hasta que terminara, te irías a buscar a aquellos, teníamos un trato".

"Simplemente, no puedo" la mujer, lo miro como si fuera la peor decisión de su vida.

"Muerte entonces"

Karl se fue rápidamente, mirando todas partes, buscando tan rápido como podía.

Hasta que escucho una turba de gente en el centro de lo que parecía pueblo, sintió como algo quiere salir de su garganta al ver rastros de sangre en la tierra.

Cómo pudo se acercó y se abrió paso entre la gente, para obtener una vista horrible de ambos siendo golpeados hasta la muerte, la sangre que salia de la nariz y boca de Aleid y Pand siendo pateado hasta que dejará de moverse, Karl trato de llegar desesperadamente a ellos pero lo tomaban para que no interrumpiera, Karl grito entre lágrimas:

"¡DÉJENLOS! ¡No les hagan más daño!" Siente que el aire se le escapaba, su cara se llenaba de lágrimas, patea y golpeó a la gente hasta que lo sueltan y cae al suelo, se arrastra a ellos llorando a mares.

Ellos estaban muertos.

Y en un parpadeo, él también, lo último que sintió fue algo cortando su cuello.

Se sintió como, como si estuviera flotando, pero quizá estaba muriendo.

Entonces Karl se despierta sobre exaltado, asustado como aquella vez, creyendo que está a punto de suceder otra vez, mira a su alrededor y se da cuenta de que está en su cuarto, con Sapnap y Quackity durmiendo plácidamente sobre su cama, él en el medio.

Suspiro profundo cansado.

Todo estaba bien.

Sonrió y revolvió el cabello de ambos sin ser brusco para no despertarlos.

Se bajó de la cama con los pies descalzos, sin importarle, sale de su cuarto y cierra la puerta detrás de él. Estaba algo sediento.

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–Los Doppelgänger existen desde hace mucho tiempo, pueden ser los dobles del pasado, cada 300 años o posiblemente más, quizás menos..– Karl se muerde ligeramente la lengua–.. podría decirse que vuelves a nacer? Agh, no estoy seguro- llevo una mano a su frente –perdón, no he dormido bien.

–Oh, no,esta bien, puedes contarme después– contestó Dream. Aunque sabía que a Clay no le interesaba.

–Bien, ahora– Karl se paró bien y se dirigió a las escaleras –ve y cámbiate esa camisa, nadie tiene que verte así y apestas a sangre, bañate.

–Cómo tu digas, madre– Karl sonríe y sube las escaleras, dejando atrás a Dream.

Suspiro lejos ahora arriba, tenía hambre aún, pero eso podría esperar para otro momento, cuando Dream no esté deambulando y robándose las bolsas de sangre.



Hasta la última gota °⣿ DreamNotFound Donde viven las historias. Descúbrelo ahora