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Cuando una alarma de mi celular sonó en medio del trabajo le avisé a Hyojung que iría por los gemelos. En la oficina todo el ambiente era pesado y monótono, y con el proyecto que actualmente trabajábamos era un peso extra, la gente de la empresa sabía que nuestro piso no era realmente querido por el CEO, por eso nos esforzábamos con cada proyecto para poder recibir su aprobación.

Curiosamente, estos últimos días el clima también se comportaba extraño, días calurosos y noches frías que me habían obligado a vestir aquella camisa delgada que podía jurar se sentiría igual sin ella encima, pero aún así debía hacerlo ya que no podía usar solamente una blusa de tirantes debido al código de vestimenta en la oficina.

Llegué al pequeño estacionamiento del lugar, colocándome un saco que había traído especialmente para evitar quemarme la espalda una vez afuera. A la lejanía la maestra de los gemelos me notó y soltó sus manitas para que vinieran corriendo hacía mí, pero sólo Jihyo fue a recibirme alegremente.

Cuando ambos pequeños estuvieron a mi lado, y después de despedirme de su maestra, con algo de prisa entré al auto junto con los niños, pensando en el comportamiento extraño del pelinegro.

—Jiho —intenté llamar su atención cuando nos detuvimos en un semáforo, lo miré por el retrovisor al no escuchar respuesta —¿pasa algo cariño?

—No. —he de admitir que mi corazón dolió por el tono seco con el que me contestó, pero en vez de presionarlo para que me respondiese lo dejé pasar volviendo a conducir el auto, más tarde descubriría que estaba pasando con él.

Esperaba que pudiese alegrarse más en la oficina. Los gemelos eran famosos en el piso de la oficina, tal vez más que su propia madre; no era la primera vez que los llevaba pero sí habían ido algunas otras veces, eran tan callados como su padre que pasaban desapercibidos y no era hasta que Seo los encontraba la gente de la oficina se daban cuenta que ahí estaban.

Seo era muy agradable con respecto a eso, muchas veces se ofrecía incluso a pasar por los niños a la escuela y aunque me negaba sabía muy bien que contaba con su ayuda por lo que, aunque me era incomodo aún, le pedía permiso para traer a los niños cuando debía quedarme a trabajar y era mi turno de ir por ellos.

Aunque para el jefe no era ninguna molestia pues él mismo se divertía con ellos en su oficina permitiéndome avanzar con una gran cantidad de trabajo.

Las puertas del elevador se abrieron y los ojos de Hyo se cerraron al sonreír demás al notar las personitas que se aferraban a mis manos.

—Jio —Hyojung solía llamarlos así para referirse a los dos, era la única que hacía eso por lo que era un apodo especial entre los tres.

Mientras los pequeños hablaban emocionados con mi compañera me dirigí a la oficina del jefe para avisarle sobre la llegada de los gemelos.

—Pasa. —lo escuché del otro lado de la puerta después de tocar ésta.

Abrí asomando mi cabeza.

—¿Cómo sabía que era yo?

Levantó su mirada de unos papeles que leía en el escritorio, aquellos no parecían ser de "El principito", me sonrió antes de hablar.

—Sólo lo supe.

—!Mamá! —busqué la voz aguda de Jiho dando con Hyo trayéndolos a dónde estaba mientras ella hacía de la cabeza de un tren.

—Hemos llegado a su estación pueden bajarse.

La puerta se abrió completamente dejando ver a Seo.

—Pasen. —les habló con una ternura que jamás usaría con sus empleados.

Jiho entró más alegre que antes, sintiéndome ligeramente mejor busqué por Hyojung pero ya había desaparecido del pasillo.

—Los dejo a tu cuidado —asintió cerrando la puerta después de que viera acomodar a Jihyo su mochila encima de la mesa que especialmente Seo había comprado para ellos.

Me acerqué con Hyo volviendo a concentrarme en mi trabajo, cosa que no duró mucho tiempo pues la chica a mi lado me invitó a comprar unas bebidas. Con los niños bajo el cuidado de Seo y con el trabajo controlado acepté y nos dirigimos a un café cercano del edificio que solíamos frecuentar.

Al salir del edificio una ráfaga de aire me golpeó la cara, comenzaba a atardecer y el aire frío ya comenzaba a propagarse con fuerza. Abracé mis brazos con mis manos para evitar sentir el frío del ambiente, había olvidado mi saco en la oficina.

El aire tibio del establecimiento nos recibió al entrar por la puerta y por fin pude despegar mis manos de mis brazos, efectivamente, se encontraban frías.

Hyo fue al baño en lo que yo pedía las bebidas, al parecer el frío le había dado ganas de hacer pipí, Jihyo era igual.

—Un latte de vainilla y un capuccino, calientes, para llevar, por favor —pedí cuando llegó mi turno en la caja, la chica que atendía me pidió esperar por lo que me quedé a un lado del mostrador dónde no obstruyera a otros clientes.

—¿Eun? —escuché a mi izquierda, volteé encontrándome con Jaehyun, sus ojos parecían analizarme para confirmar si era realmente yo.

—Jae...es raro encontrarte por aquí.

Tenía que admitir que su presencia me había sorprendido, por un momento pude notar su cabello peinado de una manera elegante y formal, con un tono rosado pintando sus mejillas. No recordaba cuándo había sido la última vez que lo había visto de esta forma. 

—Fue una recomendación de un empleado. —sonrió cuando la chica de la caja llegó a tomar su orden

—¿Ya pediste Eun-? —se detuvo al darse cuenta que se encontraba Yoonoh. —no puede ser, ¿mis ojos no ven mal? Eunsoo no me digas que este hombre tan guapo está casado contigo porque es como salido de un cuento de hadas.

La tercera persona rio ante las palabras de Hyojung acercándose a donde estábamos dejando el lugar de pedidos libre.

Me dio una rápida mirada, como si pudiéramos leer nuestras mentes, intuyendo lo que quería darme a entender mordí mis labios, moví mi cabeza en negación. Hyojung no sabía sobre nuestro divorcio.

—Un latte de vainilla y un capuccino —la chica sonó una pequeña campana en el mostrador mencionando nuestros pedidos, me alejé de mis acompañantes para pagar pero antes de extenderle el dinero a ella los dedos de Jaehyun sujetaron mi muñeca alejando mi mano con el dinero.

—Pagaré por lo suyo también —la chica recibió su tarjeta con ambas manos.

—Espérame en la entrada —atendí sus palabras llevándome a Hyo hacia la entrada del local, mientras él pagaba.

Jaehyun se alejó del mostrador y caminó hacia nosotras extendiendo la cajita de las bebidas que agarró Hyo, en su mano aún quedaba una pequeña caja y la bebida de él. Acercó la caja a mis manos.

La chica a mi lado chilló emocionada por la escena que acababa de suceder frente a ella.

—Para ustedes y los niños —tomé la caja, agradeciéndole en un susurro.

—Bueno, nos vemos Yonooh, fue un gusto encontrarte —se despidió Hyo mientras abría la puerta para salir pero antes de seguirla fui detenida por un peso extra que sentí en mis hombros, me volteé hacia él.

—La temperatura baja mucho a estas horas, podría darte un resfriado.

Dejó el saco en mis hombros, notó un mechón que caía en mi cara acomodándolo por detrás de mi oreja, al notar lo que había hecho frunció sus labios y su mano se alejó tambaleante.

—Gracias —apenas y fue lo único que pude decir— . Come bien y no te duermas tan tarde.

—Lo haré.

Salí del local seguida de Jae y emprendí camino a la oficina, Hyo caminando a mi lado todavía volteó su cuerpo para agitar su mano en forma de despedida, había olvidado despedirme de él. Cruzamos la calle y volvimos al edificio para terminar con el trabajo que habíamos dejado pendiente.

【❤】

It'll Be Okay; Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora