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Me asomé por la ventana del local después de escuchar un trueno lejano provenir del cielo, especialmente el clima del día se encontraba totalmente frío y las nubes del cielo se veían tan pesadas que parecían ser capaces de caer del cielo en cualquier momento.

—Aquí tienes cariño.

La señora que hace unos momentos había desaparecido por una puerta dentro del local reapareció frente a mí, mostrándome un ramo que tenía unas rosas blancas como protagonistas, acompañadas de unas pequeñas flores de color morado y azul un poco más pálidas.

Después de pagarle y agradecer, me subí al automóvil retomando mi camino.

Cuando el proyecto en el que trabajábamos fue aprobado por el CEO, Johnny nos dio unas pequeñas vacaciones antes de comenzar formalmente con el rodaje oficial. Especialmente Hyojung y yo habíamos aprovechado ese descanso para quedar en una cafetería y ponernos al corriente de nuestras vidas. Mientras ella me contaba lo excelente que lo estaba pasando con un chico que conoció en las  citas a ciegas a las que su madre le había insistido ir, de mi parte decidí contarle sobre mi divorcio, cuando escuchó de la noticia comenzó a insultar a Yonooh en todos los idiomas que conocía, y aunque intenté convencerla de que había sido una decisión de ambos (cuando claramente él era el que había llegado una noche a entregarme aquellos papeles) no impidió que me dejase claro el primer lugar que ocupada en su lista de personas que más odiaba.

Por otro lado, a pocos días de que terminase nuestro descanso decidí ir a visitar a mis familias, por recomendación de Hyo al notar que la última vez que había ido a visitarlas había sido hace ya bastante tiempo. Los había dejado en el olvido y ni siquiera había caído en cuenta de ello.

Pronto aparqué en el estacionamiento de un pequeño edificio que realmente no solía habituar, cuando entré, un guardia me recibió, anoté mis datos de identificación en la libreta de visitas y me dispuse a caminar entre los largos pasillos del lugar. Mientras buscaba me topé con un nombre conocido grabado en unas de las placas que identificaban cada pequeño nicho del lugar. 

—Hola papá.

Saludé, acomodando el arreglo de flores a un lado de la urna de mármol. Me alejé para dar una vista más panorámica al pequeño espacio; los otros objetos que acompañaban la urna era un fotografía junto con mi madre biológica y una pequeña Eunsoo con dos coletitas, un reloj que él jamás se quitaba y las flores que recién había acomodado. Me acerqué a la foto, acariciando su cara con delicadeza, como si realmente fuese capaz de sentirlo.

—Nunca pensé que estaría pasando por lo mismo que ustedes dos —me quedé en silencio, al igual que todo el lugar— ¿los niños? te extrañan, incluso Renjun lo hace, pero hay una niña que te extraña mucho más que ellos, a veces es tonta en lo que hace, carga más de lo que debería y otras veces quiere rendirse... —mi voz se cortó, un nudo se formaba en mi garganta junto con las lágrimas que comenzaban a nublar mi vista— pero Yonooh está a mi lado, como se lo encargaste. Bueno, algo así.

Alejé mi mano para limpiar las lágrimas que corrían por mis mejillas, no sabía que decir en estos momentos. Cuando él tuvo que partir yo no tenía ni siquiera el mes cumplido de ser madre. En un pasado yo misma había pasado por la situación del divorcio de mis padres, incluso si estaba estudiando la universidad, siendo ya una adulta, aquella noticia me había impactado de una manera tan trágica.

Según mi mamá, ambos habían dejado de sentir el amor necesario para vivir juntos. ¿eso también era lo que pasaba con Yonooh?

It'll Be Okay; Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora