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Busco con la mirada aquella camioneta familiar una vez que estoy cerca de la dirección que me había indicado por mensaje. La vida nocturna parece contagiarme su alegría, especialmente ese día me había sentido muy bien, feliz, me atrevería a decir.

Visualicé la persona de Jaehyun siendo alumbrada por la luz del interior mientras parecía estar hablando con alguien por teléfono, cuando notó mi presencia se bajó del auto, colgó la llamada y se acerco a la puerta del copiloto para abrir.

Agradecí el acto ya que me costaba usar mis manos debido a la bolsa pesada que había tenido que llevar a la grabación; una vez adentro y con Jaehyun a mi lado, me reí por la escena que había sucedido con anterioridad.

—No me creerás si te digo que me pasó hoy en el trabajo. —dije animada.

No recibí respuesta suya pero el asentimiento que dio con su cabeza me invitó a seguir hablando.

—En la mañana Jiho se veía muy animado, me contó que la maestra les dijo que iban a cultivar tomates en su escuela, en el trabajo Hyo me llevó una rebanada de flan muy rica, de verdad que hace mucho tiempo no había probado un postre tan delicioso, luego fuimos a la grabación y en el set llegó un camión de bebidas, es la primera vez que veía uno de esos, me sorprendió bastante— escuché su risa a mi lado.

—¿Llevaron cosas ricas?

—De las mejores, no sólo bebidas, también tenían una máquina de churros.

Ambos reímos sin saber el porqué, no había sentido el tiempo en el auto pasar porque ya nos encontrábamos en el estacionamiento del restaurante. 

Una vez adentro, nos recibió un hombre uniformado que parecía guiar a los clientes que tenían reserva en el local, aquel pelinegro nos guío amablemente hasta nuestra mesa.

Me senté y en frente de mí tomó asiento Jaehyun, quien se encontraba sonriéndome y que al momento noté que yo también le sonreía.

Su piel resaltaba y brillaba debido a la iluminación del lugar, su traje negro hacía un buen contraste con su piel, resaltando ésta. Sus ojos que recordaba cafés se veían más oscuros y aquellos estaban refugiados por unas pestañas largas. Sus mejillas estaban pintadas de un ligero rubor, y sus labios estaban pigmentados de un lindo color rojo, parecía seguir sin dejar ese hábito de morder sus labios pues éstos estaban algo lastimados. Terminando con su cabello corto, levemente ondulado, y oscuro; era alguien realmente hermoso, no lo podía negar, siempre lo era. Pero particularmente hoy me había sorprendido ese hecho, o tal vez se debía a que no le había visto en un largo tiempo.

Parecíamos habernos quedado en nuestra propia burbuja cuando un mesero nos interrumpió para tomar nuestra orden.

Después de que el mismo mesero se retiró, dejándonos a solas, soltamos una pequeña risa.

—Y...¿cómo has estado? —pregunté.

—Bien, digo, todo está en calma, el departamento es algo frío pero los niños realmente lo aman, les gusta ver la ciudad en la noche.

—Es realmente hermosa. —dije, soltando las palabras como si estuviese hipnotizada.—Por cierto, ¿de qué querías hablar?

—¿Ah?, es verdad. Sólo curiosidad, de aquello y cómo lo estás manejando.

A decir verdad, me había tomado ese tiempo para pensarlo más a profundidad. Podía afirmar que en éste momento estaba más consciente de la situación que las primeras semanas que pasé con esa noticia en la mente.

Pensaba que, incluso si los niños decidieran vivir con Jaehyun, yo estaría bien con eso, no me convertiría en una persona ajena al aceptar su decisión, siempre sería su madre, así como si ellos decidieran quedarse conmigo, Jaehyun siempre sería su padre, y esperaba que él pudiese comprenderlo de esa manera, de mi parte me esforzaría por poder hacerlo felices y jamás soltar ese amor por ellos que apenas comenzaba a notar cómo era en realidad.

Quería seguir trabajando mi relación con el pequeño Jiho, quién ahora comprendía no era un niño introvertido ni tímido, simplemente no me tenía la misma confianza que le tenía a su hermana o a su padre. Quería hacerles sentir a ambos que eran lo más especial para mí y que mientras ellos fueran felices yo estaría bien.

—Estoy bien con lo que sea que decidan los niños, espero que tú también estés decidido a respetar cualquier cosa que prefieran.

Por un momento pareció tener una expresión de confusión en su rostro, ligeramente molesta, pero se desvaneció al momento en que llegó el mesero con nuestra comida. Agradecimos cuando destapó la botella de vino y sirvió en ambas copas, para después alejarse nuevamente.

—¿Entonces?...eso es sobre los niños, claro—con su dedo índice rascó el puente de su nariz—, pero, ¿algo más?— habló después de haber tomado del vino en su copa.

—No, creo que es todo. —di por terminado la conversación para disponernos a comer, en silencio. Con una melodía desconocida de ambiente.

Hasta el momento en que nuestros platos se vaciaron y la botella comenzó a disminuir su nivel habíamos estado en completo silencio, con los sonidos de las otras personas de fondo, y una casi silenciosa melodía proveniente de un piano, acompañando alrededor.

—Eunsoo. —habló, captando mi atención que se había sumergido en el gran ventanal a mi derecha que le daba vista a la ciudad iluminada. Cuando lo miré me encontré con una expresión apagada de su parte y un leve rubor en sus mejillas.— ¿No te has preguntado por qué?

—¿Qué cosa? —en su silencio donde pareció dudar, volví a beber del vino, sintiendo como inundaba su efecto en mi sistema.

—Nada. Es sólo que, pensé que dirías algo más, no de los niños específicamente.

—¿Hay algo qué deba decir? —pregunté notando el tono apagado que comenzaba a aparecer en su voz.

Movió sus labios intentando formular una palabra, noté cómo pareció tragar algo sin haber tomado un bocado de algo. Sus acciones me intuían que intentaba evitar llorar; preocupada, tomé su mano, proporcionando unas leves caricias, intentando calmarlo.

—¿Estás bien?¿Sucede algo malo?

—Eso no es lo que importa. —susurró, apenas logrando que lo escuchara. Desvío su mirada, alejando su mano, concluyendo la conversación con algunas lágrimas en sus ojos de las cuales no sabía su razón.

Así fue como la velada que al principio se había sentido cálida, se apagó por completo. Al principio se había sentido bastante alegre y familiar, remontándola a los tiempos en los que me escapaba de casa para ir con Jaehyun, quien solía esperarme en una tienda de helados cerca de la universidad, según yo para que los vecinos no chismosearan sobre nosotros; en esas citas, nos tomábamos de las manos sin decir nada por un largo tiempo caminando en las calles poco iluminadas, sólo disfrutando nuestra presencia, o en otras ocasiones cuando íbamos a lugares a los que ninguno de nuestros padres nos pudieran ver: la biblioteca central para leer novelas, el cine de la ciudad para ver las nuevas películas de acción que tanto disfrutaba y las de romance que amaba Jaehyun, en las canchas de deportes de la universidad o en las cabinas telefónicas donde nos hundíamos en largos besos hasta que empezáramos a sentir nudos incómodos en nuestros estómagos. 

Aquellos recuerdos en los que a pesar de estar en la ciudad con crecientes tendencias, Jaehyun seguía escuchando "take my breath away", convirtiéndola en nuestra canción favorita al punto de ser la canción que bailamos en nuestro primer baile de casados; en la pequeña sala de la casa de mi madre y con mi familia alumbrándonos con pequeñas velas y el cuarto decorado con algunos globos y serpentinas mal colocadas. Tal vez fueron aquellos recuerdos que me hicieron caer en cuenta que estaba dejando a Jaehyun atrás y aunque quisiera negarlo, había algo dentro de mí que me impedía alejarme de él.

¿Por que si nos amábamos tanto en aquella época ahora se sentía como si todo hubiese acabado?. Como si el libro de nuestra historia de amor hubiese llegado al final. Y ¿Por qué sentía una sensación extraña en mi pecho al pensar en ello?

【❤】

It'll Be Okay; Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora