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Aprisioné por quinta vez mi dedo pulgar entre mis dientes, mordiéndolo para disipar mis nervios acumulados.

El nombre de "Cariño <3" identificaba a ese número, no quería pensar en qué momento había decidido agendar de esa manera a Yonooh y por qué hasta este momento no me había decidido a cambiarlo.

Saqué el dedo de mi boca mientras me acomodé de nueva cuenta en el sofá, inhalando una gran cantidad de aire para por fin marcar el icono de llamada.

Me había mandado a buzón de voz.

Pasé mi lengua por mi labio inferior indignada por lo que acababa de pasar. Y tan rápido como pude, mis dedos cayeron en la configuración del contacto para cambiar su nombre, "Papá de Jihyo y Jiho", escribí y después de aceptar el cambio tiré el aparato a un lado mío.

Espere, ni un segundo, y comencé a rebuscar en la lista de contactos un número diferente pero que igualmente me ayudaría a saber el paradero del castaño.

Volví a marcar, y esta vez, en dos tonos me contestaron.

—Editorial Haeji, un gusto que nos haya contactado, le habla Choi Yewon ¿En qué le puedo ayudar?

Mi garganta se secó en un instante por los nervios que se apoderaban de mi cuerpo. Jamás me había atrevido a buscar a Yonooh en su trabajo de esta forma.

—Yewonnie —hablé con una voz cariñosa que únicamente usaba con mis hijos, intentando que la chica del otro lado de la llamada adivinase quién era, afortunadamente lo hizo.

—Oh, señorita Eunsoo ¿a qué se debe el placer de escucharla?

—Ahh...de casualidad ¿Yonooh estará en su oficina?—dije sin más, sintiendo mis orejas arder a causa de la vergüenza.

—No se encuentra, tuvo que salir a una reunión urgente pero si gustas dejarle un mensaje me encargo de pasárselo.

—N-no, está bien —respondí aún con los nervios presentes—. Yewon, ¿podrías no decirle que llamé?

—¿Está segura? —escuché del otro lado a la chica dudar—. Está bien señorita, no le diré nada, hasta luego.

—Hasta luego Yewonnie.

Me despedí colgando la llamada. El propósito de mi desesperada búsqueda por Yonooh era encontrar alguien que cuidase a los niños para el día de mañana, lo más temprano posible porque la cita de la reunión era más temprano de lo que usualmente solía ser nuestro horario de trabajo.

¿Debería llevarlos con la madre de Renjun?, pensé pero al instante borré esa idea de mi cabeza, no le pediría un favor de esos a la señora que apenas podía mantener a su hijo.

Le dejaría un mensaje a Yonooh, esperando que por lo menos me dejase en visto.

Sentí mis ojos pesar y lentamente se fueron cerrando, pero una corriente de aire provocó que mis ojos se abrieran de golpe.

Tomé mi teléfono sintiendo gotas frías de sudor caer por mi frente. Me había quedado dormida, o me había teletransportado en el tiempo, eran las únicas cosas que podían responder el porque el sol mañanero comenzaba a iluminar la habitación.

Subí acrobáticamente las escaleras sin hacer ruido, tomé la ropa que usaría ese día y en unos minutos me bañé, con agua fría; me vestí, me peine y me maquillé. Desperté a los gemelos y en lo que ambos apenas comenzaban a quejarse en sus camas bajé las escaleras para comenzar a preparar su desayuno.

Jiho y Jihyo eran realmente pequeños, para mi, pero a sus tres, pronto cuatro, años ya podían ponerse sus ropitas, cosa que pensé era normal pero descubrí que no cuando las otras madres me contaban que sus hijos habían comenzado a hacerlo entre los cinco y seis años.

Antes de poner un pie en el primer escalón para ir a revisar a lo gemelos un llamado en la puerta me lo impidió.

Con una mueca de confusión me dirigí a ésta y la abrí sintiendo como el frío de la mañana se colaba dentro de la casa.

Noté como sus orejas estaban rojas, al encontrarse con mi mirada se acomodó su bufanda cubriendo sus labios.

No sabía cómo pero Jaehyun se encontraba frente a mí. Por un instante recordé que el mensaje que estaba supuesto a enviarlo jamás lo hice y esa misma era mi duda del porqué se encontraba aquí.

—¿Por qué viniste?

Me regañe internamente por lo grosero que había sonado lo que dije.

—Yewon me dijo que llamaste cuando llegué a la oficina, ayer me fui directo a dormir y dejé mi celular en el trabajo.

Entonces había sido su secretaría, aunque no cumplió con su promesa estaba agradecida de que se encargase de lo que no pude hacer. Le debía ésta junto con otras más.

Lo dejé pasar, sintiendo nuevamente el calor del hogar.

—¡Papá! —Llegaron ambos niños corriendo desde las escaleras ya vestidos.

Ambos gemelos aún tenían un nido de pájaro en sus cabecitas,

Me dirigí a la cocina, escuchando las voces que alegraban el silencioso hogar que habíamos pasado esa última semana, inconscientemente sonreí.

Les serví a los niños y pregunté a Yonooh si el también había comido y aunque dijo que sí, se notaba que estaba mintiendo.

Nos hice de comer y cuando terminé lo mío tomé un peine que había puesto en las bolsas de mi saco para arreglar el cabellito de los gemelos y dejarlos presentables.

Una vez que los niños terminaron de comer volvieron a subir a las escaleras, entonces me acerqué a Yonooh que ya se encontraba en la puerta, listo para salir.

—Sólo debes recogerlos de la escuela.—indiqué secando mis manos que había mojado al lavar los trastes.

—¿Segura?

El tono de su voz me descolocó en el momento. Presioné mis labios en una línea recta, por la manera en la que me había contestado.

—A Jiho, bueno, lleva a los dos a comer afuera —Relamí mis labios para después ver mis manos sin un motivo—. Últimamente lo he notado algo distante, si puedes háblalo con él.

Sonreí finalmente viéndolo a los ojos, aunque se había cubierto nuevamente con la bufanda supe que estaba sonriendo por sus ojos que se achicaron y sus mejillas que se habían levantado.

—¿Puedo llevarlos al departamento?

Borré mi sonrisa. No me disgustaba que lo hiciera, en otra situación, pero tampoco podía evitar pensar que todo lo que tenía que ver con los niños tenía intenciones escondidas.

—Lo permitiré sólo porque voy a llegar cansada del trabajo —Le advertí señalándolo con el dedo índice, soltó una risa.

—Está bien.

Los niños bajaron y se despidieron de mi agitando sus manitas con fervor.

—Nos vemos mami —escuché por último de Jihyo cuando comenzó a alejarse.

—Suerte en la junta. —Se llevó a los niños a su auto donde todavía alcancé a ver como le ponía el cinturón de seguridad a ambos.

Volví a la casa para dirigirme a la mesa donde dejaba todos mis papeles importantes y acomodarlos en mi portafolio, repasé todo lo que debía llevar en mi mente y cuando supe que ya tenía todo, me despedí de la casa para conducir al trabajo.

Un día agotador me esperaba.

【❤】

It'll Be Okay; Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora