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La luz artificial proveniente de la pantalla del celular golpeó mi cara al momento de revisar la hora. Tan rápido habían dado las seis de la tarde. Mi vista cayó en la ventana donde podía ver los rayos del sol colarse con delicadeza, enderecé mi espalda sintiendo un leve dolor en ella y algunos de mis huesos crujir, espero que no se haya roto algo.

Después de estirarme, mis dedos vuelven a tocar las teclas de la computadora, ya había terminado la mayor parte de mi trabajo, sólo debía revisar unas pocas cosas y pronto tendría todo finalizado para tener tiempo de preparar la cena.

Duré unos minutos releyendo los textos de la computadora y escribiendo en ellos, cuando terminé, tuve la idea de revisar si Jaehyun ya había respondido mi mensaje. 

"Los niños quieren cenar contigo :)"

Tal vez no me respondía por la carita que había puesto, nunca me acostumbré a escribir mensajes con emojis o cosas así, solía confundir la emoción que intentaban expresar.

Suspiré volviendo a ver la pantalla con mi mensaje marcado en visto, comenzaría a preparar la cena si de pura casualidad se le ocurría venir, para entonces tendría algo preparado si así fuera el caso.

Los rayos de luz que cruzaban la ventana comenzaban a opacarse volviéndose más débiles, pronto anochecería completamente. La casa estaba en silencio.

Mi corazón se agitó y por un segundo casi sentí que se había detenido, sentí un sudor frío recorrer mi frente y bajar por mi cuello. Mis niños a pesar de ser tranquilos acostumbraban a hacer ruido todo el tiempo, eran niños después de todo. Grité el nombre de ambos, convenciéndome de que sólo estaba sobre pensando las cosas, pero nadie me respondió.

Esperaba que me estuvieran haciendo una broma, y si me enteraba que así era los perdonaría porque estaría tan asustada que ni siquiera se me ocurriría regañarlos.

Volví a alzar la voz más fuerte, pero aún no recibía una respuesta.

Corrí hacia las escaleras, pero un reflejo de luz en ellas hicieron que girase hacia la puerta principal, la cual estaba abierta. Para ese momento mi pulso se había descontrolado y no podía dejar de sudar frío.

Tal vez habían salido a jugar afuera, tal vez cuando salí y vi el portón abierto era porque se me había olvidado cerrarlo, tal vez ninguno de los mil escenarios que pasaban por mi mente habían ocurrido.

No me di cuenta en qué momento pero mis mejillas se encontraban empapadas de lágrimas. No me importó mi apariencia cuando salí de la casa, cerrando bien el portón por si de casualidad los niños no habían salido a casa. Busqué desesperadamente cerca del vecindario, dando unas cuatros vueltas alrededor de la manzana, sin resultado alguno.

Seguí caminando, alejándome cada vez más de la casa. La gente que me encontraba volteaba a verme extrañada. No tenía mi mente clara, había chocado con algunos contenedores de basura pensando que podrían estar escondiéndose.

Llegó un punto en el que no reconocía el lugar dónde buscaba, no sabía que hacía tan lejos, ¿tendría que ir a la policía? había escuchado que tenía que esperar treinta y seis horas, pero no aguantaría más de un minuto sin saber nada de ellos, comenzaba a desesperarme.

Volví a casa corriendo, como si alguien me estuviese persiguiendo, el alumbrado de las calles comenzaba a iluminar mi camino, eso significaba que la noche ya había llegado. Jiho le tenía miedo a la oscuridad.

Un claxon repentino me asustó. Volteé asustada al ruido que desató mis nervios, las luces del auto me cegaron por un momento, no sabía quién era hasta que se bajo de él para acercarse a mí e inspeccionar mi cara con detalle.

—¿Qué sucedió?

Mis manos temblaban descontroladamente, tomé sus brazos con mis manos aferrándome a él y permitiéndome llorar. Balbuceé, ni siquiera supe que fue lo que dije pero el había logrado entenderme, entre la desesperación me ayudó a caminar al auto para dirigirnos a casa.

Su pulgar acariciaba a mi mano temblorosa, cuando necesitaba usar la palanca de cambios sabía maniobrar para colocar mi mano sobre la palanca y luego cubrirla, el transcurso en silencio no me calmó del todo, pero la calidez de su mano me había regresado a mis sentidos.

—Tal vez sean traviesos, pero a ellos jamás se les ocurriría escaparse de casa — Con su mano libre limpió mis lágrimas y antes de soltarse de la otra, la acercó en dirección a sus labios, pero se detuvo antes de moverla un milímetro más. Suspiró soltando mi mano y saliendo del auto.

Lo seguí hasta dentro de la casa, encendí las luces con el silencio aún presente, busqué a Jaehyun y lo encontré bajando de las escaleras, negando con su cabeza. Antes de que mis ojos volvieran a inundarse en lágrimas se acercó a la puerta que estaba cerca de la entrada.

Dio dos golpecitos pero ni el primero hizo falta para que la puerta rechinase, el cuarto estaba abierto. Pude sentir mi pulso que se había disparado regresar a la normalidad, y las lágrimas que ahora sentía de nuevo eran de alegría.

Abrí por completo la puerta para encender la luz de la habitación. Jiho y Jihyo dormían tan despreocupadamente en un sillón, quise acercarme a ellos pero Jaehyun me lo impidió tomándome del hombro.

—Pensé que lo habías cerrado cuando te fuiste. —le dije.

—Perdí la llave hace unos años.

Escuché una pequeña risa de su parte. Una pequeña habitación que se encontraba al lado de la entrada había sido un lugar que Jaehyun especialmente diseñó para nosotros,. Cuando se construyó la casa debatimos mucho en qué uso darle a ese pequeño cuarto y como tener hijos aún no estaba en nuestros planes, él decidió construir nuestro hogar dentro del hogar. Así lo había nombrado él.

Era un cuarto insonorizado porque dentro había un piano que él alguna vez en su adolescencia había aprendido a tocar. Tal vez por eso ninguno de los niños me había escuchado gritar.

Tomé la mano de Jaehyun dándole un leve apretón, vaciando el cúmulo de emociones que había experimentado unos momentos atrás.

—Voy a preparar la cena.

—Te ayudo.

Llevó a los niños a su cuarto para que descansaran mejor. Cuando bajó yo ya tenía puesto un delantal y me encontraba limpiando los vegetales que usaría para la cena.

Se acercó en silencio para ayudarme.

—Me pregunto por qué las puertas estaban abiertas. —hablé en voz alta cuando esa idea cruzó por mi mente.

—Tal vez estabas tan preocupada para ver si realmente estaban abiertas.

No le creía del todo y tampoco podía creer en mí; no fui capaz de ver la puerta del cuarto abierta, pero estaba segura que la puerta principal y el portón sí lo estaban. Podía ser lo que decía Jaehyun pero tampoco creía que mi mente me había jugado tan mal para no estar consciente en ese momento. Por ahora sería un misterio por el cual deseaba no volver a pasar.

【❤】

It'll Be Okay; Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora