Luego de aquel extraño encuentro, Eros me llevó a mi cuarto, me advirtió que más tarde irían a buscarme para entrenar en con las armas.
– Ahora no hablemos he intenta lucir lo más seria que puedas – sólo asentí, no estaba segura si él pudiera escucharme en su mente por más que yo intentara entrar.
Los pasillos con las mismas luces frías y la blancura de siempre, simple y cotidiana. Las personas iban vestidas idénticas a nosotros, o con sus uniformes negros o batas blancas de siempre.
Tic, tac.
Miles de pensamientos, miles de preguntas, para él, que no eran en el momento ni las circunstancias en las que deberían hacerse. Tic tac, ese sonido a que algo iba a salir muy mal empezó a sonar en mi mente. Lo observé de reojo, con su cabello desordenado, tan serio, sentí como mi corazón se expandía en un ardor sofocante junto al tic tac, como si no quisiera aceptar que ya no sentía todo por él con ese beso, que ya no seriamos nada más que amigos, bajé mi mirada al suelo controlando la angustia que estaba invadiéndome, respire profundo y seguí caminando, no volví a mirarlo en el trayecto, pero si sentí su mirada sobre mi varias veces, y cuando al fin llegamos a la puerta nos quedamos observándonos un segundo que pareció eterno.
Tic, tac.
– Te veo más tarde a13 – soltó al tiempo que abría mi puerta con una tarjeta, me dedicó una sonrisa cerrada y se marchó.
Tic, tac.
A13, no era mi nombre, no era como él me llamaba, no era la forma en la que esperaba que nos despidiéramos después de hoy, era necesario, nos observan de diestra y siniestra, pero aún así fue la gota que rebalsó el vaso.
Tic, tac.
Boom.
Entré, la puerta se cerró tras de mí, estaba segura de que había cámaras porque sentía la electricidad corriendo por las paredes, pero no podía parar, mi respiración se empezó a descontrolar, las lágrimas comenzaron a caer sin control, y recuerdos volvían a mi mente, toda clase de recuerdos sin orden alguno, el ardor en mi pecho crecía sin dejarme respirar, sin aire y sin forma alguna de control me apoyé en la pared y caí al suelo arrastrándome por ella sin poder controlarme.
Pasaron minutos y seguía igual, el temblor y las lágrimas no cesaban, el tic tac en mi cabeza sigue siendo constante, alterado únicamente por el pitido de la puerta indicando que se había abierto, pero se escuchaba como un eco al igual que las pisadas que se acercaban rápido. Alcé la vista para encontrarme con un Stig que había quedado estático frente a mí siendo apartado delicadamente por Iryna, con la preocupación pasmada en su rostro, sé que intentaba calmarme hablándome, pero las palabras se desarmaban en el aire, solo escuchaba mi respiración mezclada con mis latidos yendo demasiado rápido.
Iryna tomó mi rostro entre sus manos, pasó sus pulgares para limpiar mis lágrimas, me obligó a verle a esos ojos que se veían de un verde grisáceo brillante, intenté repetir una serie de palabras que me había enseñado mamá, su rostro apareció frente a mi como un recuerdo borroso recitando las palabras; "soy Kathia Petrova, tengo 18 años, vivo en Collinster, tengo una melliza, su nombre es Eva, mis padres son Anya Grinds y Klaus Petrova, Eros era mi novio, fue secuestrado, trabajo en el galpón de vegetales y enlatados" pero fue inútil intentar, y ella lo notó, porque en su mirada mostraba compasión y lástima, lo que menos quería era que alguien sintiera lastima por mí, cuando quise moverme no me dio tiempo a reaccionar y estampó sus labios con los míos, la sorpresa cortó mi respiración, ella no se alejó, cerré mis ojos y sentí como nuestros labios encajaban a la perfección, fueron unos instantes en los que pude sentir el sabor a miel y lo suaves que eran. Fue un beso inesperado y también uno que me dejó con ganas de más.
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Edén
Science Fiction(NOVELA EN REVISIÓN Y EDICIÓN) Desde el 2020, el año en que estalló la tercera guerra mundial es así, bombas bacteriológicas, nucleares, y químicas. Todo destruido, masas de tierra devastadas, algunas especies de animales extintas y otras modificada...