Cap16. ¿Tan débil me crees?

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Una vez terminado el combate cuerpo a cuerpo me alejé hacia la pared donde se encontraba mi espada sin volver a mirarla, no sería correcto y como es seguro Itzan y Viatrix están en mi mente viendo todo.

– No es necesario el control constante – digo al sentir su aroma a menta a mi lado.

– Así que sabe a miel – me responde Itzan ignorando mi comentario.

– Eso no es de tu incumbencia.

– Oh sí que lo es, de hecho, me incumbe mucho más de lo que puedas imaginar – me giro a él con la espada en mi mano apoyando la punta en el suelo y lo observo directamente a los ojos, de lo que me arrepiento rápidamente cuando pasa uno de mis cabellos detrás de mi oreja y dice – lamento no haber estado ahí.

Me descolocó, pero no me moví, me quedé ahí intentando descifrar si lo que decía era cierto, pero no me dejaba entrar, se dio cuenta de lo que quería hacer porque me sonrió de forma arrogante mostrando sus perfectos dientes acercándose un poco más a mí.

– No necesitas eso conmigo Ángel, no tengo intenciones de mentirte.

– Es una lástima, porque si no tuvieras nada que ocultarme, me dejarías entrar.

– Ahí dentro no hay nada bonito, ni que quieras saber, además no me has terminado de convencer – menciona quitándome la espada de mis manos, invitándome a acompañarlo con un movimiento de su cabeza.

– ¿Convencerte de qué? – inquirí – considerando el hecho de que me usan como cerdo al matadero para su supervivencia y el doctor desquiciado como rata de laboratorio, y que tú y Viatrix pueden vagar en mi mente cuanto les plazca porque aún no se crear esa barrera. Creo que si al menos quiero saber si lo que dices es cierto debería saberlo.

– Bien – dice lanzándome mi espada, tomando uno de los muñecos, esta vez con cabeza – Muéstrame lo que tienes y lo consideraré.

Viendo que se quedaba pegado a la espalda del maniquí que incluso a su lado parecía pequeño le pregunté – ¿Vas a quedarte ahí detrás?

– ¿Hay algún inconveniente?, ¿O temes por mí seguridad? – Dice girando la cabeza como un niño pequeño al no entender algo simple, lo que me hace soltar una sonrisa, haciendo que él también sonría – Muéstrame.

– Bien – di un par de golpes con él aún detrás, pero siempre hacía muecas o gruñidos, examinaba, negaba y no corregía – ¿Vas a ayudarme o te quedarás ahí?

– Estaba esperando que me pidieras ayuda, verás, primero, estás posicionándote mal – caminó hacia mí y manipuló mi cuerpo con el suyo, acomodó primero mis pies – imagina siempre que hay una línea entre tus pies, mantenlos separados, – luego mis rodillas – mantenlas siempre levemente flexionadas, – pasó sus manos por mis caderas apretándolas firmemente y con un poco de fuerza me acomodó para quedar con ellas mirando al frente, las subió lentamente hacia mis brazos, con su respiración en mi cuello sus manos pasaron a estar sobre las mías, que parecían pequeñas en comparación con las suyas – y las manos, las colocas dejando un pequeño espacio entre el mango y el cabo, así – empezó a blandir la espada conmigo y a darle al muñeco con delicadeza hasta que se detuvo.

Giré el rostro para verlo, pero lo encontré mirándome, estábamos otra vez muy cerca, giré el resto del cuerpo para quedar frente a él y lo miré sin expresión alguna, aunque estaba muriéndome por alejarme de él, había algo que me atraía tanto que me aterraba, las palabras que me había dicho en la cafetería sobre destruirme, utilizarme o liberarme volvieron a mi mente como advertencia, pero no me alejé. Sus ojos celestes estaban oscurecidos dejándolos de un azul profundo hipnótico, los encontré alternando la mirada entre mis ojos y mis labios y ahí me alejé. Me posicioné como me había explicado y con toda mi fuerza empecé a darle a aquel muñeco que tenía nombre y apellido.

Esta vez no fui a la cabeza, debía mostrarles que estaba en control, y debía guardar mis dotes de lucha en secreto para el combate final. Varias veces volteé a ver a mi equipo, Ivannya impecable con sus kunais, la mayoría en sus blancos, mientras que Iryna era guiada por Patrix, Sebastian estaba siendo ayudado por Brycee y Simón por Viatrix, claramente se veía el coqueteo viniendo de ambas partes. Al cabo de unos minutos había venido Viatrix a asegurarse de que todo estuviera bien.

– ¿Crees que estés lista para subir a la plataforma con Brycee?

– Creí que iría con Itzan – le respondo, ya que él había estado conmigo todo el entrenamiento.

– Él te lo dejaría fácil para no herirte.

– ¿Tan débil me crees? – Digo sabiendo que él también iba a escucharme.

– Está bien, voy contigo si tanto me quieres, pero no esperes una disculpa si te lastimas.

– No te la crees ni tú – Su risa sonó dentro mío con la misma arrogancia que se veía pasmada en sus labios curvados hacia arriba.

Patrix nos pasó el equipo de protección que estaba formado por un chaleco, un casco, y protectores de gemelos, pantorrillas y muslos.

– Iré primero con Ivannya – habló Viatrix esta vez en voz alta.

Ambas de acercaron a la plataforma ya armadas, Patrix las posicionó una frente a la otra, colocó su mano en medio de ambas y la sacó, marcando el inicio del combate, la primera en lanzar un golpe fue Viatrix, Ivannya al ver que no era ninguna clase de practica sacó sus kunais como si su vida dependiera de ello y empezó a lanzarle diferentes tipos, varios de ellos fueron esquivados, pero tres le habían dado a Viatrix, uno en la pierna otro en el chaleco y el último en su hombro que estaba desprotegido, dejando el shuriken clavado allí, ella lo sacó y en su lugar se pudo ver una profunda línea sangrante, pero eso no la detuvo, alzó su hacha de doble filo y la blandió con una brutal gracia en el aire mientras la derribaba a golpes con sus piernas dejando a Ivannya en el borde de la plataforma acorralada con el punzante cabezal del hacha en su cuello. Patrix contó al tres y las separó, las llevó a ambas con Stigs que se encargarían de cuidarlas hasta asegurarse que los Healtronss estuvieran disponibles.

Luego subieron Patrix y Sebastian, ambos realmente entusiasmados por lo que estaba por suceder, en mi mente sólo se reproducía una palabra, testosterona, pero a la vez sentía una pequeña parte de mi exaltada por subir ahí también. Ambos pelearon con hachas similares, más allá de que Sebastian más alto y grande, también era un poco torpe con su arma, lo que lo hizo perder ante la agilidad y experiencia de Patrix, luego subió Iryna con su hacha de doble filo y Patrix cambio de arma por una espada de doble hoja, muy parecida a la que Itzan mantenía apoyada en su hombro. Ella previno varios de sus golpes y no pude evitar soltar algunos suspiros de alivio, cuando Patrix le dio un golpe en la mejilla con el cabo de la espada tomé por inercia lo primero que tenía a mi alcance, cuando me di cuenta solté la mano de Itzan, un hilo rojo caía recto de su mejilla a su chaleco, siguieron por un tiempo hasta que ella logro derribarlo con un movimiento de sus pies y clavó el filo del hacha en el chaleco. Patrix la miró con admiración, se quitó la espada del pecho y llamó a Brycee a la plataforma acompañada por Simón.

Ella tomó una Katana para estar también a su nivel ya que Brycee, según lo que había visto prefería la espada de doble filo, lucharon y propinaron varios golpes y cortes en el otro, hasta que Simón partió su Katana en un mal movimiento, dejándolo indefenso, con el filo de la katana de Brycee al cuello alzo sus manos en señal de rendición acompañadas de una sonrisa incomoda que nos hizo reír un poco a todos.

Y ahora nos tocaba a nosotros, y tenía planeado ganarle, no importaba cuanto me doliera, derribaría su barrera mental y lo dejaría en el suelo debajo de mí y mi espada.

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