Cáp6. Asignados y Subordinados.

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La electricidad que sentía antes de abrazarlo se incrementó apenas hicimos contacto, como si él estuviera hecho de la misma energía del cambo de fuerza, cuando se lo llevaron una parte de mí se fue con él, esa parte no volverá, pero ahora él está otra vez conmigo, en mis brazos.

No creí volver a ver esos hermosos ojos, creí no volver a escuchar esa atractiva y juguetona voz, creí que nunca volvería a sentir su calor, pero ahora que vuelvo a hacerlo, me siento vagamente completa...

Escuché una risita femenina no muy lejos nuestro, él cortó el abrazo separándose de mí con brusquedad, separando consigo la electricidad. Si hubo una chispa de felicidad en sus ojos, desapareció, ocupando su lugar la pena. Formó un lo siento en sus labios que en mi sorpresa por su nueva fuerza no llegué a comprender...

– Ahí estás cariño, te estaba buscando, encontré a mi subordinada, hice lo que hablamos, le dejé...

La fuerza eléctrica que me había abandonado cuando cortó el abrazo volvió a mis manos, parece que se conectan a mis emociones, que ahora son un desastre. Ella por su parte me dedicó una mirada dulce y traviesa. Su cabello rubio, mucho más corto que el mío parecía danzar en el viento, sus ojos son de un café profundo y su figura es envidiable, alta, casi tanto como él, y delgada, muy hegemónica.

– ¿No vas a presentarnos? – volvió a mirarlo, pero él se mantuvo en silencio aún con su mirada clavada en mí.

– Soy Kathia.

– Que hermosos ojos. La heterocromía es algo maravilloso, ¿No crees? Es bastante normal, al contrario de lo que muchos piensan. Es algo que me fascina, además es más común que un ojo sea marrón o un verde muy oscuro y el otro tenga menor cantidad de melanina, pero tú tienes uno azul y otro verde, es hermoso.

– Gracias – acoté cortante y dudosa, Eros ni siquiera habló de mí.

– Pero que tonta soy, Amelie. Un placer conocerte. ¿Cuál se supone que es tu habilidad?

– Es una Electtra – habló Eros al fin, revoleando los ojos de forma obvia.

– No, es más que eso, no me tomes por idiota, puedo ver claramente que es parte Electtra.

– ¿Parte?

– Siento interrumpirlos, pero debo buscar a mi hermana.

Estaba por irme, pero su refinada mano me tomó por el brazo, ¿Qué tienen las personas con tomarme por alguna parte del cuerpo?

– No, ella ya debería de estar con su asignado – Me examinó de arriba abajo con disgusto una vez más y soltó – Si eres una Electtra, Eros es tú asignado y tu su subordinada – solté una risita.

– ¿Dije algo gracioso?

– Yo no soy subordinada de nadie, y menos de él – le dije mirándolo con disgusto esperando que eso tapara el dolor físico y emocional que me estaba causando.

La expresión de chica dulce que mantenía cambio drásticamente a una seria y disgustada pero divertida. Con su mano libre acarició mi rostro con cinismo, tomó mi mentón fuertemente obligándome a mirarla directamente a los ojos.

– Será tan divertido acabar contigo en el combate final. No importa cómo te entrenen, ni que arma uses. Acabaré contigo subordinada.

Zafé mi mentón de su agarre junto a mi brazo, pero mantuve la cercanía, su altura no me intimida, ni la furia que desprenden sus ojos me asusta. La electricidad y su sonido aumentan, la siento correr por mi cuerpo así que supongo que puede verla pasmada en mi rostro.

– Supongo que fuiste subordinada también así que te debe gustar seguir órdenes – la leve sonrisa que había en su rostro de desvaneció con mis palabras, así que continue – Deberás entender que a mí no, y en todo caso, no las respeto. No me provoques, Amelia.

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