Al cerrarse la puerta el frío aumenta, se expande y nada más queda el blanco color del aire congelado entrando a mi sistema, el frío me impide moverme, con el más mínimo movimiento podría partirme. Mi sangre congelada, mis músculos contraídos, mi piel helada... Somos el frío y yo, pero algo ingresa en mí, como si mi cerebro se expandiera y fuese a romperme el cráneo, las preguntas vuelven, todo se hace presente, todo lo que pasa, lo que pasó las probabilidades de lo que pueda llegar a pasar, todas las imágenes se repiten en mi cabeza... el secuestro de Eros... la depresión... el secuestro de mis padres... Eva cayendo por las escaleras... los disparos en el edificio de Anthony y Amara... el primer suero... la primera prueba... Eros... mis padres siendo torturados... el asesinato de Tania... Una voz, gutural, casi argentina, retumba en la cabina desestabilizándome, el aire es cada vez más escaso, mis manos queman, una luz azul brillante se desprende de ellas, me falta el aire, las preguntas suenan cada vez más fuertes, la voz repite mi nombre en un susurro...
– Kathia... – es un susurro desgarrador, como un metal que se introduce lentamente en mi cavidad craneal, grito lo más fuerte que me permite mi cuerpo, la luz en mis manos se incrementa arrancando la puerta de la cabina, caigo al suelo de rodillas respirando pesadamente, observando como mis manos vuelven a su color natural sin ninguna luz en ellas. El cuarto se encuentra vacío, oscuro, la luz que antes iluminaba aquellas paredes espejadas ahora se encuentra tenue alumbrando el pasillo hacia la puerta por la que entramos, la cual se abre lentamente dejando un pequeño espacio donde la luz parece cegadora, observo a mi alrededor, no hay nadie del Equipo A, las demás cabinas siguen cerradas, siguen congelados, inmóviles "...Kathia..." la voz viene desde la puerta por la que entramos "Sígueme... Ven... Ven conmigo..." la puerta comienza a alejarse mientras apuro el paso, corro a la velocidad que me permiten mis piernas aún contraídas por el frío, tomo el picaporte y caigo en un blanco vacío, cierro mis ojos esperando el impacto con el suelo, los abro al sentir césped debajo de mis dedos, el cielo es celeste, no es gris, es un celeste tan claro tan bonito, como los ojos de Itzan...
– ¡Kathia!
Mamá papá y Eva de encuentran resguardados bajo la sombra de un árbol, una sonrisa crece en mi rostro mientras las lágrimas salen y caen por mis mejillas, corro hacia ellos, pero el fuego aparece de repente frente a mi abrazando mis pies, quemando mis piernas, levanto la mirada y ya no están debajo del árbol están provocando el incendio a mi alrededor ¿Por qué?
– Todo fue tu culpa, estamos muertos por tu culpa.
– Debí de haberte entregado desde el principio, ahora nosotros estaríamos bien, a salvo de ti.
Sangre brota de sus cuerpos manchando la blancura de sus vestimentas de rojo carmesí mientras descargan los baldes de gasolina a mi alrededor, el fuego crece con el viento, se expande hacia los árboles, cubro mi rostro con mis brazos cuando una bola de fuego impacta contra mi cuerpo elevándome en el aire arrojándome frente a otra puerta, el fuego disipado, mis padres en el suelo, sin un solo gesto en sus rostros, sus palabras retumban en mi mente... "Todo fue tu culpa".
Tomo el picaporte y la puerta desaparece, encontrándome con una imagen que no creí me afectaría tanto, Eros debajo de Amelie, ambos completamente desnudos soltando leves gemidos, sus labios en su cuello con sus ojos verdes neón clavados en mí, sonriéndome con malicia, toma su rostro con sus delicadas manos obligándolo a verme, él solo sonríe sin darme importancia.
– Esto es lo nunca pudiste darme, nunca lo harás- sus ojos se vuelven más eléctricos con cada movimiento – ¿Quién querría estar contigo teniéndola a ella? – suelta entre jadeos, ella lo besa con tanta pasión que me molesta, cada uno de sus jadeos, el sonido del choque de piel con piel, hacen que algo arda en mi interior.
– Nunca serás suficiente y esto, esto es tu culpa – con sus finas manos alrededor de su cuello lo obliga a poner su espalda contra el suelo, una planta se desprende de su mano derecha, ingresando a su boca bruscamente logrando que se retuerza, otras se arrastran por el negro suelo a mi alrededor dirigiéndose hacia ellos, hacia él, se introducen en su cuerpo desgarrándolo, su sangre llega hasta mis pies. De repente se encuentra siendo elevado en el aire, consumido por aquellos lazos verdes gruesos y ásperos, aquellos mismos que ahora suben por mis piernas enredándose en mi cintura, dejándome en el aire frente a él, frente aquello que lo consume.

ESTÁS LEYENDO
Edén
Science Fiction(NOVELA EN REVISIÓN Y EDICIÓN) Desde el 2020, el año en que estalló la tercera guerra mundial es así, bombas bacteriológicas, nucleares, y químicas. Todo destruido, masas de tierra devastadas, algunas especies de animales extintas y otras modificada...