Cap8. Tania.

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– Bien señoritos, imagino que se preguntarán qué es el Código 56... ¿Nadie?, Que pena, bueno, igual se los diré. El Código 56 significa "subordinado peligroso suelto"... Y hoy fue la señorita a18, además de ustedes claro. Pero ella se quitó el chip y dadas las consecuencias de los sucesos de este día, no me queda otra opción más que enseñarles lo que les sucederá a todos si piensan escapar otra vez – La voz del doctor resonó en el lugar haciendo eco, las vendas se desprendieron de nuestros rostros dejándonos ver a Tania en el suelo de rodillas empapada de su sangre y cortes, las lágrimas caen de su rostro como una lluvia en noviembre.

– ¿Dónde está? – es lo único que alcanza a decir con un hilo de voz.

– Si están pensando en b18 él está bien, en revisión en la enfermería. Por otro lado, señorita a18 usted cometió muchas infracciones, no voy a negar que me sorprendió la capacidad de su habilidad como Aracttix pero no puedo dejar esto así, ¿No cree? – habló con lastima – Es una pena que tenga que ser así, pero eliminó a cuatro de mis guardias.

– ¿Qué la tortura no fue suficiente? – se oye vacía y sin ganas de seguir.

– Lamentablemente no, espero que esto sea suficiente para que ustedes aprendan a comportarse – llevó su mano dentro de su bata y sacó una pistola – No se preocupe por su hermano, él está en buenas manos.

– Por favor, por favor no... Yo no quería, Erick me necesita...– Su mirada se posó en Roma, la hermana de Iryna como si le diera un último mensaje, en sus labios se formuló un "lo siento" y cerró los ojos, esperando.

– Dulces sueños princesa – le dijo en susurro acariciando su cabello. Quitó su mano de su frente y disparó, el sonido se propagó por la habitación haciéndolo parecer eterno, se desplomó en el suelo, su sangre se esparció por el suelo de la habitación, un sollozo salió de mi junto con una lágrima. Roma cayó de rodillas llorando a lo que Brycee levantó su mano obligándola a ponerse de pie como lo había hecho antes.

– Espero que esto les sirva como una lección. Ustedes me pertenecen, son de mi propiedad, cumplen mis reglas, harán lo que yo diga, y si es necesario besaran el piso donde camino. Si piensan otra vez en, aunque sea intentar salir de la habitación por el motivo que sea, morirán, si piensan dirigirse a sus asignados por sus códigos morirán. ¿Quedó claro?, ¿O debo matar a otro? Quizá... c20 – Simón se veía aterrado y no era para menos con un loco apoyando una pistola en su cabeza, el doctor tiro del gatillo, pero nada pasó.

– ¿Esto es un maldito juego para usted verdad? – le grito sin pensar en las consecuencias.

– Parece que no te ha quedado claro a13 – dice con soberbia ya agotado de mi actitud – Solo necesitaba una bala en esta ocasión, si hubiese sabido que necesitaría más las hubiese traído, ¿No le parece?

– Me parece que un imbécil como usted no debería tener ni una cuchara en su poder, considerando que es un incompetente y no puede controlar a unos niños – Le dice Eva con aspereza.

– Itzan, Eros, traigan a las señoritas Petrova, parecen no haber entendido.

Ambos hicieron lo que dijo como sus fieles perros, nos desencadenaron y caminamos hasta una pared de color gris, esperaba una puerta o algún lugar en el que fuera a fusilarnos, pero no, la pared se convirtió en un vidrio y nos dejó ver lo que tanto temía.

– Mamá...

– Papá...

Ambos amarrados a una pared, empapados, no pude evitarlo casi me desmorono ahí mismo, pero Itzan me tomó por ambos brazos haciendo pequeños círculos con su pulgar del lado que el doctor no pudiera verlo, apretó más su agarre cuando la cantidad de lágrimas aumentó. Mamá levantó su mirada y nos sonrió, papá luce aún peor que ella. Eva se encuentra en mí misma situación, sus manos tiemblan y Eros hace lo que puede para sostenerla, porque está a punto de derrumbarse.

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