Edén

Cáp11. Alianza

El maniquí ante mí no tenía rostro alguno, solo era un pedazo de goma esperando a ser golpeado, antes de llegar a él observé lo que estaban haciendo los demás, Sebastian e Iryna tiraban el hacha a su blanco, el que estaba dibujado en la pared, clavando donde debían, no parecían hacer ningún esfuerzo, Ivannya estaba acompañada por Patrix, él le mostraba como lanzar aquellas cuchillas sin lastimarse, la agilidad en sus movimientos era asombrosa, además había algo en su mirada cada vez que tiraba y daba justo en el punto rojo de su blanco, determinación, como si le disparara a algo, o alguien en específico, Simón, moviendo su katana contra el muñeco con furia, soltaba pequeños gruñidos cuando iba a hacerlo. Y fue cuando pensé, que no iba a entrenar para matar a nadie del Equipo Alpha o de mi equipo, iba a hacerlo para matarlo a él, al hombre que nos arrebató la vida, a nosotros y a los demás desaparecidos que no llegarían nunca a casa de nuevo, aquel quien me estaba haciendo sufrir. Con toda esa furia canalizada tomé la espada, cerré los ojos, me puse en la posición que me habían indicado y lo hice, le di al pobre muñeco, en un brazo.

Abrí los ojos cuando oí algo rebotando cerca de mí, le había cortado el antebrazo al pobre maniquí, pero ahora si sabía quién era, ahora si tenía un rostro grabado en él. Giré y vi a mis compañeros observándome, sus rostros expresaban diversos sentimientos, asombro, sorpresa, y determinación. Patrix asintió con una sonrisa y siguió con lo que hacía al igual que los demás, por lo que seguí, corté, hice marcas, pero no le di con la misma fuerza, sabía que mi postura no era perfecta, eso afectaba a los golpes y claro que me había golpeado a mí misma por ello. No esperaba un resultado del cien por ciento siendo la primera vez que tomaba un arma, tampoco creí que pudiera ser tan dañina, pero lo era.

Por lo que quedó del día entrenamos allí, algunos del Equipo Alpha entraban a observar, Viatrix había entrado junto a Brycee y otros tres chicos de los cuales no tenía idea de sus nombres, tampoco me interesaban, su mirada sobre mí era intensa, Brycee miraba mis movimientos, mientras que Viatrix buscaba mi mirada, mentiría si dijera que no me empezaban a incomodar, pero me centré en mi furia contra el muñeco para olvidarme de ellas por un tiempo.

– Debes buscar tu equilibrio y flexionar la pierna delantera con la que más cómoda te sientas – volteé agotada, tenía una leve sonrisa pasmada en su rostro – Hazlo, ahora tómala de esta forma – sus manos son pálidas frías, delicadas, su mirada es penetrante con esos ojos que de lejos lucen idénticos a los de su hermano, pero aquí de frente tienen un poco de verde en ellos, acomoda sus manos sobre las mías para posicionarlas correctamente sobre la espada, su mentón descansa levemente en mi hombro – Y ahora la blandirás hacia delante y arriba y luego hacia abajo, lento. Hasta que hayas dominado el movimiento luego seguirás hacia el frente, al cuello.

– Gracias, pero ¿Por qué me ayudas?

– No nos han presentado, soy Brycee, tú debes ser a13, Kathia, ¿verdad?

– No me has respondido.

– Digamos que tienes potencial – me soltó caminando hasta quedar frente a mi mientras ataba su cabello en una colita alta – además, Kathia, prefiero tenerte de amiga, y sino amigas aliadas, no quiero matarte, y tu no quieres matarme tampoco.

– ¿Y por qué piensas que no quiero hacerlo?

– Tenemos un enemigo en común linda, y tengo experiencia, algo que tu no.

– Tú hermano quiere matarme así que deberías arreglar eso primero.

– No será un problema te lo aseguro, por ahora pruébame que puedo confiar en ti, voy a entrenarte los días que estemos aquí, y cuando entrenemos en el otro galpón me aseguraré de que no te hagan daño. ¿Tenemos un trato?

– Hecho, ¿Cuál es la habilidad de tu amiga? – le dije señalando a Viatrix con la cabeza mientras comenzaba a practicar los movimientos que me había enseñado.