Prólogo

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Wessex, principios de siglo XX.

El clima estaba caluroso, eso sólo indicaba una cosa, la primavera estaba por llegar, molesto ante ese hecho salió de su habitación para caminar sobre los pasillos del gran palacio del que era parte, después de siete años sin siquiera poner un paso fuera de este, era como se sentía. No como un habitante, sino como un accesorio más.

Cualquiera podría pensar que estaba acostumbrado, pero nunca lo haría, extrañaba ver caras nuevas, el ruido del mar, los pequeños e insignificantes detalles que ya no tenía en su vida.

- Tendremos que partir al alba dentro de cinco días.- escuchó la voz rasposa de su padre a través de la puerta de la sala del rey.- serán viajes largos, lo mejor será partir pronto, lo único que necesito Maximiliano, es que te encargues de algunos asuntos para poder ausentarnos con tranquilidad en cuanto tengas todo resuelto, podremos partir sin problema alguno.

- Ordenaré que se haga lo que quieras, preparare los carruajes y dejaré instrucciones para que se cumplan en nuestra ausencia, verás que todo saldrá a la perfección, hemos planeamos esto desde hace años, nadie va a detenernos.

Todo quedó en silencio durante algunos instantes, Harry debió irse antes de que se escucharan las pisadas que indicaban que alguien saldría de la sala del rey, logro alejarse un poco de la puerta para no ser descubierto, pero no fue tan rápido dado que sintió el agarre de alguien en su brazo.

- Estas aquí, niño - Maximiliano paso una mano por su mejilla provocándole una mueca de asco.- Eres tan hermoso, no sabes como sueño con las cosas que te haría - haciéndole sentir náuseas.

-No me toques, que mi padre tenga consideraciones contigo, no te da ningún derecho de tratarme así, recuerda que soy tú príncipe - dijo con un tono lleno de rabia.

La risa rasposa de Maximiliano no se hizo esperar.

-No sabes como me va a encantar verte casándote con un sucio y asqueroso alfa, el cual te trate como la escoria que eres, querido príncipe. - le susurró en el oído.

- Y no sabes la satisfacción que me va a dar sacarte los malditos ojos si vuelves a poner una de tus asquerosas manos sobre mi - escupió con rabia - deja de meterte conmigo, bastante daño me has hecho, no pienso seguir soportándolo - intento soltarse del agarre del Alfa, pero fue inútil, por más valiente que quisiera ser, era un omega, su fuerza física no era como la del alfa.

-Harry - escucho la voz de su padre resonar dentro de la habitación, al parecer había escuchado lo que estaba sucediendo fuera.- entra, tengo que hablar contigo.

Maximiliano lo soltó bruscamente, dio la vuelta y camino lentamente con la cabeza en alto.

Harry irradiaba belleza y elegancia, era el príncipe con el que cualquiera querría casarse, su padre lo sabía y no iba a dudar en aprovecharlo.

- Majestad - habló con ímpetu. - ¿En qué le puedo servir? - dijo sentándose frente a él.

- Necesito que comiences a preparar tus cosas, partiremos la mañana del próximo viernes, comenzaremos a visitar reinos, conocerás príncipes, condes, duques, mucha gente con gran alcurnia, es hora de que contraigas nupcias, te estas haciendo mayor, y después nadie querrá casarse contigo. - le miro con desdén, ni siquiera le importaba, eso lo sabía.

-¿Solo para eso me vas a hacer salir de aquí? - bufó - ¿Para casarme con un asqueroso alfa? - aplaudió lentamente negando con la cabeza, una sonrisa cínica salió de sus labios. - digno de ti padre, lamento decepcionarte, pero eso no va a pasar.

- No es una sugerencia, Harry - se levanto de su asiento para ponerse frente a él, su padre le daba miedo no lo iba a negar, pero no se dejaría intimidar.- me divierte que consideres que tienes opciones, creo que después de todos estos años no has entendido que tú no tienes voz ni voto, no eres el dueño de tu vida, me perteneces, y vas a hacer lo que yo te ordene, porque eres un maldito omega inservible. - sentía la furia de su padre salir de él, su aliento le golpeaba en la cara de lo cerca que estaba de él.

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