Final.

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La felicidad no es como dicen, que solo dura un instante y no se sabe que se tuvo sino cuando se acabo. La verdad es que dura mientras dure el amor. Porque con amor, hasta morirse es bueno. - Gabriel García Márquez

El ultimo año después de la coronación había sido un completo caos, Louis y Harry habían comenzando solucionado los problemas internos, después de ello hicieron alianzas con otros reinos, incluso comenzaron a hacerlo con gente de otra parte de Europa y América, con lo que paso en el juicio nadie más quiso estar en contra de Mercia, incluso quien les había dado la espalda los buscaron, pero Louis tenía memoria, no perdonaba y mucho menos olvidaba, recordaba cada cara que le había dado la espalda, jamás se daría el lujo de dejarse sorprender una vez más. 

Wessex y Mercia ahora eran reinos aliados, Gemma sabía de finanzas, economía, tenía contactos en América, eso ayudo para que su reino prosperara, llevaba un año reinando y las cosas habían cambiado drásticamente, hizo que todo su concejo renunciara, las leyes a favor de los omegas fueron modificadas a favor de ellos, los prostíbulos de su padre los convirtió en refugios, algunos omegas se quedaron, otros regresaron a sus países, las cosas en Wessex iban bien, no eran perfectas, pero mejorarían, habían tenido tiempos muy oscuros. 

Louis estaba revisando algunos papeles que le habían mandado cuando escucho un par de pasos fuera de la sala del rey, conocía esas pisadas, eran de su hija.

— Papi. — toco Alya la puerta suavemente. Louis no contesto, sabía lo impaciente que era, si no le contestaba iba a entrar en dos segundos. — papi, ábreme. — como no recibió respuesta empujo la puerta con el ceño fruncido.

— Hola, mi amor. — sonrió. — ¿A qué debo tu agradable visita? 

— ¿Por qué no me abriste? — se cruzo de brazos. — soy pequeña y puedo lastimarme. 

— Sí, y es por eso que no debes estar sola por el castillo, ¿Qué sucede, dónde esta tu madre? — la niña suspiro fastidiada y se acerco a su papá, quien de inmediato la subió a su regazo. 

 — Alexander no deja de llorar. — frunció el ceño. — a pesar de que le he pedido amablemente que deje de hacerlo. — estaba notablemente enfadada. 

Alexander Tomlinson había nacido un veintiocho de octubre, haciendo que todo el palacio se movilizara, las fuente de Harry se había roto el veintisiete de octubre por la mañana, el pequeño alfa nació después de dieciocho horas y bastante sufrimiento de parte de Harry, era bastante territorial, odiaba compartir a su madre con Alya, y a Alya le molestaba tener que compartir con a Alexander a sus padres, fue un cambio difícil en sus vidas, Alexander era llorón, se enfadaba rápido, gritaba en exceso, reía demasiado fuerte, y todo el tiempo estaba balbuceando, eso a Alya la ponía de malas, era una pequeña de dos años casi tres, así que ya hablaba correctamente la mayoría de las veces, no entendía muy bien porque su hermano era así, eso causaba enojo en ella. 

— Lo siento, amor. — beso su mejilla. — podemos regresar con mamá, ó te puedes quedar conmigo, le pediremos a Diana que traiga galletas, pero solo dos. 

— ¿Podemos ir con Elaine y el tío Zayn? — preguntó. 

— No, amor. — negó. 

— ¿Por qué ellos no pueden venir siempre? — frunció el ceño. — el tío Liam todo el día esta aquí, debería traerlos. 

— Tu tío Zayn tiene un bebé en la panza, le es difícil moverse, por eso ya no puede venir seguido. — explico, la niña se encogió de hombros resignada. — entonces elijo la opción de las galletas, no quiero ver a Alexander. 

Mercia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora