capitulo 5

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Cuidar un niño no es una tarea fácil, y menos cuando dependes de un jefe que te aguanta que traigas a veces a tu bebé al trabajo, aunque creo que pronto no me dejara traerlo. Sé que fácilmente podría traer una niñera pero eso es algo difícil, no confío y aparte pagar todos los días no me da.

Sin embargo, como no tenía más opcion tuve que contratar a una.

– Necesitaba un descanso amiga

– Jaja, si, y para ti siendo joven es mucho trabajo. Pero hey, dime, ¿como ocurrió? Puedes estar en confianza conmigo –dije apoyándome en el mesón de la cocina–

– Me descuide en ni adolescencia, es todo, cuando me enteré claro que no quería tenerlo pero... luego pensé bien las cosas y decidí tenerlo aunque eso pasar por cosas peores que el embarazo –limpiaba los vasos y los ponía en el estante mientras charlábamos–

– Oh, el embarazo es lo peor, y después esta el parto, no tuviste tiempo ni para descansar de seguro...

– Ja, no la verdad, paso el mes y me mude para aquí

–lo mire angustiada, talvez para él ya paso todo pero yo también recuerdo como fue tener a mis hijos y ni para mi fue fácil–

Mientras hablaba con el encargado mis oídos atendieron otra cosa y esa era la conversación de esos dos en la cocina, así que había alguien que nos va a ser una carga para el negocio, que lío.

– Despide a Bolivia

– ¿Que? ¿Por qué señor?

– Por que no puede trabajar ni mantener un niño, no quiero niños en mi cocina, son una molestia.

– Lo se pero jefe, el chico vive completamente solo y creo que sabe sostenerse, aparte no trae todos los días a su hijo

– Se que quieres ser compasivo y todo pero créeme que después se volverá un problema.

– Cuando pase ese problema será despedido inmediatamente y yo me haré responsable

– ¿Enserio?

– ¿que tan grande podría ser el problema?

– Lima, tienes cosas más importantes que hacer –le di palmadas en su hombro y salí de su oficina. Estaba esperando a que salga uno de ellos, encontré a Boli y lo tome del hombro, le di la vuelta y lo mire algo fijo–

– ¡El diablo! Ah, no sólo es usted jaja –reí nervioso y encurve mis cejas– ¿como esta jefe?

– ¿Sabías que a tu superiores no hay que mentirles?

– ¿yo? ¿Mentir? No, no, ¿en qué?

–solte su hombro y puse mis manos en los bolsillos de mi pantalón, mire al menor algo molesto– ¿Por qué mentiste que ese niño no era tuyo? ¿Te avergüenza tenerlo?

– ¡Claro no! E-es solo que... si lo decía me iba a despedir, lo cual seguro hará ahorita –encurve más mis cejas–

– Si, tenía pensado hacerlo, pero como necesitas un trabajo para ese niño y para ti, mejor lo pienso más.

– Perdone por esa vez, él ya no estará presente otra vez

– Eso no me creo

– ¡es enserió! Bueno, no tan enserió...

–me rasque en medio de mi frente y suspire– Ya, da igual –me di la vuelta y camine hacia mi vehículo–

Si que me dió un susto cuando dijo que me despediría, pero por suerte no fue así...
Lo mire irse en su auto, que jefe más gruño me tocó, me di la vuelta y me puse mi capucha, camine directo a casa algo cansado por el día.
Estaba en contacto con Chile, si, ya compartimos contacto para charlar, después de conocerlo mejor ese día me agrado, no es mala persona, parece que esa noche solo buscaba despabilarse con alguien. Al principio pensé que era un presumido y eso de personas ricas, pero en realidad es agradable y a veces algo tonto.

– Tu y tu hermano deberían vestir iguales, se verían lindos

– Oh, si alguien me comprara ropa te aseguro que lo hago, pero como soy un simple camarero...

– ¿es una indirecta para que te compre ropa? Doy caridad los viernes sabes? –recibí un golpe algo fuerte mi hombro y si me dolió, puse mi mano y me acaricie para calmar el dolor– ¿Vas a boxeo o que? ¡dolió!

– Yo doy golpes de a gratis todos los días –me molesto lo que dijo pero a la vez me causó risa–

– Solo tenias que decir que te compre y ya, tks

– No quiero que me compres nada

– ¿nada de nada?

– Si tanto quieres gastar dinero solo hazlo y ya viejo –lo mire con los párpados caídos–

– A la orden, ¿qué talla son tu y tu hermano?

– (no me lo sacare de encima) ¿sabes que? Mejor voy contigo –cargue a Jario y subimos a su auto, puse sobre mi regazo al niño y este se asomo a la ventana–

– mamá tengo hamble –lo mire y saque un poco mis labios–

ya, ya...comeremos después

– ¿Desde siempre te dice así? –prendí el carro y los mire extraño–

– Es, es un problema... –me puse preocupado por que se me olvido que Jario me dice así enfrente de los demás–

–alce y baje mis hombros, aunque me parecía un poco tierno. Conducía en busca de alguna tienda para niño, o podríamos ir a un centro y buscar por ahí también ropa, encontré un buen lugar y entramos–

¡Mira este de Batman! –lo mostré el disfraz tipo pijama

– ¡ese quiero! ¡ese quiero! –di brinquitos, me gustaba Batman de la Liga de la Justicia, ¡siempre sale en la televisión!–

– ¿que te parece Boli?

– Si a Jario le gusta, ¿por que no?

– Bien, ¿y tu cual quieres? –doble la prenda–

– Nada Chile, enserió, no te preocupes por mí.

–suspire y si no quería nada esta bien, no lo iba a obligar. Salimos del shopping pero recordé algo– ¿No te dió un poco de cosa que haya dicho que éramos padres?

– Yo ya me siento como padre cuidando de mi hermano, ¿talvez estoy acostumbrado?

– Ah, es verdad. Yo no podría tener hijos,

– Estoy seguro de que algún día pensarás formar una familia

–Noup, quiero vivir sin problemas, además cuando un niño llora yo también lloro, jaja

– ...jeje, te entiendo –volvimos al auto y le dije a Chile que volvería a casa, cuando me dejó, me despedí y se fue. Entre a casa pensando en el paseo que tuvimos y estaba por irme a dormir, cuendo escuché la bocina de un auto afuera me levanté rápido y fui a abrir la puerta, cuando encuentro a Chile de nuevo y me extraño un poco– ¿que pasó?

– ¡Olvide llevarte a comer! y Jario estaba diciendo que tenía hambre –grite un poco desde adentro del auto aún–

–me reí un poco por su reacción y pensé que volvió por algo más importante que eso–

– ¿si puedes salir o ya no?

– Si, si, espera a que traiga a Jario –entre a la cada de nuevo

–sonreí aliviado y mire hacia la calle, en segundos salieron nuevamente de casa y entraron–

– ¡Chile!

– Hola de nuevo campeón, ¿Quieres unas ricas hamburguesas? –dije mirando al peque por el retrovisor–

– ¡sii!




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Mi Pobre Amor [PeruxBoliviaxChile]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora