Unidos por un plan 9

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Mundo moderno (época escolar) parte 9
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Hinata sostuvo el peluche, de un ridículo y empalagoso rosa, contra su pecho aun más fuerte que lo requería, a sabiendas que solo se estaba desquitando con él. Rogando en su cabeza dejar de repetir la palabra amiga en su mente cada que podía, sobre todo con la voz del rubio. Se sentía miserable pero no podía culparlo. Ella no era así.

Llegó a la salida del parque luego de esquivar otras tantas personas. El atardecer estaba a punto de acabar frente a sus ojos perlados, desapareciendo en el horizonte justo como ella quería hacer.

Simplemente desaparecer.

Con algo de anhelo instalado en su garganta, se dio el valor para voltear la cabeza, preguntándose insistente si a lo mejor Naruto había decidido seguirla para detenerla. Pero tan rápido como la esperanza se instalo en su corazón, desapareció en un chasquido al notar que la presencia que tanto esperaba no estaba buscándola.

Había muy poca gente en la salida del parque así que encontrar un rubio chillón no sería nada difícil... sin embargo sus ojos no notaban nadie de dichas características.

Con un suspiro de resignación dio la vuelta hacia adelante para seguir el camino de grava y llegar a casa, cuando un pecho cálido detuvo su andar con su imponente silueta.

-Hinata -le suspiró Naruto al verla, ella alzo la vista instantáneamente para chocar su mirada contra la de él. Los ojos azules de Naruto se vieron decaídos y arrepentidos por algo, pero Hinata no entendió que debía arrepentirse, después de todo, la que se comporto de manera estúpida fue ella. No él - ¿por qué te fuiste así? ¿dije algo que no debí?

El corazón de Hinata se le subió hasta la garganta al escucharlo. Naruto era tan sincero y abierto que no había visto que era lo que le había dolido a Hinata, y en vez de pensar en echar la culpa a alguien, él buscaba soluciones enfrentándola directamente. Se mordió los labios sabiendo que no merecía estar en presencia de un chico tan bueno como él.

Un chico que le ofreció su amistad y ella la rechazó tan ladinamente.

-No es nada... estoy bien.

Fue lo único que dijo mientras el rubio la observaba imperturbable.

Sin embargo Naruto no le creyó absolutamente nada e insistió para que ella le contase sus temores, pero a pesar de su insistente llamado, la peli azul se resignaba a bajar la cabeza negando cualquier deducción que el Uzumaki soltaba sin pensar.

Naruto no sabía qué hacer para volver a observar su preciosa sonrisa. ¡Fue tan tonto por incordiarla en frente de Sasuke! A lo mejor estaba avergonzada porque la había regañado en frente de otra persona... o tal vez por que soltara datos que no debía soltarse así nada más.

Naruto no comprendía pero quería comprender.

Por su parte, Hinata cerraba los puños con dolor, preguntándose qué era lo que debía decirle al insistente y ansioso rubio. Tenía que agregar a los defectos del chico que este era un terco empedernido, que no sabía cuando detenerse, por más que la situación lo ameritaba desde ayer. Era obstinado e impetuoso. Pero aunque ella sabía todo eso, no podía dejar de querer todos esos defectos porque simplemente, para Hinata, el rubio era alguien en quien podía depositar su cariño y nunca arrepentirse por haberlo hecho.

Se mordió los labios al escuchar al rubio que ella estaba así... por estar avergonzada al regañarla frente a Sasuke. Preguntándole insistente si era eso y asegurándolo al verla bajar la cabeza. Hinata quería negárselo con todas sus fuerzas, gritarle que no era cierto, que ella solo estaba así porque no quería ser su amiga.

100 Dias de historias naruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora