Capítulo 32: Bandos

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Hacían ya ocho meses desde que Natura volvió a Fantasy, casi catorce años desde el final de la última guerra. Para los soberanos del Universo ese tiempo, recordado, era apenas un pestañeo, pero vivido, parecía ser la eternidad.  La noticia del retorno de Guis corrió por Lanis como la pólvora y en apenas una semana todo Fantasy lo sabía. Algunos mensajeros informaron a la princesa sobre revueltas en diferentes reinos a favor y en contra de su nombre, peleas e, incluso, vandalismo. 

El día siguiente de la reunión en la Tierra, Natura, estuvo principalmente en el palacio, resolviendo tanto problemas políticos como universales. Los Elementos se turnaban para llevar comida a los príncipes, estando allí el mínimo tiempo posible. El resto del día lo dedicaban a entrenar guiados por Plant, que tenía mano dura pero era responsable con la salud y energía de los chicos.

Tair había mejorado la relación de fuerzas con su Xon y podía utilizar esa energía a su favor, en cambio, Plant, de vez en cuando tenía dolores físicos energéticos. Zul había perdido por completo la relación con su familia y solo, de vez en cuando, podía hablar o ver a Clor. Acuel había conseguido superar su pérdida y quería vengar a su familia, así que ponía ahínco en el entrenamiento. El Elemento del Agua aún tenía a sus abuelos y una pareja de tíos, pero no vivían en Fantasy y en aquellos momentos no podía ir a visitarlos. El padre y el abuelo de Fayer era la única familia que le quedaba, su abuela, madre y hermana eran Fénix y murieron durante la anterior guerra. Su tia estaba desaparecida pero se sospechaba que había corrido la misma suerte al ser una dragona de alas de Fénix. Aidil, desde que había sido nombrado Elemento y se había puesto a vivir en palacio, iba cada dos semanas a su Reino. Allí visitaba a sus abuelos, a sus padres y a su hermano mayor que había tenido un hijo recientemente con un hada.

Distintas especies podían tener relaciones entre ellas debido a que cualquier ser de Fantasy podía transformarse en humano. Él tiempo de gestación duraba dependiendo de la criatura que fuese la madre y el parto era en forma humana, al igual que el bebé. La forma original de la cría se descubría unos días después, podía ser la de la madre, el padre o algún antepasado, muy rara vez formas mezcladas. Cuando los padres anunciaban la criatura las familias celebraban grandes fiestas. Los padres podían cambiar la forma del bebé hasta que él mismo aprendiese.

Serpient forcejeaba contra las cadenas que lo atrapaban en sus propia mazmorra y de las que, aunque lo intentase, no se podría soltar.

-Siéntete orgulloso, me enseñaste bien. 

Guis estaba con él, libre, disfrutando ver como tenía al Señor de la Muerte arrodillado a sus pies. Ahora ella poseía control total sobre el Universo de Serpient y sobre cualquier criatura o fuerza que él hubiese llegado a dominar. Tenía el poder de Natura y hacerla suya sería la clave para tener el control de su parte universal.

-Guis, detente, ahora.

Serpient intentaba, en vano, persuadir a la mujer, solo obtenía risas por parte de ella y verguenza de la suya.

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Natura sintió un cosquilleo en la frente y salió lo mas rápido que pudo a el balcón-terraza del palacio. Sabía quien estaba a punto de llegar, pero no sabía si alegrarse por ello cuando lo vio frente a ella. El Universo, en su forma física, era un alicornio de pelaje azul y crines violáceas, tenía un par de alas emplumadas y su cuerno de forma ondulada. Su rango de poder estaba justo por debajo del de Natura y Serpient, pero tenía casi las mismas características de inmortalidad que ellos. No le hacía falta ni comer, ni dormir, ni respirar, solo se diferenciaba en que él había sido creado y los soberanos no. Universo se podía materializar en cualquier zona de lo existente, lo que era él y lo que poseía. Había tantas criaturas existiendo en él que jamás se decantó por una en la que trasformarse y siempre era alicornio. 

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