Capitulo 9: Descubierta

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-¡Aleeeeeeeex!

Un chico rubio se deslizó rápidamente por el oscuro salón del trono hasta llegar a su señor.

-¿Si? Mi excelentísimo señor oscuro.

-¿Ves esto? -Serpient estaba señalando una figura que se movía alegremente  por encima de la mesa.

-Si mi señor -dijo Alex confundido - es un holograma mágico ¿no?

-Idiota -la voz de Serpient resonó por toda la habitación. - Me dijiste que estaba fuera de combate, y mírala.

Cuando Serpient le miró este ya no estaba.

-¡Si Alex, tu huye de mi, pero como suponga algún problema acabaré contigo!

Serpient se levantó del trono ofuscado y se dirigió rápidamente a sus aposentos que estaban en la torre mas alta del palacio.
Por el camino se encontraba con todo tipo de seres que habían sido creados por Natura pero que habían cambiado de bando por ansias de poder o engaño. Ningún ser se atrevía a mirar a Serpient a los ojos, contaban las leyendas que si lo hacías verías como ibas a morir tú y todas las generaciones venideras.

A diferencia de Lanis, el Reino Luminoso gobernado por Natura, las tierras de Serpient eran comunes. En Lanis se dividían en los seis Elementos pero en el reino oscuro los seres vivían donde querían. Serpient no había impuesto fronteras, derechos ni facilidades para vivir. Si enfermabas, morías, si no obtenías alimento por ti mismo, morías, si querían te mataban y no existía la guardia. En el lado de Serpient vivías sin deberes pero también sin derechos ni protecciones.

El castillo del Señor de la Muerte inspiraba temor a todo ser que osara acercarse. Había rincones oscuros, inexplorables, donde se podía encontrar el final de la vida al girar cualquier esquina. Tenía numerosas torres y amplios sótanos compuestos por salas de tortura, trampas y gran cantidad de celdas, con o sin prisioneros.

Serpient entró en su habitación y empezó a hablar solo.

-Como puede ser que se curara de la herida, el otro no pudo hacer nada por ella, seguro. Los únicos que podrían curar una herida de ese grado son... no puede ser... los maté a todos. Tengo que desacerme de ese niño, es un Vetting y no puede permitirse tal lujo. Pero espera.-Serpient recordó detenidamente al chico.- Creo que de momento te has salvado, Tair.

***************

-Si, lo conseguimos -Natura dio unos pequeños saltos de alegría. -Vamos a un sitio mas apartado.

La chica empujó a Tair y a Zul detrás de una estatua.

-¿Pero que hacemos, quienes sois?

-Es verdad, somos unos maleducados, hola, él es Tair, elegido Elemento de la Tierra y yo soy Natura, princesa de este reino. Y usted ha sido elegido para ser Elemento de la Luz.

El chico rubio tenía la boca abierta y no supo reaccionar.

-Creo que has ido demasiado rápido princesa.

-Lo siento, yo...

Entonces Zul relacionó la fuerza que había sentido con el estatus de poder de la chica. Se sintió avergonzado por haberla hecho caer al suelo y se postró rápidamente ante ella, agachando la cabeza.

-Princesa de Lanis, deseo que acepte mis mas sinceras disculpas por este encuentro tan entorpecido por mi parte.

-O no Zul, de verdad, no te preocupes, puedes levantarte.

-Y con gran pesar y acongojado debo rechazar su propuesta a causa de contradictorias situaciones familiares.

-¿Cómo dices?

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