Capitulo 11: Dentro del castillo

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-Ay mi cabeza -Natura miró hacia abajo y lo que vio no le gustó nada. Estaba en una jaula suspendida a 13 metros de altura y debajo de ella estaba el salón del trono. No había nadie allí pero la chica sabía que no estaba sola.

Nunca le había gustado ese castillo, merodeaban por allí las sombras de todos aquellos que habían sido asesinados por Guis, todas sus criaturas.
Ni un rayo de luz se colaba por las ventanas, el cielo de Negal estaba cubierto con una segunda atmósfera opaca y a la luz del Sol le costaba atravesarla. Gracias al Yax de Fayer se podían ver todos los detalles de la sala, que eran pocos. Habían dos ventanas, la puerta del castillo entre estas y el trono enfrente, aunque bastante alejado y después de una larga escalera. Allí, desde dentro del castillo, sólo se podía acceder por un pasillo. Serpient nunca había apreciado las decoraciones (en el salón del trono no había ni lámpara) y siempre había optado por la sensillez.

De pronto el suelo de la jaula se abrió y la princesa empezó a precipitarse hacia abajo. Ella supo reaccionar rápido, y como no tenia el poder para hacer aparecer un escudo , se colocó hacia el lado contrario de donde tenía la espada y chocó contra el suelo.
Sintió toda la fuerza del golpe en el costado, al tocárselo instintivamente descubrió que sangraba a causa de una baldosa rota.

- Princesa, que bien que te hayas unido a la fiesta.

Serpient había salido del pasillo y  ahora se estaba sentado en el trono.

-Si entiendes que esto es una fiesta no se como sería para ti una despedida.

-Oh, vaya comentario, no es propio de ti, princesa.

-Tampoco es propio de ti raptarme y encerrarme tan solo a 13 metro de altura, empiezas a debilitarte.

Serpient frunció el entrecejo enfadado.

-Traedlos

Natura se horrorizó al ver que traían a los tres chicos arrastrados por el suelo. Entonces vio que los tres sangraban por el hombro derecho y algo negro les rodeaba el brazo.

-¿Te acuerdas? Los anuladores de poder, son muy útiles ¿ sabes? Cuando aprendiste a protegerte contra ellos tuve que mejorarlos. Ahora no solo te anulan los poderes sino que también puedo controlar estos seres a mi voluntad.

-¿Que es lo que pretendes? Controlandolos no conseguirás mi reino.

-No, pero puedo doblegarte a ti. Si no te rindes a mis pies ellos sufrirán, y lo sabes.

Para que uno de los dos alicornios obtuviese poder absoluto del universo y control sobre el otro el sumiso debía rozar intencionadamente su cuerno con el casco derecho en caso de Natura y el izquierdo en el de Serpient. Él sabía que aquello no iba a disuadir a la chica, pero debía intentarlo todo con tal de que el Universo cayese a sus cascos.

-Y tu sabes que nunca ocurrirá eso.

Ella sabía que el amor la debilitaba y Serpient se aprovechaba de ello pero por mucho que le doliese no podía abandonar a todo el Universo por salvar a tres chicos que, al final, también verían su perdición.

Serpient se levantó del trono y alzó las manos para controlar a los chicos como marionetas.
De repente Tair, Zul y Fayer, que estaban abandonados en el suelo, se pusieron de pie. Los ojos de los tres chicos eran completamente negros y sus oídos sordos a las palabras de Natura.

- Chicos por favor, volved en vosotros, no sois así.

Ninguno de los tres se inmutó, seguían con sus pasos fijos en la dirección de Natura, que poco a poco se apartaba de ellos. Ella, al ver que no podía hacer nada por ellos se puso costosamente en pie y sacó a Destino. Tenía que arrancarles el anulador.

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