Capítulo 31/. Amor

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Plant buscaba a Rapir por todo el palacio para mantenerlo ocupado mientras Natura no estuviera, pero no lo encontraba. Al cabo de un rato desistió y fue con los demás Elementos a entrenar.

En las mazmorras del castillo Rapir ya había vuelto en si y lloraba, angustiado, había fallado a la princesa. Los sentimientos del príncipe eran muy fuertes y verlo llorar podía hacerte el ser mas triste del mundo. Afectaba a todos los vivos excepto a Natura y a Churo.

-Vamos, no sigas llorando, lo vas a mojar todo.

Rapir lo miró enfadado. Ambos estaban sentados en el suelo y hacía horas que tenían hambre, pero solo Natura sabía que estaban allí.

-Churo, no se lo que te ha pasado...

-Dirás, lo que me habéis hecho. La princesa mató a nuestra madre, y, por egoísmo, la revivió para que sufriera. Y tú lo sabías y lo aceptaste, no me dijisteis nada...

-Yo tampoco lo acepté, y mira lo que me pasó, tengo miedo de que te envuelva la oscuridad. Pasó hace millones de años, y ahora ha renacido en ti, no permitas que siga. 

Entonces Rapir empezó a marearse, cerró los ojos y cuando los abrió zarandeaba los barrotes, rabioso, porque quería atrapar a Natura.

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Después de que Serpient clavase el colmillo en el ala de Natura ella comenzó a encontrarse mal y cerró los ojos. Cuando Serpient se dio cuenta le dio unos golpecitos en el hombro y le quitó el colmillo, sin que ella se inmutase.

-No, princesa, quédate conmigo, no te duermas. El petróleo viajará mas rápido si te duermes. Si no estás despierta el colmillo no funciona.

Natura se despertó al escuchar la voz alarmada de Serpient, le asintió para indicarle que lo había comprendido. Él cogió de nuevo el colmillo y se lo volvió a clavar, Natura respiraba rápido y no podía mantener los ojos abiertos. 

-Ey, mírame, princesa, mírame, queda poco, no te duermas.

Natura abrió los ojos y cuando los cruzó con los negros de Serpient los suyos grises se tornaron verdes. Al Señor de la Muerte se le complicó la tarea, tenía que estar concentrado anulando el veneno de sus criaturas, sin apartar la vista de la chica que amaba. Natura se sentía extraña, no era culpa del dolor, sino de la intensidad de la mirada de Serpient. Ella no había querido creerlo y, aunque sabía que esa era la verdad, no quería aceptar el hecho de que Serpient la amase de nuevo.  Sus ojos esmeralda se entristecieron y Serpient supo que su amor no era reciproco, pero ya no podía abandonarla.

 La mano del príncipe temblaba por el esfuerzo y tenía los dientes apretados, la herida tardaba en sanar. Por unos instantes Serpient se sintió tentado a dejar que el petróleo la consumiese, y el resto del tiempo a besarla. Cuando sintió que terminaba arrancó el colmillo del ala y, mientras que estas se escondían, Natura se desplomó.

-Confía en mi.

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Tras horas sin ningún soberano en Lanis Plant empezó a preocuparse. Había mantenido a los chicos entretenidos todo lo que había podido, pero la hora de la cena se acercaba y no tenía ninguna escusa para aclarar las ausencias. Zul fue el primero en sospechar, y durante el entrenamiento se acercó a Plant para preguntarle. Él le dijo que no sabía nada pero el Elemento de la Luz era muy perspicaz, le volvió a preguntar y Plant  se vio obligado a decir que era secreto. Salió un trabajador a informar de que la cena estaba lista. Al Elemento de la Vida se le acababa el tiempo y Zul no dejaba de preguntar. Y entonces, cuanto mas desesperado estaba, llegó Serpient.

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