A Natalia le dolía todo el cuerpo: las piernas, los brazos, las manos, pero sobre todo, la cabeza. Estaba tumbada boca arriba así que se puso de lado para poder abrir los ojos e incorporarse, al hacerlo por poco cae. Se incorporó asustada y se sorprendió al ver el lugar en donde estaba. La gente que pasaba cerca de ella no se extrañaba al verla, parecía que era normal que una niña estuviese durmiendo sobre las sillas de un aeropuerto.
Natalia se levantó muy rápidamente, se mareó y... alguien la cogió antes de que cayese al suelo.- Hola, ¿qué tal está, majestad?
Era un chico dos años mayor que ella. Tenía el pelo castaño y los ojos marrones pero diferentes a los de un humano, su piel era áspera y sin ningún esfuerzo la sujetaba a ella. El chico hizo que sentase, hizo una breve reverencia para posteriormente sentarse junto a ella.
-¿Quién eres?
- Perdone mis malos modales majestad, mi nombre Tair, Reino de la Tierra, he sido nombrado guía en su vuelta Fantasy.
- ¿Fantasy?
-¿No sabe lo que es?- Tair se levanto asustado sin dejar de mirarla- Entonces la invitación era falsa...
De pronto una gran explosión hizo que los humanos salieran despavoridos corriendo hacia las salidas de emergencia. Todo el aeropuerto se llenó de una espesa niebla gris y de desagradable olor cuando del techo bajó un chico seguido de cuatro grandes criaturas. Serpient estaba diferente, el tiempo humano decía que tenía trece años pero si lo mirabas no sabrías especificar bien su edad, pero parecía mas mayor, mas sabio y mas malvado. Era el mismo efecto que ocurría al ver a Natura fantasiana, al ser seres inmortales no se podría asignar su físico a una edad concreta.
- Hola princesa, vaya es verdad, no te lo han dicho, pobre. -Serpient se giró e hizo una seña a las criaturas para que la atraparan.
Natalia no tuvo nada que hacer contra ellas, las criaturas median 3 metros y cada una tenía cuatro brazos, la piel era igual de rugosa que la de Tair pero a ellas les salían cuernos en la espalda. Tenían la cabeza igual de ancha que el resto del cuerpo y con tres ojos y enormes orejas, Natura daba patadas en el aire, arañazos y soltaba algún que otro grito, en vano. Tair se lanzó encima de una criatura, la agarró y empezó a estrangularla.
-¡Dejad a la princesa en paz!
-Que heroico por tu parte chico, pero no eres nada comparado con mis criaturas.
La criatura atacada soltó a la chica y se tiró al suelo para aplastar a Tair. Los tres capturadores de Natalia que quedaban se la llevaron al parking del aeropuerto, la metieron dentro de una furgoneta y se quedaron esperando a su jefe. Serpient ya lo tenía todo planeado, cuando viera morir a aquel fantasiano se llevaría a Natura a un lugar donde ningún ser de luz la podría encontrar, las entrañas de una montaña de hielo en la Antártida. Allí mantendría presa a la princesa mientras que él se encargaba de dominar a toda criatura existente. Dejaría que ella pudiese recuperar los recuerdos, solo los recuerdos para así torturarla y mataría a Hermes delante suya para que jamás consiguiera sus poderes de nuevo. Tair iba perdiendo la pelea asfixiado debajo de la criatura hasta que sacó una daga de su cinturón y se la clavó al monstruo, este se levantó chillando y cayó muerto al suelo.
-Eh, eh, sacadme de aquí.
Natalia empezó a golpear las puertas traseras de la furgoneta, allí estaba completamente oscuro pero cuando dejó de golpear escuchó una voz.
- Majestad...
Algo empezó a brillar en el fondo del vehículo y la chica se giró asustada.
- Pero por qué todos me llaman.. oh. ¡Por todas las rosas! Está usted gravemente herido.
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Fantasy
FantasyNatura y Serpient son los responsables del Universo pero el equilibrio se está rompiendo y la existencia, la vida y la muerte están en riesgo.