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Los meses pasaban con gran rapidez, mientras aquel castaño cada vez estaba más feliz con aquella chica castaña. La pelinegra estaba cada vez peor por su estabilidad emocional siempre dependió de aquel castaño quien sacaba a la luz su risa y hacía que sus mejillas se sonrojará con facilidad.
Ella sabía que era malo de depender de alguien para ser feliz.
Sus sollozos se podía escuchar en esas madrugas frías y de eterna oscuridad, donde el búho se oía cada vez más fuerte en su venta. Aquel pelinegro era quien la acogía aquellas noches desoladas sin nada de compañía, la chica pasaba los días sola, porqué su madre trabajaba hasta la madrugada y no llegaba hasta la mañana siguiente.
La habitación donde se encontraba la pelinegra y el pelinegro estaba rodeada de silencio y total oscuridad, mientras aquel carismático chico habló.
— Quiero que vayas a Australia conmigo —Soltó de repente.
— ¿Qué? —Miró al australiano desconcentrada.
— Tal vez Australia sea una oportunidad de crecer en bienes sociales y te beneficie personalmente —Asimiló el pelinegro.
— Quizás tenga razón —Le dió la razón—, pero, tengo que pensarlo, tengo mi carrera acá.
— Tranquila, tienes 2 meses para pensarlo, aparte de que haya las universidades son más avanzadas y con tu intelectual, de seguro entras fácil —Acarició con suavidad su cabeza.
Ella cerró sus ojos disfrutando de la acaricia, mientras en su mente cruzaban muchas cosas.
[. . .]
Había pasado un mes desde la apuesta de aquel extranjero, la pelinegra se encontraba en un parque cercano de su casa, su mejor amigo la había convocado allí para darle una noticia que para él era lo mejor y para ella, fue un disparó al corazón.
Aquel castaño llegó de la mano con la castaña, muy feliz, sonrientemente, mientras poco a poco, ese corazón puro se iba quebrando con tan solo un pasó.
— Ame —Saludó aquel castaño sonrientemente.
— Riki —Saludó y sonrió un poco débil la pelinegra.
La castaña quien gustosamente gozaba de tener su mano entrelazada con la del castaño, saludó con su otra mano y la pelinegra imitó su acción.
— Ella es Annie —sonrió apenado—, mi novia —La presentó ante la pelinegra.
— Es un gusto Ame, Riki me ha hablado mucho de ti —Sonrió la azabache.
— Soy Ame, el gustó es mío —Respondió un tanto débil.
— ¿Quieres ir a tomar algo con nosotros, Ame? —Preguntó dulcemente el castaño.
— No, gracias. Tengo planes, tenga linda tarde, adiós —Se despidió para salir de es escena que la tenía destrozada.
Comenzó a caminar, aquellos pasos se hacían eternos.
Llegó a casa y lo primero que hizo fue llamarlo.
— Ame, pasó algo? —Preguntó del otro lado de la línea.
Jake, ven por favor, te necesitó —Suplicó entré sollozos
En seguida voy mi pequeña, por favor, no hagas nada malo —Contestó rápidamente agitado.
Jake encontró a la castaña en una esquina de la habitación, mientras ella estaba abrazando a sus piernas y con su cabeza entré ellas. Los sollozos se hacían mas fuertes, rompiendo rotundamente el corazón del australiano.
Sabía que ella lo amaba mucho.
Por eso su corazón ardían como una fiebre por ser un amor que jamás tendría.
— Él, la tiene, ya es parte de su corazón —Levantó la mirada aquella chica, mientras miraba con tal tristeza al australiano.
Sus ojos rojos e hinchados de una forma descomunal. Mientras el corazón del pelinegro, ya estaba hecho pedazos por la situación.
Se acercó a ella rápidamente, colocándose a su altura, mientras su dedo pulgar removía las lagrimas que por sus mejillas se deslizaban como una melodía suave, pero tan apasionada.
— Obtuvo su corazón, y ahora es ella quien tiene su corazón —Lo miró directamente a los ojos.
— No mereces sufrir por alguien que no te valora princesa —Habló suavemente.
— Lo sé, pero- —Él la interrumpió.
— Si tu destino no es estar con él, no lo es, y si lo es, pues, el mismo destino los volverá a unir —Explicó dulcemente, mientras con una mano pasaba un mechón de cabello por detrás de su oreja.
. . .
XXX: ¿Que pasará con Riki, señor? —Preguntó esperando respuesta.
Destino: Inhalo.— Su destino era terminar junto a ella, pero él mismo arruinó su futuro pensando que era bueno evadir sus sentimientos por ella y no aceptarlos.
XXX: ¿Y Jake? —Lo miró.
Destino: Él es quien estará con ella, como siempre lo pensé —Culminó su hablar para retirarse.
¿Estará bien el propio destino ¿O está bien pensar segundas posibilidades?