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La cita había salido de todo bien, por fin había pasado un momento a sola las almas que en su momento estuvieron perdidas

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La cita había salido de todo bien, por fin había pasado un momento a sola las almas que en su momento estuvieron perdidas. 

La brisa jugaba con la melena de aquellos protagonista, quienes decidieron salir a caminar un rato luego de compartir una linda cena romántica. La luna estaba brillante, bastante hermosa ante los ojos de ambas almas gemelas. 

Ambos se sentaron en una banca que dejaba ver la luna completamente despejada, mientras sus corazones latían fuertemente por la presencia de cada uno. Ame, quien siempre se emocionó por un mínimo detalle de parte de su amigo de la infancia y quien jamás pensó que él se terminaría enamorando de él. 

Riki a pesar de ser bastante terco siempre quiso intentarlo, porque ella valía totalmente la pena. Siempre tuvo a alguien que lo quería, sufrió bastante por él y lo amo con todo el alma a pesar de que él creía amar a otra persona. 

— Creo que el perdón no servirá de nada está vez, cierto? —la miro mientras sonreía fingidamente. 

Ella miro la luna, para luego mirarlo a él. 

— La luna siempre fue testigo de que siempre te amé y que te perdoné al volver aquí, porque sabía que te encontraría. —confesó. 

Jake siempre supo que ella amaba a Riki, pero jamás se cansó de buscar un lugar en su corazón y lo consiguió, quien lastimosamente falleció. A pesar de eso, ella amo más a Jake de lo que ama a Riki ahora mismo. 

— ¿Cómo? —preguntó desconcentrado. 

— Jake sabía que te amaba mas que a mi misma y decidió intentar conquistarme, mientras yo lloraba por aquel castaño que pensé que jamás me pondría atención. —relató mientras pequeñas lagrimas rebeldes se deslizaban por mis mejillas. 

Él se acerco un poco más a ella retirando las pequeñas lagrimas con el pulgar. 

Pudieron hacer contacto visual luego de tiempo sin sentir esa conexión, él quien acarició con ternura acariciaba su mejilla no despegó sus ojos de ella. 

La mirada de ambos bajo a los labios del otro. 

Ambos tomaron la iniciativa de romper la poca cercanía que tenía, uniendo sus labios en un lindo y tierno beso, donde demostraban su amor, su aprecio y su verdadero objetivo de vida.

El pelinegro, quien seguía acariciando la mejilla de la chica mientras la besaba, bajo su mano hacía la nunca de la chica que al tacto erizo su piel.

 Maldijeron al aire por agotarse tan rápido y por dejarlo de tal manera con ganas de más. 

Ambos unieron sus frentes, cerrando sus ojos, mientras sentía el ambiente tranquilo, relajante, donde el amor se podía sentir y en donde por fin podían estar juntos al fin. Él tomo su mano y la suya, para así mirarla tiernamente, quien por fin ahora podía decir que su corazón era suyo. 

La pelinegra asintió con la cabeza, sabía lo que quería decir él al tomar su mano y mirarla. 

Las lagrimas rebeldes no pararon de salir de los ojos negros del chico, quien rápidamente no dudo en llorar y lanzarse en los brazos de su amada. Luego de tanto sufrimiento de ambos, pudieron estar juntos a pesar de todo y pudo nuevamente sentir los latidos de su corazón. 

Se escondió en el cuello de la chica, mientras las lagrimas chocaban con su cuello y se deslizaban. Ella acarició el cabello del chico como consuelo y ayuda. 

Por fin había conseguido lo que tanto se propuso. 

Al siguiente día. 

Ambos decidieron ir a la casa de la chica a ver películas durante toda la noche, hasta que se quedaron los dos dormidos abrazados en el sofá de la sala.

El chico se levantó y estiró, dándose que había abrazado toda la noche a su amada novia, quien intento despegarse de la mencionaba, pero estaba peor que un koala pegada a un bambú. Dejo que su cuerpo reposará en el sofá y se fue directamente a la cocina. 

Decidió preparar panqueques con una ensalada de frutas. 

Puso manos a la obra antes de la que chica despertará por el olor. 

— Amor, que huele tan rico?~ —habló soñolienta interrumpiendo al chico quien estaba cocinando, recibiendo toda la atención. 

No dudó en reír por la ternura que daba su novia, toda despeinada, quien frotaba levemente sus ojitos, tal como una niña pequeña. 

— Te preparé el desayuno. —admitió el pelinegro con una sonrisa tímida que hizo que su novia se emocionará. 

— ¿En serio? —preguntó emocionada. 

Él asintió varias veces. 

— Iré a asearme, ya regreso. —dijo rápidamente para dejar un beso rápido en los labios del chico, para salir corriendo a la habitación. 

— Ella es tan perfecta. —sonrió embobado. 

Era totalmente hermosa ante sus ojos, nadie podía comparar como Riki veía a Ame. 

Ya solamente no era su mejor amiga, era su todo.

Su futura esposa.

𝙄𝙣𝙛𝙞𝙣𝙞𝙩𝙮 𝙇𝙤𝙫𝙚. [𝙉𝙞𝙨𝙝𝙞𝙢𝙪𝙧𝙖 𝙍𝙞𝙠𝙞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora