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Recuerdo el día en que nos conocimos más que la palma de mi mano, era verano, las hojas de los arboles estaban de un color verde intenso, los pájaros cantando de forma muy suave y relajante, donde yo estaba perdida y tú eras quién me guiaba

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Recuerdo el día en que nos conocimos más que la palma de mi mano, era verano, las hojas de los arboles estaban de un color verde intenso, los pájaros cantando de forma muy suave y relajante, donde yo estaba perdida y tú eras quién me guiaba. 

— Ahí fue el momento en dónde quise que siempre fueras mi guía.

Había salido el sol para aquellos dos jóvenes desvelados por un proyecto de su facultad, ambos cansando y exhausto por el contenido del proyecto; densos y tensos debido al estrés, querían terminar de una vez todo el sufrimiento y etapa llamada: "P...

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Había salido el sol para aquellos dos jóvenes desvelados por un proyecto de su facultad, ambos cansando y exhausto por el contenido del proyecto; densos y tensos debido al estrés, querían terminar de una vez todo el sufrimiento y etapa llamada: "Proyecto de último momento". 

— ¿En que momento elegí yo saltar a la facultad en secundaria? ¿me explicas? —Protestó el castaño. 

— No me preguntes a mi, yo también me hago esa pregunta. —Respondió la pelinegra. 

Ambos estaban en el primer semestre de universidad, estaban siguiendo la carrera de fotografía e idioma. Eran fanáticos de las lenguas extranjeras y de los paisajes que garantizaba Japón, gozaban de los lujos de su país y de las riquezas que poseía. 

— A veces quisiera haber elegido turismo, de vez de fotografía. —Habló el castaño arrepentido. 

— ¡Oye! —Se quejo la pelinegra y le dio un leve golpe en el hombro. 

— Era broma, era broma. —Dijo en su defensa y luego río. 

Eran los mejores amigos desde pequeño, al conocer ese pequeño parque en Okayama, supieron que ambos eran destinados a ser mejores amigos hasta el final de los tiempos. 

— Por decima vez, ¿a quién se le ocurre mandar un proyecto a última hora? O sea, está bien mandarlo, pero algo a última hora no me parece. —Se quejo el castaño nuevamente. 

— Riki. —Lo llamó. 

— Está bien mandar asignaciones, pero no a última hora. Un domingo, ¿me oyes? ¡UN MALDITO DOMINGO! —Seguía protestando antes las decisiones de su profesora. 

— ¡RIKI! —Lo llamó por segunda vez. 

— ¿¡QUE!? —La miro. 

— Calma, ya hemos terminado el proyecto, hace más de una hora y sigues con quejas. Mejor, disfrutemos de la caminata por el parque, y luego iremos a comer helados, ¿vale? —Habló con suavidad. 

El castaño solo asintió y siguió la caminata, estaba pensativo, por mucho tiempo lo estuvo, tenía preguntas sobre la vida en su mente, a pesar de tener 17 años, estaba algo perdido. 

— Ame. —Llamó el castaño a su mejor amiga. 

— Mmmh? —Contestó. 

— ¿Crees que si participo en clases de baile, estaría bien? —Preguntó dudoso. 

— ¡Claro que si!, eres excelente bailarín, eso me lo demostraste el día de tu cumpleaños. —Ella río al recordarlo. 

— Pero, pensé que lo habías olvidado Ame. —Dijo con sus mejillas sonrojadas. 

— Un buen recuerdo jamás se olvida, y más si eres tú. —Respondió y susurró lo último. 

— También tengo un recuerdo. —Soltó de la nada. 

— ¿Cuál? —Preguntó Ame con una sonrisa. 

— El día en que te caíste del tobogán y te sacaste un diente de leche. —Soltó una carcajada. 

— ¡NISHIMURA RIKI! —Gritó la chica. 

— Ay, ya valí ¿cierto? —Preguntó intimidado y ella asintió.—, matanga, dijo la changa. 

El castaño comenzó a correr por su vida, estaba feliz de tenerla como mejor amiga y compañera de vida. Todas sus locuras juntos, eran increíbles. 

— ¡TIENES 17 AÑOS, PERO PARECES DE 2 AÑOS! ¡VEN ACÁ! —Grito Ame atrás de él. 

— ¡NO QUIERO MORIR JOVEN AME, ENTIENDE! —Respondió de la misma manera. 

Ame se abalanzó sobre Riki, haciendo que él cayera al suelo, quedando en su parte baja y ella encima de él. 

— Te tengo. —Dijo cantando su victoria. 

— No me hagas daño, soy muy joven para morir. —La miro. 

Ame al percatarse de la cercanía que tenía con su mejor amigo, se alejó nerviosamente y río disimulando los nervios. 

Ella misma extendió su mano para ayudar a su mejor amigo a levantarse, él sin dudarlo, acepto su mano y ella lo levantó sin hacer mucha fuerza, ya que, ya la tenía. 

— Te dejaré vivir por está vez, a la próxima no te salvas, eh! —Dijo riendo. 

— Acepto el reto. —Sonrió. 

Ame lleva enamorada de su mejor amigo desde que tiene memoria, su corazón se vuelve loco con tan solo su presencia, sus nervios ya no salen como antes, ya que la compañía siempre estaba presente. 

Ella ama con locura, su voz es la música que relaja para sus oídos, sus locuras, hacen que reviva todo lo muero que hay en ella, su suave y delicada forma de ser, aquellos ojos rasgados que le había robado suspiros e incluso sueños, eran aquellos que quería ver siempre, quería que él siempre fuera su motivación. 

Ella muchas veces se dio por vencida, él jamás se fijaría en ella, la veía como una hermana, tampoco ella pedía forzosamente que la viera como algo más, pero ella sabía que el día en que aquellos ojos mirarán a otra persona, se sentía destrozada. 

"El amor no correspondido es el que más duele, el que quema el alma, la fuerza, la esperanza y la ilusión, aquellos anhelos que tanto quisiste con esa persona  

Se había esfumado"

𝙄𝙣𝙛𝙞𝙣𝙞𝙩𝙮 𝙇𝙤𝙫𝙚. [𝙉𝙞𝙨𝙝𝙞𝙢𝙪𝙧𝙖 𝙍𝙞𝙠𝙞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora