5

807 103 12
                                    

La pelinegra había faltado dos semanas seguidas a clases, para el castaño ojos color negro fuerte era totalmente extraño; jamás había faltado tantas veces a clases su pequeña mejor amiga, más sabiendo que ella odiaba con todo su ser faltar a clases

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La pelinegra había faltado dos semanas seguidas a clases, para el castaño ojos color negro fuerte era totalmente extraño; jamás había faltado tantas veces a clases su pequeña mejor amiga, más sabiendo que ella odiaba con todo su ser faltar a clases. 

Fue a dirección a preguntar por su pequeña. 

— ¿Puedo saber por qué Ame no se ha presentado últimamente? —Preguntó el castaño con formalidad. 

— Ella retiró sus papeles de la universidad, y vino a pedir el permiso de traslado a Australia. Seguirá la carrera allí. —Confesó el director. 

Aquellas palabras hicieron que aquel castaño saliera de la universidad corriendo, tenía un dolor en el pecho bastante feo. Tenía miedo a que arrebatarán aquella única persona que lo quería y quien estaba para él, sin saber que él mismo lo causó. 

Corrió con todas sus fuerzas, llegando a la casa de la pelinegra, tocando su puerta con gran desesperó, esperando a que ella abriera la puerta. 

Efectivamente, la abrió, pero no estaba bien.

Sus ojos se encontraban hinchados e irritados por tanto llorar, se podía notar la tristeza en aquellos ojos. Era él, el causante de todo dolor, de su mal, lo amaba demasiado como para dejarlo ir, pero lo tenía que hacer. 

Él era feliz en otros brazos que no eran los de ella. 

— Ame —Musitó tristemente mirándola. 

Ella desvió la mirada, no quería verlo. 

— ¿Q-que te p-pasó? —Preguntó tartamudeando, estaba tratando de entender todo. 

— Tú, tú eres lo que pasa. —Contestó segura. 

— ¿Yo? —La miró y ella asintió. 

— Te olvidaste de mi. —Lo miró con nostalgia. 

— No lo hice. —Negó. 

— ¡Si lo hiciste! —Alzó la voz. 

Él se quedo callado para que ella hablará. 

Inhalo, para luego hablar. 

— Te has olvidado completamente de mi; desde que está ella, parece que solo te acoges a mi para opinar de tu vestimenta al salir con ella. Ya no pasas tiempo conmigo, incluso solo me llamaste para presentarme frente a frente a ella.  He tratado de estar bien, pero no puedo estarlo por todo el reemplazo que siento, mi corazón no aguanta tanto dolor. Cada noche llorando, desvelándome por solo verte feliz y simplemente te alejas como si nada, y luego vuelves, como si nada hubiera pasado; sé que tú no sabías de nada, pero me dolió más de lo que lo imaginas. —Miró al chico. 

El castaño se encontraba analizando aquellas palabras de la pelinegra. 

¿La había olvidado? 

— Yo, que luché por estar en esté puesto ¿lo olvidas como si nada? —cuestionó—, yo me gané todo lo que tengo y lo que siempre me ha parecido increíble es tu presencia en mi vida. —Confesó con su voz entrecortada. 

— Perdón, yo sol-o —Fue interrumpido. 

— Mi corazón se rompía cada vez que decías que ella te gustaba, que saldrías con ella, que ella era lo mejor que tus ojos habían apreciado. Me dolía, sabiendo que yo ya estaba enamorada de ti, hace más de tres años. Me enamoré de ti, pero jamás te diste cuenta; solo te importaba ella, solamente ella. Tus ojos brillan al hablar de ella, tu tonó de voz se vuelve dulce, ella te cautivó en tan poco tiempo, logró, lo que yo no logré en años. —Lo miró, mientras apreciaba el rostro del castaño. 

Él se quedó inmóvil a tales confesiones, todo esté tiempo ella estuvo enamorada de él y él jamás lo notó. Siempre la dejó de lado desde que conoció a la castaña, porqué la castaña se había convertido en su todo, en la luz de sus ojos. 

— Lo lamentó tanto, prometo cambiar todo, seré mejor, lo prometo. —Suplicó llorando. 

— Ya es muy tarde Riki, muy tarde. Me iré a Australia, para una nueva historia, de dónde tu nombre no está escrito. —Le respondió, mientras grandes lagrimas caían por sus mejillas. 

Ella le cerró la puerta al castaño, él solo se dispuso a llorar al frente de la puerta fuertemente, que incluso se podían escuchar en todo el vecindario. 

Todo esté tiempo fue un egoísta, y jamás se dio cuenta que la dañaba, a la única persona que el adoraba. 

La chica, se dirigió a su cuarto, de donde ahí se encontraba el pelinegro. 

— Pequeña, ¿sucedió algo? —Cuestionó el pelinegro. 

— Riki vino y le dije todo Jake-ah. —Contestó llorando abrazando al mayor.

Ella se acurrucó en sus brazos, como una niña pequeña. Sentía su calor, él la hacía sentir segura.

Algo que nunca pudo lograr el castaño.

𝙄𝙣𝙛𝙞𝙣𝙞𝙩𝙮 𝙇𝙤𝙫𝙚. [𝙉𝙞𝙨𝙝𝙞𝙢𝙪𝙧𝙖 𝙍𝙞𝙠𝙞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora