UNA SEMANA DESPUÉS
Las aguas se calmaron más de lo que imaginé. Fue como si por arte de magia los problemas se hubiesen esfumado y ahora mi vida parece ir normal, ya no hay caídas libres o asuntos inesperados que ocurran de pronto, no hay más ajetreo...simplemente tengo la sensación de sentirme como cuando papá aún vivía y la verdad es que eso me asusta un poco. Todo está en una línea recta tan derecha que mi cabeza no deja de pensar en qué momento eso puede cambiar.
Mi madre no tocó el tema después de que volvió aquella noche siendo un manojo de lágrimas y de furia, su cara se veía tan desconcertada y triste que no quisimos hacer pregunta alguna, lucía como si no se creyera nada de lo qué estaba pasando, como si en un cerrar y abrir de ojos la perfecta vida que ella estaba creando se la hubiesen arrancado al igual que la página de un libro viejo. Lo único que nos pidió fue acompañarla en su cama hasta que saliera el sol y que no la dejáramos sola, la abrazamos todo el tiempo que estuvimos ahí y secamos sus lágrimas conteniendo las nuestras. Annie toda la semana la estuvo llevando al trabajo y ambas íbamos por ella al mismo, algunas veces cenábamos en el restaurante y otras pocas acá en casa.
Mis días en la librería finalmente terminaron con esa esperada firma de libros que fue un éxito y no hubo rastro de aquel chico de ojos azules que trae mi mundo de cabeza, no sé nada de él desde la última vez que lo vi antes de que todo este caos estallara como una granada, y si soy sincera si lo extraño, extraño su cara enfurruñada y su sonrisa coqueta cada vez que me mira.
No sé si sea conveniente volver a verlo, mi madre nunca nos dijo en qué términos quedo con Gustav pero pudiéndolo adivinar se ve que en uno no muy buen y tampoco sé quiénes estaban allí cuando ella fue a despotricar a gritos todo lo que supo, así que no sabría con exactitud cómo reaccionar si tengo a Evan de frente.
Sin levantarme de la cama miro a mi hermana que se seca el cabello con la secadora, mismo aparato que hace un rato me despertó de sobresalto.
—Hola dormilona. —Me saluda en cuanto apaga el secador y nota que estoy despierta.
— ¿Por qué haces tanto ruido a esta hora?
—Massimo me pidió que le ayudara con el inventario y prometió pagarme el triple, estas ofertas no se hacen todos los días, Scar. —Explica. —, así que hoy entre dos horas antes. —eso último lo dice sin ganas.
Arrugo la nariz.
—Contigo aquí mis planes de levantarme tarde se van al caño.
Veo como habré la cajita de madera en donde ponemos las horquillas y saca un par para ponérselas en el pelo.
—Lo siento, pero esto es importante si queremos irnos aquí.
Esas últimas palabras me hacen sentir una punzada en el estómago muy parecida a la que tuve la primera vez que las escuché, lo de irnos de aquí esta vez va más que en serio, nuestra madre está muy segura de que apenas acabe este nuevo mes nos iremos lejos, quizá a otra ciudad o aun barrio en donde Gustav ya no pueda saber de nosotras y si bien nos va, su idea es que muy pronto nos vayamos a Rusia, tiene la ilusión de querer hacer las paces con su madre y sus hermanas, al igual quiere que Annie y yo las conozcamos.
Y aquí mi único y gran problema es que no sé qué va a pasar con Evan.
»—, y ya que estarás aquí un largo tiempo, ¿Puedes llevar la ropa a la lavandería? —Concluye.
La idea de regresar al lugar donde comenzaron los hostigamientos no me hace sentir del todo cómoda.
— ¿No podemos llevarla cuando tu regreses?, así vamos juntas.
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PELIGROSO DESEO || LIBRO 1 +18 [✓]
Teen Fiction«Enamorarse será el error más grande que pueden cometer» ---- NO acepto copias y/o adaptaciones. NO la tomes como tuya.