Jueves por la tarde. Todo ha ido tranquilo y lo agradezco. Evan se apareció en la librería por la mañana para decirme que la cita no podría ser posible y aunque eso me desilusiono un poco internamente lo agradecí después del pequeño enfrentamiento que tuve con su supuesta novia, no necesito más problemas de los que ya tengo. La semana en sí se fue como la mantequilla en sartén caliente y me alegro tanto de que haya ocurrido de esa forma porque mi cuerpo proclama descanso infinito a los cuatro vientos y yo mi cama. No voy a negar que después del susto con Dean en la parada de autobús cada vez que ponía un pie en la calle mis sentidos se agudizaban tanto que a cualquier movimiento me ponía alterada y más cuando estaba sola, algunas veces tuve que disculparme con Dean cuando llegaba a reaccionar así en su presencia diciéndole que estuve mirando muchas películas de terror estos días con Annie. Es lo más tonto que se me ha ocurrido inventar.
Tampoco me atreví a contarle a Annie lo que ocurrió en la parada, traté de llegar lo más tranquila que pude a casa.
Pasando con mi madre, su enojo se esfumo casi a mitad de semana durante la cena, de la nada empezó a hacernos platica sobre que quiere cambiar el tapiz de la pared porque el color salmón hace que todo luzca chillón y que nosotras parecemos complemento de los muebles por nuestras cabezas pelirrojas, el comentario hizo estallar a carcajadas a Annie y ella me contagió a mí, las tres terminamos sosteniéndonos la tripa hasta que las lágrimas se asomaron por nuestros ojos y nos quedamos en ese silencio cómodo que fue el inicio para más bromas durante la noche hasta que nos fuimos a dormir.
Esos momentos son lo que más anhelo tener, estar las tres en disputa la mayoría del tiempo es algo que sigue ocasionándome demasiado mal humor y ansiedad, cosa que es muy notoria para las personas que me rodean. Annie no tocó más el tema de esa noche en Jungla supongo que ahora que las aguas ya se calmaron buscará el momento adecuado para poder conversarlo con mamá y lograr por todos los medios que no se enojé.
Annie jala un rizo y me quejo. — ¡Auch!
—Deja de estar de bebé. —Sus dedos vuelven a estirar mi cabello y aprieta los mechones con un poco de fuerza entrelazándolos entre sí.
—No estoy de bebé, tú eres la que está jalándome más de la cuenta. —Muevo un poco la cabeza y ella vuelve a ponerla en su lugar. Gruño.
—No lo hago a propósito. —Se defiende.
Mi hermana lleva ya varios días insistiendo sobre que me haría un pequeño cambio para que mi cabello peculiarmente explosivo estuviera fuera de mi campo de visión, y desde ya hace un rato está intentando trenzar mi cabello enmarañado, es un gran desafío que pocas veces ha logrado.
Sus dedos delgados toman mechones delgados y con sumo cuidado lo trenza para no hacer más nudos de los que tengo.
— ¿De quién carajo sacaste este greñero?
Me encojo de hombros. —, papá decía que su abuela lo tenía así, yo que sé Annie, no la conocí.
—Cada que termino una siento que te creció una hectárea más de rizos. —Se queja.
—Tú quisiste esto, ahora será mejor que termines porque ya llevas más de la mitad. —Le saco la lengua.
Una hora más tarde Annie logra llenar mi cabello por completo de trenzas que me hacen sentir como Michonne de The Walking Dead y me gusta mucho. Me levantó de la cama y voy directa al espejo para mirarme, me veo más pálida y larga sin tanto exceso de cabello en mi rostro y las pecas resaltan más en mis mejillas.
—Realmente te ves demasiado hermosa. —Me da un apretón en los hombros, y poco después sonrío con diversión. —, ahora ya es momento de irnos a nuestra tarde de chicas.
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PELIGROSO DESEO || LIBRO 1 +18 [✓]
Ficção Adolescente«Enamorarse será el error más grande que pueden cometer» ---- NO acepto copias y/o adaptaciones. NO la tomes como tuya.