‣ Capitulo 21

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 La camioneta se detiene justo en la entrada de un bosque alejado de la ciudad y del que no tenía conocimiento de su existencia. Evan condujo alrededor de una hora a este lugar que a leguas se ve que está sumamente deshabitado y sin un alma que venga a visitarlo, su aspecto es más parecido a los terrenos baldíos que salen en las películas de terror.  Los seguros de la camioneta se abren al tiempo que el motor es apagado, él se baja rodea el vehículo y me abre la puerta ayudándome a bajar tomando mi mano, en cuando mis pies tocan el césped corto y seco, cierra despacio la puerta de la camioneta a mis espaldas.

— ¿En dónde estamos?

Miro con curiosidad a mí alrededor, no todos los árboles lucen con ese color verdoso oscuro que los hace ver llenos de vida, hay unos que están secos con las ramas caídas o simplemente ya no tienen una sola hoja adornando su extensión y la hierba alta que cubre las bancas de madera y algunos columpios detrás de estas.

—En un lugar a donde venía de niño. —dice él.

Elevo ambas cejas. —, no respondiste a mi pregunta.

—Sólo es un bosque, Scarlett. —Pone el seguro y me hace caminar a su lado aun tomándome de la mano. Su tacto cálido me hace sentir más segura de estar aquí.

— ¿Cómo es que no te daba miedo?

—Antes no estaba así, —me da un leve apretón en la mano. —, te puedo asegurar que si hubieras conocido este lugar en sus buenos años, no hubieras querido salir nunca de aquí.

Me cuesta imaginarme este lugar con vida o con personas pasando un buen rato en un día de campo. Suspiro quitando levemente la vista del frente para mirarle el perfil, luce algo nervioso y la forma en la que muerde su labio me lo deja muy claro.

— ¿Estás bien? —Se me sale preguntar y obtengo su atención.

—Por supuesto, ¿Por qué la pregunta?

—No por nada, sólo curiosidad.

Creer o no creer. Nos quedamos en punto medio.

Me da un vistazo antes de seguir caminando conmigo.

— ¿A un no confías en mí?

—Lleva tiempo confiar en alguien, no es sencillo.

—Haré que sea sencillo. —Sonríe, un gesto que me hace sentir que lo que dice va muy enserio.

Nos metemos entre la mata de hierba brincando algunos troncos que se atraviesan en el césped y trato de pisar lo mejor que puedo para no caerme de cara contra el suelo. Evan tiene razón este lugar es demasiado pacifico aunque parezca de mala muerte, lo único que te permites escuchar mientras andas son las hojas de los árboles chocar entre sí y tus pisadas en las hojas secas que adornan la mayor parte del lugar. Imaginar a Evan de pequeño aquí es algo tierno, pero ese sentimiento es cambiado cuando recuerdo la fotografía de su madre en mi teléfono.

— ¿Estás escuchándome? —La voz de Evan me saca de mis cavilaciones.

—Eh, sí, sí, lo hago. —Carraspeo.

Él se ríe negando.

—Si no estuviera tomando tu mano, seguro irías a molestarte ese pulgar. Cuéntame. 

Me rindo.

—Ya lo siento, —Suspiro. —, sólo es que no avise que estaría contigo, no suelo llegar tarde a casa. —Miento en parte.

—Envíale un mensaje a tu hermana, anda. —Me suelta la mano.

Asiento sacando el teléfono del bolsillo del cárdigan, desbloqueo la pantalla y voy en busca del nombre de Annie tecleo una explicación breve de que llegaré tarde a casa y en cuanto le pulso al enviar me sale un anuncio en rojo con un signo de admiración indicándome que no hay señal.

PELIGROSO DESEO || LIBRO 1 +18 [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora