‣ Capitulo 2

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El bus me deja justo una calle antes de llegar a la librería y como todos los días hago a pie un pequeño trozo del camino hasta empujar con la mano la puerta de cristal provocando que la campanilla suene anunciando mi llegada y al mismo tiempo llamando la atención de Dean, uno de los únicos y pocos amigos que he hecho en mi nueva vida.

—Buenos días, Scar. —Me saluda agitando la mano.

—Sólo días Dean, no hay nada de buenos hoy. —Hago una mueca mientras a travieso la pequeña entrada del mostrador.

Tuerce la boca pensativo.

—Déjame adivinar... se trata de tu madre ¿no?

—Sí, —Alargo casi en un susurro la sílaba y  aprieto los labios. A pesar de que llevó poco tiempo conociéndolo, Dean es una persona que me genera ese extraño sentimiento de conocerlo de toda la vida y me atreví a abrirme un poco con él en los aspectos que estos últimos meses están ocurriendo conmigo y uno de ellos fue mi madre—en cuanto a sus extrañas actitudes, sin entrar en tantos detalles, sólo le dije lo necesario. —, sigue con su insistencia de que deje el trabajo y me pone las mismas excusas de siempre.

Esa actitud rara de ella me hace sentir inquieta, además de molesta. 

— ¿Y ya conseguiste que te dijera porque lo hace? —Me observa con esos lindos y penetrantes ojos verdes antes de tomar un manojo de separadores y comenzar a meterlos a un tubo cilíndrico de vidrio.

—Créeme siempre lo hago, cada vez que peleamos le pregunto el por qué y nunca obtengo la respuesta, sólo me mira y se va.

—Dale tiempo Scarlett, quizá es estrés no hay que ponernos paranoicos, aparte no hace mucho llegaron aquí y por lo que me has contado no han conocido muy bien la ciudad,  —Se encoje de hombros y me sonríe levemente. —, y aparte  no es para nada un secreto que nuestro barrio sea uno un tanto peligroso.

—Lo sé Dean, pero ella sabía a qué nos estábamos arriesgando al pasarnos a este lado de la ciudad, y tu sabes más que nadie que necesito el dinero. —Le quito un buen bonche de separadores de la mano para ayudarle a terminar las simples tareas que nos faltan hacer antes de que llegue el camión con las cajas de libros.

Bien, ese es otro punto que toque con él una vez que salimos a tomar un café, — la situación que atravesé al irme de donde vivía y llegar con la señora Holland —, y aunque como dije no soy una persona que le guste andar contando todo, Dean supo ganarse mi confianza en poco tiempo.

—Entonces, eso deberías de decirle a tu madre también.

—Ella lo sabe. —Suelto sin querer irritada y dejo los separadores en la mesa. Me llevo las manos al cabello frustrada. —, joder, esto es tan desesperante.

—Ven aquí, puedo notarlo amiga. —Los brazos de mi amigo me rodean y me atrae a su cuerpo por unos segundos que se sienten bien. Esto era lo que necesitaba.

El trabajo en la librería lo encontré gracias a un anuncio en el periódico y debo decir que fue muy complicado que Marian nuestra jefa me aceptará, no tenía experiencia alguna para trabajar, nunca tuve la necesidad de hacerlo porque seguía estudiando y mis padres a mi hermana y a mí nos daban todo, pero eso cambio cuando mi padre murió y tuvimos que comenzar a movernos independientemente tanto Annie como yo. El banco nos quitó la casa, los ahorros y nos dejó en la calle sólo con la ropa que llevábamos puesta, nunca tuve la oportunidad de sacar algo de mi hogar y al no tener familia en Washington—ya que la mayoría está en Rusia, larga historia—, heme aquí, buscando sobrevivir cada día.

Así que Dean me ofreció a enseñarme a manejar la zona de caja, el almacén y un poco de la mini cafetería que hay en la librería y una semana de prueba después, obtuve el trabajo. En este lugar ocupan la rotación de puestos, así que no tengo uno fijo y eso está bien, la cosa se hace muy divertida a veces.

PELIGROSO DESEO || LIBRO 1 +18 [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora