Capítulo 38

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Maratón 1/3


La mañana siguiente puedo describirla como la más normal que he tenido desde que llegué a vivir aquí, tuvimos un desayuno agradable acompañado de una película que Evan propuso a último momento sobre un chico que se encontraba unos tenis mágicos y se hacía una estrella en el basquetbol y sin querer se volvió mi película favorita al ser la primera que veía con él abrazados en al sillón, dándonos mimos y siendo una pareja completamente normal.

Poco después del medio día las cosas tomaron un rumbo muy distinto, mientras yo lavaba los platos y Evan se iba a dar una ducha, sonó su teléfono que estaba a mitad de la isla de la cocina y respondí. Se trataba de un número desconocido.

Antes de que pudiera tan siquiera abrir la boca, la otra voz en un tono muy grosero y enfadado habló.

— ¿Ya lo hiciste pedazo de cabrón? —gritó. —, Gustav sólo me está jodiendo y te juro por mi madre que voy a decirle todo como no traigas pruebas.

Me quedé paralizada y mi cuerpo sudó frío. No pude articular palabra alguna y un miedo muy conocido se instaló en mi cuerpo cuando esa maldita voz del callejón y de la lavandería llegó a mi como una ola de mar gigante y me revolcó por varios metros entre los recuerdos y el dolor.

Colgué.

El teléfono se me resbalo de las manos y cayó sobre la isla en un golpe seco, mis pies retrocedieron hasta que choque con el sofá y me dejé caer en el suelo como una pequeña niña llena de miedo.

Esa voz...

—Pelirroja, ¿te gustaría salir conmigo a ce...? —Evan se detuvo a mitad de oración y sólo escuché sus pasos apresurados venir hasta mí, lo miré con los ojos aguados y contuve las ganas de querer gritarle un sin fin de cosas.

Él dejó de molestarme cuando llegué a su departamento, las amenazas se fueron y mi vida de un momento a otro sólo se volvió a sentir normal. Las ideas que ahora mismo me estoy haciendo no son nada favorables ni buenas, sólo es todo aquello que puede estar pasando y pasó.

— ¿Qué te ocurre?

No me atrevo a responder, sí todo está en el punto a donde quería llegar Evan conoce a la persona que me acosó por meses, conoce al posible responsable de la muerte de Annie y de mi mamá, y jamás en la vida voy a perdonarle eso.

Lo hago para atrás y me levantó, él quiere tomarme de la mano pero la quito y su rostro se trasforma en uno impaciente y desorbitado.

—Habla conmigo, no me dejes así. —me pide.

—Sólo quiero estar sola. —le hago saber a duras penas. —, nada tiene que ver contigo. — y la voz en ese momento me salió tan insegura y pastosa que sentí que Evan iba a descubrirlo.

Sus ojos me miran, estudian cada expresión de mi repentino cambio de humor hacía él y sin decir nada más asiente. Sus pies se mueven hacia la isla, toma su teléfono y mira la pantalla, esa expresión de desolación cambia a una seria y preocupada que me desconcierta aún más.

—Voy a salir, no me esperes a cenar. —anuncia y sale por la puerta como si en un segundo ambos nos hubiéramos convertido en un par de extraños compartiendo el mismo techo.

En cuanto la puerta se cierra con la doble chapa y el seguro, sólo una idea cruza por mi cabeza.

Tengo que salir de aquí.


Dos horas más tarde me encuentro haciendo lo más absurdo que se me ocurrió y espero no matarme en el intento. Las sabanas atadas formando una cadena ya hacen lanzadas por la ventana del cuarto piso de este edificio para que yo pueda bajar con el mayor cuidado que tenga, la idea no está nada mal el único problema es que si me lastimo o algo sale fuera del plan, me quedé sin huida y sin poder llegar con Dean.

PELIGROSO DESEO || LIBRO 1 +18 [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora