Capítulo Veinte

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Daniela

Después de hablar con Lucas tuve que ir a mis siguientes clases, para este caso solo me hacían falta dos por lo tanto podría ir por la moto luego de salir.

Las clases fueron de lo más aburrido, geografía y química, aunque química se medió defiende no es tan aburrida.

Me dirigía a la puerta de la entrada junto con Coral a mi lado y me dijo:

—Ese chico es maravilloso, el día de hoy me regalo un ramo de flores de papel, y se ven tan preciosas —me dijo mostrando sus rosas.

—Claro que sí, aunque la forma del trazo de tus flores se me hace algo conocida, ¿Quién es ese chico misterioso?

—Ya te dije que no te lo diré hasta después, es secreto, pero solo te diré que es muy lindo y romántico.

—Como tú lo digas.

—Claro

Decidí cambiar el tema y le dije:

—¿Voy a tu casa con la comida o vamos ir a cenar?

—Mmm, llévala, ahorita no tengo mucho dinero y lo que tengo lo usare para comprar unas cosas que me hacen falta.

—Claro, me parece bien, ¿a qué hora?

—A las ocho y media.

—Vale, ahí estaré puntual.

No dijimos nada más y nos acercamos a la parada de autobús, yo tenía que tomarlo para ir con el abogado y después ir a recoger la moto y coral tenía que irse a su casa.

Al cruzar la calle estaba Lucas junto con otra chica que no conocía de nada y así decía que según profesaba su amor, hablando con otras mientras yo no estoy, que se cree, aunque no vale la pena enojarme al fin y al cabo no somos nada y unos metros después visualice a Christopher con sus compañeros, volteo y nos saludó a Coral y a mí, cosa rara porque casi nunca lo hace.

Coral se subió al primer taxi y yo me subí al autobús y a mi lado se sentó Christopher, no dijo nada, pero era un silencio un tanto raro así que decidí romperlo.

—¿Qué tal van los entrenamientos de ajedrez?

—De maravilla, está cerca un torneo y yo iré a competir.

—Suena muy bien, espero que te vaya fantástico.

—Claro y gracias, por cierto, tu amiga Coral es muy bonita.

—Ah, sí, demasiado —debía decir que su comentario me sonó un poco fuera de lugar y que me debí de sentir mal, pero realmente no fue así, porque por el realmente no siento nada. Unos asientos más adelante estaba Lucas con esa chica y yo solo lo veía de reojo con cara de enfado.

—Y... ¿a dónde vas? —pregunto después de un rato Christopher porque me di cuenta de que no has traído tu moto.

—Iré al centro a traer un encargo de mi madre y no la he traído porque la he llevado al taller y aun no me la han entregado.

—Vaya, eso es algo malo, pero espero que pronto te lo regresen. Por cierto, eres a la única chica que he conocido que maneje una de esas bestias.

—Gracias, por lo visto es así, aunque muchos digan que estoy loca por manejar una de esas.

—No hay de que, no eres una loca, eres la chica más cool que conozco.

Una parada después Christopher se bajó y solo le di una sonrisa cuando se bajó, aunque en su mochila vi una hoja del color de las rosas de Coral, aunque si Coral saliera con Christopher me lo diría ¿no?

Siempre Veremos Las Estrellas (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora