Siempre Veremos Las Estrellas (En Proceso)

Capítulo Veintiuno

Tiene dos días que hablé con Daniela y le dije lo que sentía por ella.

Algunas veces las personas dicen "es ahora o nunca", fue así como me decidí decirle todo lo que siento por ella porque realmente me gusta, pensé en el fondo que después de declarar mis sentimientos me mandaría por un tubo, pero no fue así, lo comprendido y no se veía molesta en lo más mínimo hasta me correspondió el abrazo.

Hoy es el día en el que se tiene que recitar el poema y la maestra dijo que teníamos que ir formales, así que me dispuse a darme un baño con una canción de José José de fondo, después de 20 minutos en la regadera y cantar a todo pulmón me dispuse a vestirme, mi ropa consistía en un pantalón negro medio entubado, una camisa negra y una corbata del mismo color, aunque esta se la tuve que pedir a Antonio porque las de Ian solo eran rojas, así que no iba conmigo y también son más pequeñas.

En mi mente pensaba en como iría Daniela, nunca la he visto con algún vestido, siempre usa jeans, pero no dudo ni un momento en que se verá muy bonita.

Eran las 15:30 y el evento se llevaría a cabo a las 16:30, pues como no solo era nuestro grupo, sino que eran otros grupos y creo que algunos de otros colegios, pero no estoy tan seguro de ese dato.

Cuando termine de arreglarme, me dirigí a la cocina en donde estaba mi madre, aunque se vio en la necesidad de pedir permiso con tal de ir a verme a declamar el poema, usaba una falta de tubo de color negra y una blusa blanca de manga larga con un moño alrededor de cuello hecho con un listón negro del más delgado que había encontrado, le daba un toque elegante y ella siempre ha sido muy bonita lo cual la hace resaltar, a pesar de que un tiempo se descuidó por culpa de mi padre y ahora que mi padre ya no estaba era más fácil que se pudiera cuidar de nuevo e inclusive se llegaba a maquillar de manera natural y sutil, a su lado estaba Ian con un traje completo como todo un licenciado y sí que se veía elegante mi lobito.

—Debemos de tomarnos una foto -dijo mi madre mientras sacaba la cámara que había comprado hace un tiempo.

—No, no quiero -dije yo, se acercó y me pellizco las mejillas

—No te pregunte, te dije que lo haremos y punto. Nada más porque hoy están muy guapos mis niños.

No dije nada y nos juntamos para tomarnos una fotografía, aunque mamá tomo más de las esperadas y nos hizo sonreír un buen rato, tanto que me dolían las mejillas. Unos minutos despues son un claxon y de inmediato supe que era Antonio, tan puntual como siempre.

Mi madre tomo su bolso, guardo la cámara y salimos a la calle para ir con mi primo. Cuando salimos este dijo:

—Cas, que guapo te ves, estoy seguro de que esa chica se quedara con la boca abierta —dijo guiñándome un ojo—. Hola, tía -se dirigió a mi madre y le dio un beso en la mejilla y paso al lado de Ian alborotando su cabello.

—Es momento de irnos -dijo Ian después de unos momentos mientras se arreglaba el cabello.

—Está bien—respondió Antonio.

Abrió la puerta del copiloto para mi madre y nosotros dos nos subimos en la parte trasera y antes de que empezara a conducir el auto mi madre le dijo:

—Por favor conduce despacio, porque tu padre siempre se ha quejado de que manejas como loco.

—Tranquila tía, los llevare a su destino sanos y salvos.

—Eso espero.

Encendió el motor y tomamos marcha a la escuela. Realmente manejaba tranquilo, no como cuando iba conmigo, pero claro llevaba a mamá y con tal de que ella no se quejara con mi tío la llevaría como ella deseaba.