Sorpresa 🗡🌞

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ESPECIAL
Preparen pañuelos, los amo, disfrútenlo. Es un especial por el cumpleaños de Ares
El 25 de enero.



Amanecer

Ares Capelloni

¿Cómo es que todo puede cambiar de un segundo a otro? Es interesante como funciona el tiempo, como funcionan las realidades y el mundo entero, incluso, es extraño como trabaja el destino y el amor.

Podría decir, que el amor es la fuerza que más dolor puede causarte, pero también, la que puede hacerte la persona más feliz en cualquier jodido mundo. Digamos que Peter y yo no teníamos esa vida perfecta que todos esperan de los príncipes, lo que nos rodeaba era el miedo y los traumas, teníamos una larga fila de ellos de hecho.

Y cuando estás al borde de aquel balcón pidiéndole a las estrellas razones para quedarte, te llega esa pequeña señal a la que podemos llamar "esperanza".  Un día, naces, empiezas a creer y te das cuenta de la mierda que puede llegar a ser la vida. En medio de esa aventura algunos se rinden, otros pelean para encontrar una salida y otros, pasamos años intentando brillar y escondiendo a nuestros demonios.

Había una pregunta que me hice cuando me encontraba en el equipo de los que se rendían a la mitad del camino.

¿Qué hay después de la muerte? ¿Hay felicidad? ¿Hay paz? Seguro que sí ¿Por qué tan solo muriendo encontrábamos lo que anhelábamos en vida?

Después de cuestionarme la vida entera, me preguntaba:

¿Valió la pena vivir?

Si mi respuesta era no, entonces cerraba mis ojos y daba tres pasos hacia atrás. Peter solía repetirme que hasta que tu vida no hubiera valido la pena, no podías irte.

Mi mente se aferró a la idea de que me iría pensando que no hice nada en el mundo terrenal, que nada de lo que hice o que haría, sería suficiente para las personas o para mí. Y dios, como dolía aferrarte a ese pensamiento, como dolía suponer que nunca serías bueno en nada y que la vida se te estaba yendo de las manos poco a poco.

La palabra "Crecer" y yo siempre tuvimos nuestros conflictos. Una parte de mí deseaba con toda su alma no hacerlo, porque significaba tener más responsabilidades y esa idea no me agradaba.  A mis nueve años, ya había escrito una lista de las cosas que quería lograr antes de partir. No era muy larga, pero si precisa.

Número uno. Sonreír sin que me duela, sin estar al borde de las lágrimas, ser plenamente feliz por unos segundos y que mi corazón y alma encuentren paz.

Número dos, quiero sentirme vivo.

Mi yo de nueve, lo único que buscaba era esperanza, una pizca de ella. Porque después de aquel cumpleaños en enero. Todo se fue al carajo, para esta familia, cumplir nueve representaba que ya podía hacerme cargo de mi hermano ¿Cómo un niño va a cuidar de otro? La vida no parecía mejorar y vivir dolía cada vez más, yo era un hombre perdido en medio del mar. A veces intentaba flotar para no ahogarme, y otras, rogaba por quedarme dormido y morir ahogado.

Como puedes deducir, no tuve una infancia y adolescencia normales. Tenía fijo mi fututo. En el, solo había fracaso, porque las estrellas no me dieron mi granito de esperanza hasta muchos años después.

Los sueños son difíciles de entender, más si vienen con imágenes aleatorias que debes descifrar. Vi tres cosas importantes en ese sueño.

Una chica, mi chica.

Una estrella brillante.

Y cuatro ciudades.

La chica sonreía, en sus ojos había brillo y luego, la imagen cambió por la estrella, ambos la veíamos, cuando bajamos la mirada, estaban las cuatro ciudades de Saturno. Me sentía bien al estar a su lado, hasta que tan solo podía verla desde arriba, y me sentí tan asustado que desperté de golpe.

Saturno, el reino de leyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora