𝚇𝙸𝙸𝙸

255 52 42
                                    

El día más temido por algunos, añorado por otros, por fin llegó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día más temido por algunos, añorado por otros, por fin llegó. La cena de bienvenida en mi honor sería aquella noche de viernes.

Los reyes arribaron al castillo por la mañana y los trabajadores iban y venían a todas horas, el castillo por fin comenzaba a tomar vida. Cientos de sujetos, flores, manteles y todo para una cena.

Ary había estado conmigo toda la mañana para terminar los detalles de mi vestido.

—¿Por qué tanto alboroto por una cena?

—A los reyes les encanta derrochar el dinero y contigo aquí siendo una chica de Capella, para la reina es la mejor forma de decirte que ellos lo tienen todo y nosotros nada —explicó Ary mientras me subía el cierre del vestido, no dije nada más, me guardé mi opinión.

—Todo listo —dijo Ary llevándomelo al espejo, vi aquel vestido de color azul marino en la parte de arriba y abajo de un degrado azul con blanco, pequeñas y preciosas piedras plateadas adornaban el voluminoso atuendo. Los hombros al aire con un corte en forma de corazón y aquellos tacones blanco hueso. Todo tan perfecto.

Me veía en el espejo y admitía que me encantaba mi vestimenta, no tenía palabras para describir la belleza y delicadeza del ropaje.

—Por el universo, ¡Luces genial, eres toda una princesa!—Ary parecía orgullosa de su creación, me divisaba dibujando una sonrisa en su rostro. El sol comenzaba a caer por la ventana y yo ni siquiera estaba maquillada o peinada.

—¿Qué me haré en el cabello?—pregunté preocupada mientras entraba al baño con Ary.

—No hemos pensado en eso, veamos que puedo hacer —analizó mi cabello, recogiéndolo de distintas maneras y por fin comenzó a peinarme.

Mi cabellera negra fue recogida por dos trenzas que se unían en un pequeño rodete bajo y cabellos delicados salían de la parte frontal — y por último— dijo Ary colocándome una pequeña tiara plateada con piedras azules. El maquillaje fue discreto y sencillo. Lo único que faltaba en aquel perfecto vestuario era la joyería, un par de aretes medianos y el collar que Ares me había regalado.

Me analicé por última vez en el espejo, realmente me sentía como una princesa.

—Estás hermosa — me elogió Ary.

—Gracias a ti, créeme qué sola, no podría haber hecho tanto.

Tres golpes en la puerta hicieron que comenzara a tener miedo.

Los tres golpes ya eran un signo personal de Ares.

Abrí la puerta y nos encontramos de frente. 

Ares tenía un traje negro con detalles plateados y azules, nuestros vestuarios combinaban.

—Selene, estás... her-hermosa— dijo un poco nervioso mientras arreglaba su traje — y estás usando el collar— una sonrisa se dibujó en su rostro.

Saturno, el reino de leyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora