|"The one who generated fear towards others, does not deserve respect". |
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Los vientos de diciembre se podían sentir demasiado bien, incluso aunque no estuviera arriba de su motocicleta el aire igualaba la misma temperatura. Mikey no me quería dejar ir sola a casa y mucho menos caminando cerca de los rieles del tren de Shibuya, pero Draken no iba a poder con la moto él sólo.
Así que casi obligándolo le dije que se fuera con él, con mi cuerpo de este tiempo y con mi herida en la palma de mi mano cicatrizada estaba lista para defenderme por mi misma. Pero ahora en adelante incluso tendré mis ojos en la espalda.... No quiero volver a sentir la sensación de ser drogada y ser llevada contra mi voluntad pero sobretodo ser torturada por meses y sentir casi la llegada de la muerte tan cerca.
Desde que llegué hace dos horas a este lugar, no eh podido ni siquiera verlo a la cara a Mikey... De algún modo aunque pensara en otras cosas y fingiera como si no hubiera pasado nada el recuerdo de la bandera que le hice, más mis dedos acariciándolo... Era inevitable no recordarlo... Yo besé a Manjiro Sano.
-¡Demonios que estaba pensando en ese momento!...- Los recuerdos del día del zoológico, en como Mikey asustaba y jugaba cada rato con Naoto me hacía reír, pero sobretodo verlo disfrutar el día con nosotros.... Me hace acelerar el corazón.
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El suave sabor dulce del algodón de azúcar que inundó mi boca y los momentos divertidos que pasábamos subiendo en cada atracción que veíamos me hacía darme cuenta de algo, mi yo de esté tiempo no tiene planeado para nada alejarse de Mikey, es más juraría que al recordar mi sonrisa a oreja a oreja y el ardor de mis mejillas me hace pensar en esa posibilidad, pero... No, no podía ser cierto.
Los gritos de los niños al escuchar el rugido de los leones al fondo hizo que no solo Naoto diera un brincó del susto si no la emoción de Mikey creció al ver a los pequeños correr para abrazar a sus madres para que algún modo los protegiera del felino de dientes filosos.
La risa de ambos me hacía casi imaginar que de todos los momentos, este sin duda era el mejor del día hasta ahora. Mi algodón de azúcar de tono lila fue jalado... Antes de que me diera cuenta su boca mordía con delicadeza mi dulce.
