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| " Even the purest angel is afraid of being tempted by the beautiful eyes of Satan". |

|Yui|

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|Yui|

Después de todo lo que he vivido aún recuerdo el rostro de mi madre. No puedo olvidar como su respiración cada vez se cortaba más al paso de los segundos. Las formaciones de llagas y manchas en su piel cada vez hacia que su belleza se marchitara con el traspaso de los días. En ese cuarto pequeño, mamá terminó pereciendo encima de esas sábanas sucias donde incluso yo seguía durmiendo ahí.

No recuerdo las últimas palabras que me dio antes de morir, pero lo más seguro fueron tan difíciles que no termine entendiendo que decía y olvidandolas con el tiempo. La primera vez que conocí a mi padre, era verano así que el calor era terrible y siendo tan pálida es claro que lastimaba mi piel.

El ardor que había en mis manos tras lanzar durante todo esa mañana la cuerda para pescar los peces en la bahía de Tokyo, ¿Quién diría que esa arma tan simple para buscar con que alimentarnos, sería en un futuro cercano una idea para forma mi arma distintiva?.

La brisa salada caía en mis ojos causando que de vez en cuando llevará mis manos a estos para tratar de aliviar mi ardor, aunque al final nuevamente regresaba. A mí alrededor gente pasaba ya que está zona era visitada tanto por turistas como trabajadores del lugar, así que no importa para nada su presencia para mí, mientras no me molesten todo estaría bien.

- Toma.- Mis mirada giró hacia un lado topandome con una mano sosteniendo unos lentes de sol oscuros delante mío.
- Desde hace rato estoy viendo como te rascas los ojos con brusquedad, así que toma...- El sol me cegaba por completo su cara, siempre rechazaba esa clase de actos de los extraños que no fuera los niños de ese lugar. Pero de verdad el maldito sol y el agua salada estaba matando cada vez más mi visión y eso afectaría mi pesca.

- ¡Gracias!.- Arrebate de sus manos las gafas y rápido empecé a ponermelas. Aún recuerdo que refrescante se sintió al tenerlas puesta. Era semejante el alivió de por fin cerrar los ojos después de un día ajetreado.
- Muchas gracias...- Era lo único que tenía que decir para seguir, no sé cuánto tiempo había pasado hasta que me diera cuenta de que ese hombre seguía sentado entre las bancas del lugar, mirándome aún con esos ojos azules tan profundos que me hacían simplemente temblar.

Pasaron los días y seguía la misma secuencia, él siempre se encontraba sentando mucho antes de que yo llegara a mi lugar específico de pesca, incluso algunas veces llevaba consigo libros para pasar el tiempo. Él no se iba de ahí hasta que yo me fuera... Si no supiera la razón ahora, por la cuál hacia eso podría decir que estaba planeando secuestrarme o algo parecido.

- ¡Oiga!.- Ya me hacía colmado la paciencia, recuerdo que a pesar de ser tan pequeña ya conocía lo cansado que era soportar el lugar donde vivía y ahora aguantar un maldito depravado... Simplemente ya no quería más.
- No sé que pasa por su mente, pero si sigue mirándome de esa forma le juro que llamaré a la policía.- Pensé que con eso iba a ser suficiente para pararlo y así se marchará. Pero sin embargo este puso un lado su libro para sin más ponerse de pié.

| 𝐌𝐔𝐆𝐄𝐍 | ▶𝐌𝐚𝐧𝐣𝐢𝐫𝐨 𝐒𝐚𝐧𝐨/𝐌𝐢𝐤𝐞𝐲◀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora