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Los gritos de papá discutiendo con mamá sobrepasaba la puerta de madera de mi habitación, sostenía aún con mi mano mi mejilla enrojecida por el golpe que había recibido. Daba gracias que Naoto no estaba en casa a pesar de que ya era demasiado tarde para él, pero aun así mi hermana había presenciado todo, Hina quien estaba sentada en mi asiento no apartaba la mirada de mí.
Lágrimas escurrían de sus ojos al verme de esa manera, le había jurado que trataría de cambiar pero a pesar de todos los cambios que había hecho para papá eran insuficientes, pero para mí... Era un sufrimiento cambiar lo que realmente era. Me llenaba de rabia saber que para él solo era un defecto muy grande, a pesar de haber nacido al mismo tiempo que Hinata.
No podía más, ya no soportaba estar en este lugar. Papá no me respetaba como yo era pero sobretodo no dejaba de compararme con mi hermana, para ellos Hina era perfecta. Dulce.. amable.. gentil y sobretodo femenina. Yo era lo contrario.... A pesar de todo lo que hice para serlo. No dejaba de tacharme como un defecto muy grande en su familia perfecta, ya no podía más... estaba cansada de todo.
De la nada sentí como rodaron mis lágrimas cayendo a mi mano quien aun sujetaba mi mejilla, yo jamás lloro...¡Desde que ella se fue no había vuelto a llorar!. Ya estaba totalmente cansada de esta situación que a pesar de querer cambiar y mostrar lo que realmente soy él no lo valorara jamás, mi vista a mi alrededor recordaba cada una de esas peleas donde siempre me reprochaba que debía cambiar, que no era lo suficiente femenina para él.... Que a este paso lo terminaría matando de un maldito infartó. ¿Tanto le costaba aceptar a su hija como es realmente?
Todo de mi había sido quebrado como si se tratara de un cristal, había llegado a mi límite. Me levanté de la cama para dirigirme al armario y sacar mi maleta y mochila que estaba aun lado de toda mi ropa. Sin más comence abrirla con mucha brusquedad para tirarla en el piso y comenzar a meter de montón mi ropa, sin importarme del orden que tenía... Lo único que quería era salir de aquí lo más rápido posible antes de que cometa una locura de la que me puedo arrepentir.
- Hanae....¿Que estás haciendo?.- Limpiaba sus lágrimas al verme tomar mis cosas, siempre con Hina fui amable pero sobretodo una " Buena hermana"... Ella no tenía culpa de nada, esto era entre papá y yo.
- ¿No es obvio?, Me largo de aquí.- Cerré mi maleta para así alzarla y comenzar a tomar mi mochila y echar todas mis cosas que iban a ser necesarias en mi día a día.
- Hanae, espera papá no te está corriendo ni na...- Interrumpió el golpe que di a la pared, Hina jamas me había visto tan enojada... Hermana, enserio debo de irme antes de que me desquite con alguien mi enojo y de verdad de todas las personas no quiero que seas tú y te quedes con una imagen mala de mí.
- ¡PAPÁ QUE SE VAYA AL DIABLO!.- Grite provocando que afuera se hiciera un silencio que tornará una inmensa tensión entre las dos, la puerta se abrió de golpe provocando que Hina se asustara aún más, pero está vez no me iba a contener como todas las ocasiones pasadas. - Me voy.... ¡No quiero vivir en una casa donde con sólo mi forma de vestir y gustos piensen que me volveré en una delicuente o que mi futuro se arruinará!.- No había visto a mamá llorando de esa manera... Perdoname pero creo que es mejor irme de aquí.
