Decidiste Dejarme (DD 1) (Nueva Versión)

Capítulo 66: El sexo del bebé.

(Abril 2023)
Tras varios Grandes Premios y muchas semanas fuera de casa. Al fin tengo a mi marido a mi lado en casa. Menos mal que los Grandes Premios a tomar por culo ya se han acabado hasta dentro de muchos, muchos meses. Ahora tocan los de la Europa cercana. Pero hoy es un día importante. Hoy tenemos revisión del bebé, y con suerte hoy sabremos por fin si vamos a tener un niño o una niña. No me importa lo que sea, pero estaría bien para poder ir buscándole un nombre. Que todavía ni hemos empezado. Y, además, en un par de días será nuestro 25° y 27° cumpleaños.

Marc estuvo ayer todo el día en casa. Llegó el día anterior de Argentina, descansó en casa con Leti, y al día siguiente se metió en casa y si no es por Àlex todavía seguiría aquí y además iría a venir a la consulta también. Pero ya le dijimos que en cuanto volvamos a casa le llamaremos para que sepa de qué color comprar la moto. Bueno, eso es un decir. Será azul sea lo que sea. Pero a Marc le hace ilusión saber si será sobrino o sobrina.

Estoy algo nerviosa. No por saber si será niño a niña. Eso me da igual. Pero en estas semanas sola he tenido algunas molestias y tengo miedo de nos digan que necesito reposo absoluto. Àlex no querrá irse la próxima semana a Jerez. Ni a Le Mans, Mugello, Montmeló, Assen y Sachsenring. Desde de entonces, ya vendría Brno y seguramente el bebé ya haya nacido. Y además de que no querría irse, me dejaría vigilada por alguien las 24 horas del día. Espero que estemos bien. No me apetece estar metida en una cama todo el día y sin poder hacer nada sin que me echen la bronca.

-¿Estás bien?
-Sí.
-¿Nerviosa?
-Un poquito.
-Ya verás que estáis las dos muy bien.
-¿LAS dos?
-Bueno, no me desagradaría la idea de tener a una pequeña Aileen.
-A mí tampoco me desagradaría tener un baby Àlex.
-Qué sea lo que tenga que ser, pero que esté bien.
-Eso.

Salimos de casa camino a la consulta. Ambos nerviosos, pero conteniéndonos. No queremos reflejarnos uno al otro los nervios. Sobre todo, Àlex a mí. Sé que quiere que esté del todo tranquila. Por mí y por el bebé. Pero los nervios en momentos así es imposible calmarlos.

Llegamos al hospital. Y esperamos pacientemente, cómo podemos ya que aquí mi marido se está llevando la mayoría de las miradas y me están poniendo de mala ostia. No por celos, sino por no dejarnos en paz ni viendo dónde estamos. Así que después de un rato me canso y lo suelto.

-Sí. Es piloto de MotoGP. Pero es una persona como otra cualquiera. ¿Podríais dejar de mirar a mi marido como si hubiera salido de un platillo volante? Menos mal que mi cuñado no ha venido, sino la que liais aquí con una simple persona.

Veo como Àlex se aguanta la risa. A él no le molesta que le miren. Está ya acostumbrado. Pero sabe que a mí sí me molesta ser el centro de atención de un lugar solo por estar acompañada de él o de Marc.

La gente no vuelve a cuchichear ni a mirarnos. Y por fin me puedo calmar un poco. A ver cuándo nos toca.

-Señorita Márquez, le toca.
-Sí me está dando trato prioritario no tengo ningún problema en esperar. Y no me apellido Márquez.
-Aileen Martell García es usted, ¿no? Pues es su turno.
-Ah, entonces ahora voy.

Me pongo como un tomate de la vergüenza. He pensado que nos estaban dando trato de favor por ser Àlex famoso, pero parece que no. Entramos los dos e intento no parecer un pimiento. Aunque eso no es tan fácil. Al menos al principio.

El médico me hace algunas preguntas para saber cómo he estado estas semanas. Y no miento. He estado bien, pero las semanas con Àlex fuera de vez en cuando he notado alguna molestia. Àlex no se sorprende, le he contado todo lo que tenía que saber. No me gusta ocultarle nada a mi marido ya sea por no meterle miedo o por lo que sea.

Pasamos al ecógrafo, y empiezo a ponerme nerviosa. El médico ha dicho que no cree que sea nada importante, que es muy normal. A menos que sean muy fuertes y continuos los malestares. Pero no es así.

No hago más que mirar a la pantalla. Quiero ver a mi bebé y saber que está bien. Eso es lo único que me importa ahora. Àlex me tiene agarrada una mano. Y ambos esperamos impacientes saber si todo va bien.

-No veo nada raro. Solo al bebé un poquito más grande de lo normal, pero nada excesivo. ¿Quieren saber el sexo?
-Claro.- decimos los dos a la vez.

El médico vuelve a mover el ecógrafo y suelta de pronto el resultado.

-Pues se puede ver claramente que es un niño. ¿Veis esto de aquí?

Yo ya no veo nada. Estoy empezando a llorar. Un pequeño Àlex. Un niño precioso al que cuidar. Y él no se queda atrás. Intenta contenerse, pero sé que está emocionado también. Quizás menos que yo sabiendo que está mañana dijo algo sobre una niña, pero sé que le va a querer igual.

Salimos de la consulta entre felices y llorado. De felicidad. Y cuando llegamos a casa tenemos a Marc esperando en la puerta. No ha sido capaz de esperar a que le llamemos una vez en casa.

-Te vas a asar aquí fuera.
-Estaba volviéndome loco en casa. ¿Qué tal estáis? ¿Bien?
-Estamos bien. Tu sobrino y yo estamos estupendamente.
-¿Y ya se sabe lo que es?
-Sí, un niño.

Marc se pone a saltar por todas partes. Se ha vuelto loco. Parece que le hace ilusión que sea un niño.

-Parece que te hace feliz que sea un niño.
-Le he ganado la apuesta a Leti.
-¿Os habéis apostado que era nuestro bebé?
-Bueno, no es una apuesta, apuesta. Pero yo tenía razón.
-Si te diviertes jugando a averiguar el sexo de tu sobrino...

Invitamos a Marc a entrar. Pero decide irse. Quiere que descansemos solos, y tiene que contarle a Leti que será un niño. El que parece un crío es él. Pero sino no sería Marc. Ya puede tener 30 años que sigue pareciendo un niño de 5.