—Tienes muy lindo tu departamento Emily— esa era la primera vez que pisaba su nuevo hogar, ella ya llevaba varios meses viviendo ahí, pero no había querido invitar a nadie.
—Si... Gracias Steph, aun me faltan muchas cosas, no tengo ni televisor— soltó una pequeña risa. Y sí, esa era la razón por la cual no había invitado a nadie.
—Es un departamento nuevo amiga, tu nuevo hogar, es obvio que falten cosas y para eso es la fiesta de bienvenida o ¿no? Así aprovechas para que te traigamos cosas.— le di una risa cómplice.
—Si... supongo... Pero aún no quiero hacerla, no hasta tener unos cuantos muebles más— dijo sin dejar de ir de aquí para allá barriendo y sacudiendo.
—Ya Marta, ¡puedes seguir el ejemplo de María por favor!— me miró extrañada.
—Me llamo Emily— no entendió la referencia.
—Es un texto bíblico— le expliqué —Marta y María son hermanas, Jesús las va a visitar y María escucha atenta las palabras de Jesús, mientras que Marta está de aquí para allá, limpiando y ordenando. Jesús le hace ver a Marta que cuando uno va de visita, lo que quiere es la compañía y atención del anfitrión y no que limpié y ordene en todo momento, siéntate— Sí, se que no seré popular entre la mayoría, pero soy muy creyente. Mis amigos me entienden y respetan pero obviamente no todo el mundo es mi amigo así que sí, he recibido varios insultos y agresiones debido a eso, por más que me moleste o duelan ciertas cosas que dicen siempre pienso, yo no soy nadie, no debo caer en ese juego, el único que sabe quién hace el bien y quién no es Dios. Sí, intento guiar mi vida pensando en agradar a Dios y me ha funcionado hasta el momento. También debo decir que no siempre fui así, antes fui una mujer que incluso renegaba de Dios y se burlaba de los creyentes, los insultaba e intentaba humillarlos, también recibí insultos de parte de algunos creyentes por el simple echo de ser no creyente. Y así, en el transcurso de mi vida, me he dado cuenta de que no es bueno quien cree, ni es malo quien no lo hace y viceversa. Solo somos personas, algunas con valores y otras no y en eso nada tiene que ver la religión.
—Ah sí, es que no hice el aseo en la mañana y está todo sucio— me contestó.
—Amiga, cuando llegamos limpiamos, ahora no veo porqué que sigues y sigues dando vueltas ¡siéntate!— le dije y por fin se sentó, apenas tocó la silla cuando tocaron el timbre.
—¡Yo voy!
—¡Yo voy!
Salieron gritando nuestros hijos de la habitación de la hija de Emily. Somos madres, ambas bordeamos los 30. Emily tiene 28 y yo 29, ella tiene una linda niña de casi 5 años llamada Alison y yo tengo un hermoso caballerito de 11 años llamado Daniel.
Con Emily hemos sido amigas desde que tengo memoria, era mi vecina, vivía a una casa de la mía, jugábamos juntas desde que éramos bebés, era mi mejor amiga, incluso la elegí como madrina de bautizo de mi hijo y ella me eligió como madrina de bautizo de su hija. Aunque claro, ya no nos veíamos como solíamos hacerlo; ambas teníamos responsabilidades, casas que mantener, hijos que criar y trabajos a los cuales asistir y en particular, mi horario no ayudaba mucho a poder sociabilizar, me titulé de nefrología, era jefa del área de nefrología en el hospital en el cual trabajaba y mi meta era abrir una clínica de diálisis. Ella estudió leyes, era abogada y una de las mejores en el país y tenía como meta abrir su propio despacho. Eso había logrado separarnos un poco, pero seguíamos juntándonos y hablando de nuestras cosas cuando podíamos.
Supongo que para lograr que una amistad fuera tan buena como la nuestra y dure tantos años deben existir diferencias y las nuestras eran bastante notorias; ella ha sido más seria que yo, era más recatada o reservada que yo, incluso nuestras relaciones, ella era un poco sumisa, pero a la vez tenía un carácter fuerte y era muy celosa, no permitía ni que le miraran a su pareja, yo por otro lado daba la libertad que quería recibir, que es mucha, siempre y cuando no exista la infidelidad y tenía un carácter bastante… fuerte.
Físicamente también éramos muy distintas, ella era rubia y yo tenía el cabello negro azabache, ella se lo dejaba a la altura de los hombros y el mío llegaba hasta la cadera, su cabello era liso y el mío ondulado; nuestra estatura era similar, no alcanzabamos el metro sesenta y cinco, ella era más delgada que yo y supongo que por eso tenía menos curvas, no significaba que ella fuera raquítica, ni yo obesa, si debía admitir que ambas estabamos pasadas en nuestro peso ideal, yo un poco más que ella, aun así, sin querer pecar de ególatra, se podría decir que tenía un muy lindo cuerpo y bastante bien distribuido, Emily no se quedaba atrás, en menos proporción, pero también muy bien distribuido, tenía ojos grandes de un lindo tono café y los míos eran almendrados de color verde, sus labios eran carnosos a diferencia de los míos, que eran de un grosor normal, ni mucho, ni muy poco, los míos eran más marcados que los de ella, tenía una nariz quebrada, de hecho se la quebró peleando con una niña cuando éramos pequeñas y le quedó así para siempre, mi nariz era delgada y respingada. Ella siempre tenía sus cejas bien definidas y la hacían ver como mala, se las hacía así porque decía que le gustaba que le dijeran que tenía cara de pesada. Yo solo me sacaba lo que pensaba que sobraba, no me hacía un diseño en específico, solo seguía lo que ya estaba. Mi mentón tenía un tipo de agujero, no era partido a la mitad, solo tenía un hueco, lo encontraba sexy la verdad, además de tener un lindo lunar justo encima del hueco, debajo de mis labios al lado derecho. El mentón de Emily era liso, lo único que teníamos en común era nuestro color de piel, ambas teníamos la tez clara, aun así, con nuestras evidentes diferencias físicas, éramos bastante atractivas a decir verdad. Y esas notorias diferencias también estaban presentes en nuestros gustos, jamás nos ha gustado el mismo hombre, en toda nuestra vida.

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Inolvidable
Roman d'amour¿Cómo sabes si estas enamorada? ¿Cómo sabes si la otra persona te corresponde? ¿Cómo darse cuenta a tiempo cuando una persona será inolvidable? El reecuentro con un antiguo amigo pondrá mi mundo de cabeza y me enseñará a valorar lo que realmente im...