─ Bendición y maldición

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ꦿ⏝ Capítulo 005

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ꦿ⏝ Capítulo 005.

Hinata quedó paralizada, además de tener esa pesada cola de pez y al no saber controlarla, ni saber lo que ocurría, no podía hacer nada más que quedar perpleja. Era como una estatua flotando debajo del agua.

El contrario también notó que él tenía una cola—. Tsk —soltó y frunció el ceño.

Sin darle más tiempo de pensar, tomó desprevenida a la azabache con sus brazos, y con gran agilidad se zambulló para tomar impulso y salir nadando junto con ella hacia la superficie.

Una vez en la orilla, el rubio golpeó su puño contra el suelo, el agua de las olas chapoteó ante la acción—. ¡Arrgg! ¡Sabía que algo había fallado! —gruñó, su rostro se mostraba enfurecido—. No entiendo por qué no funcionó... —apretó sus dientes.

Escuchó a alguien tiritando y fijó su mirada en la azabache, quien sostenía una rama en una de sus manos—. ¿Q-qué? —temblaba fuertemente, luego ubicó la rama entre sus dos manos—. ¿Qué me hiciste? ¡Quiero que m-me respondas! ¡A-ahora! —su mirada estaba perdida.

—Ehhh... ¿Podemos hablar civilizadamente? —el de cabellos claros levantó sus manos en señal de paz—. Baja la rama, ¿Okey, linda? —tenía miedo.

—¡NO me digas "linda"! —Hinata levantó la rama frente de sí, en señal de defensa.

Él la miro, haciendo una mueca—. Está bien, Hime —cambió su manera de llamarla—. Suelta la rama y escúchame.

Ella lo miró con algo de desconfianza, no soltó la rama, pero bajó la guardia. Se arrodilló a su lado—. ¿Qué... qué pasó allá abajo? ¿Qué me hiciste? —se detuvo—. ¿Acaso eres un... hombre pez o algo así?

El chico detuvo la risa que le provocaron esas últimas palabras, llevó sus rubios cabellos hacia atrás con una mano—. Antes que nada, nos definimos como "sirenos" —corrigió—. Y, además, no entiendo por qué te haces la víctima. Al fin y al cabo... tú hiciste el pacto en primer lugar.

—¿Qué pacto? ¡Yo no hice ningún pacto! —afirmó la Hyuga.

El contrario la miró con un semblante más relajado—. ¿De verdad... no recuerdas nada?

—No, ¡Y no entiendo nada de lo que dices, y no sé lo que está pasando! —se abrazó a ella misma, estaba muy confundida—. Sirenas, sirenos... ¡Son seres mitológicos! No existen... ¡No tiene sentido!

—...Supongo que es lógico que pienses así —habló el joven, la comprendía—. Pero en realidad... todos los sirenos fueron humanos una vez. Mira... —su mirada se perdidó en la arena—. Es una maldición y una bendición a la vez —comenzó a relatar—. Todo comienza con el fin de una vida humana... Si un humano con el corazón roto está a punto de ahogarse, una sirena o un sireno pueden ofrecerle un pacto "una segunda oportunidad en la vida..." —Hinata lo escuchaba con atención—. Hay dos condiciones... El humano debe abandonar los recuerdos de su vida anterior y convertirse en una sirena que vagará triste por las profundidades. Básicamente, es un intercambio: Una sirena se convierte en humano, y un humano se convierte en sirena —recordó todo el tiempo que pasó en ese oscuro océano, pensando que nunca escaparía de ahí—. Es... un ciclo eterno —concluyó, y dirigió su mirada a la chica de ojos perlas a su lado—. O al menos... así era... Hasta ahora —la repasó con su mirada, de arriba a abajo, era obvio que algo no andaba bien con el pacto.

El lamento de la sirena [ NaruHinaSasu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora