IV

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Hannah

Cuando tenía 4 años le pregunte a papá porque yo no tenía una mamá, ya que todas las chicas con las que compartía tenían una, veía a sus mamás sonreírles con un amor tan profundo y le rogué a papá que me diera una mamá, para que yo también pudiese alardear de ella

La respuesta que me dió papá se quedó grabada en mi memoria hasta el día de hoy

“Tu mamá hizo algo muy, muy malo y su papá se la llevó lejos, y yo no pude hacer nada”

Nunca entendí a qué se refería, hasta que fui creciendo, y supe que mamá había actuado por impulso, había abandonado su hogar, me había tenido a escondidas y luego su padre la encontró y se la llevó, mi abuelo, me quito a mi madre y nunca conocí a ninguno de los dos

Pero aún así quería una mamá y cuando tenía 5, papá conoció a alguien, parecía una buena persona pero no lo era y solo quería algo de papá, algo que todos quieren, así que me volví extremadamente protectora con el, para no dejar entrar a ninguna mujer a parte de mi

Creo que me fue bien en el proceso, y nada nos habría dañado, en ese proceso de crecer y cuidar a papá de malas mujeres, un día cualquiera me asome sobre su balcón, desde su altura se podría notar la despensa natural del agua que teníamos en el pueblo

Pero yo siempre me fijaba más allá, sobre esas altas murallas dónde la despensa terminaba, mucho más allá, se apreciaba un castillo, era un castillo hermoso que muchas veces sus cristales brillaban y me hacían verlo durante horas

Queriendo saber que príncipe vivía allí

La advertencia de papá fue clara

:“Nunca debes salir de los límites de nuestro pueblo, Hannah, ese castillo puede dislumbrarte, pero las personas de ese lado son malas, y pueden hacerte daño”

Obedecí hasta que llegue a mis 18 años, cuando estaba caminando con Lucía por todo el camino de flores que limitaban con la frontera y entonces la ví, su cabello era blanco, ni amarillo, ni castaño, era blanco, tan blanco como nunca lo había visto, sus ojos eran oscuros, o eso creía y ella estaba llorando

Lloraba mucho, muchísimo, así que me coloque sobre mi rodilla, acariciando su cabello y colocándolo tras su oreja, ella levanto la vista y pude apreciar aún más sus ojos oscuros, eran una tonalidad de verde pero debías mirarla por mucho tiempo para verlo

Ella no era de aquí y lo supe enseguida

—¿Que te pasa, pequeña?— pregunté y ella lloro más fuerte

—No encuentro a mi mami — levanté la vista e intenté buscar a alguien con sus mismas características, pero los pocos que me rodeaban sabían bien que ella no era de aquí

—Señorita...— me intentan hablar pero yo no dejo de mirar sus ojos y cabello

—¿Dónde fue la última vez que la viste, pequeña?— le pregunté entonces, y ella señaló la entrada de nuestra frontera y movida por ese ataque de amabilidad, la tomé en mis brazos ignorando a los que me seguían y querían detenerme

Ella tenía una mamá y yo quería llevarla con su mamá, porque yo nunca tuve una

Así que avance con ella

—Lucía por favor, no me sigas, la llevaré con su madre y regresaré — le digo pero ella sacudió la cabeza y me siguió

—No puedo apartarme de usted señorita, lo sabe bien— suspire y seguí caminando con ella siguiendo mis pasos

Me abrieron las enormes puertas y aunque me intentaron detener, ignore cada comentario, solo seguí caminando siguiendo las indicaciones de la pequeña, era inteligente si recordaba el camino, yo muchas me perdía de pequeña y si no fuera por mis niñeras jamás hubiese podido volver a casa

Del Otro Lado [Trono #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora