Del Otro Lado [Trono #1]

XXXIII

Hannah

Me tiró de espaldas a mi cama, las almohadas rebotan cuando lo hago y el color vino sobresale en casi todo el lugar, aspiro el aroma que sin querer verme pretenciosa extrañaba, hasta lo más inútil e insignificante, como el pequeño gnomo que está junto la puerta de mi armario, las puertas son abiertas a los segundos y arrugó la nariz, volviendo a colocar la corona sobre mi cabeza

Para sonreírle de lado al sastre que seguro se emociono al saber que volvería a hacerle algo para la princesa, me pide que lo siga, lo hago, los pasillos del castillo están tal y cual los recordaba, y se que debo ponerme al día con los deberes y los sucesos que han pasado por mi tiempo fuera

Y de lo único que se, es que papá quiere oficializar la unión de Salísbury y Olive, y para mí buena o mala suerte, mi firma tiene que estar en ese documento, por lo que no será oficial hasta que logre sacar a mi madre del pueblo que me hizo tanto daño en el corto tiempo que estuve ahí

Abren las puertas de la oficina del sastre, hay muchas personas caminando de un lado a otro, no me quiero imaginar a las personas del pueblo, buscando un traje para la ocasión, y aunque en el castillo solo vivamos mi padre y yo y los cientos de sirvientes, doncellas y demás, los que están en esta área también hacen diseños para el pueblo

Arrugó el ceño cuando entre las personas que me saludan, entra Lucía, la cuál debe estar descansando no trabajando

—Monty — llamo, antes de que el sastre me pregunte cómo quiero mi diseño, mi guardaespaldas personal, entra haciendo una inclinación de cabeza

—Dígame Majestad — lleva sus manos atrás y sonríe al verme bien, aunque mi cabello ya no sea lo que era antes, y que espero que vuelva a crecer pronto, aún no me acostumbro a usarlo así

—Lleva a la doncella Lucía a casa, a descansar, no puede hacer labores o trabajos hasta que yo requiera su presencia — la aludida abre la boca y empieza a negar, enarco una ceja y ella traga en seco — mereces hacerlo, así que obedece la orden de princesa

—Si señorita— expresa tensa con los labios apretados, los dos se retiran y sonrió cuando todos enfocan su atención en mi, le entrego la corona a otra doncella y entonces si hablo de lo que quiero con el sastre, que se emociona anotando cada detalle, hasta dibujando el modelo

Que es sencillo, a comparación con los que he usado en toda mi vida, salgo después de que toma mis medidas, y camino hasta el armario de mi habitación, incluso un poco más presionando el botón que esconde la pared y saca las coronas hechas para mí en el estante

Hay demasiadas y solo uso dos o tres, pero para el vestido que mandé a hacer, quiero una en especial por lo que debo ordenar que le den brillo y este listo para el baile de la siguente noche, la encuentro casi al final y la tomo, guardando las demás volviendo la pared lisa como si nada estubiera ahí

También hay un pasaje por si me toca huir en dado caso que haya una guerra de la cual no podamos escapar, llevo la corona sobre una almohada para dársela a quienes custodian mi puerta y enviarla a lustrar, salgo de la habitación con el otro siguiéndome de cerca, hasta bajar a mi lugar favorito

La parte este de mi hogar, dónde crecen las distintas flores que me he encargado de cuidar, hay algunas que pueda usar para matar si se me antoja, y que lo descubrí luego de que una de mis doncellas las quiso utilizar en un te, y un jardinero le dijo que si pensaba matar a la princesa

Perdió su empleo y creo que su dignidad o no se que más, porque por más que ella no supiera que la planta era un veneno, atentó contra mi vida y es una regla que se paga con muerte, solo que abogue por ella y no perdió su cabeza, al menos no en sentido literal

—Majestad — me sonríe mi Nana y sonrió también, acercándome a abrazarla, ya que ella ha sido la madre que me faltó por tantos años y cuando intento sacarle información de mi verdadera madre se niega y huye

—Nana — saludo, viendo con admiración como ha cuidado mi jardín en mi ausencia

—Se como te gusta mantenerlo y no deje que nadie más se acercará — sonrió y vuelvo a abrazarla

—Tengo algo que preguntarte y no te atrevas a negarme una respuesta — la señaló, llevándola hasta el banco que está en la profundidad del jardín y en el cual me escondo de mi padre y del mundo en general

Cuando las responsabilidades me sobrepasan

—Hannah... — sacude la cabeza, sabiendo haciendo dónde voy a llevar la conversación — sabes que no puedo hablar de eso...

—Solo dime si sabías que mi madre era de Salisbury — hablo y ella abre la boca, separándose de mi

—¿Quien te dijo eso?— lamo mis labios y bajo mi cabeza, sin querer decirle más de lo que ella pueda hacerlo

Porque aunque es mi Nana y me ha cuidado toda mi vida como su hija, negándose la oportunidad de tener algún hijo propio, puede decirle a mi padre, porque así como en Salísbury mi madre es una regla de la cual no se debe hablar

—No te lo diré, pues se lo dirás a papá — me levanto y decepcionada de no poder saber más, camino al interior del castillo, aún ignorando sus llamados

—Majestad, la cena está lista — me avisan y cambio la dirección de mis pasos hacia el comedor, el vestido pastel que aún tengo sobre mi, y aunque es uno de los colores que menos me gusta

Son los que más lucen en mi piel, le saludo al hombre que anuncia la llegada de personas al castillo o en este caso, a mi mientras ingreso al comedor, aunque solo seremos mi padre y yo

—Su alteza real, la princesa y heredera al trono de Olive, Hannah Elizabeth Rossetti — Rinaldi, pienso mientras ingreso al lugar cuando abren las puertas, las personas que sirven la comida, inclinándose ante mi presencia me quedo de pie en mi lugar, abriendo la boca al ver a Lucas y su familia también en la mesa

Sin duda se me había olvidado su existencia

»—El Rey de Olive, su alteza real, Joseph Bendetto Rossetti — el segundo nombre de mi padre siempre me causa risa, así que bajo la cabeza para evitar mostrar mi detantadura, papá toma asiento en la punta de la mesa, dejando antes un beso en mi mejilla

Sonrió, sintiendo los vellos de su barba sobre mi rostro, y luego indica que podemos sentarnos, se me hace agua la boca sin poder evitarlo, porque aunque comía manjares similares con Aarón, nadie nunca podrá superar la forma en que el chef privado del rey, prepara mis alimentos favoritos

Mi padre empieza una conversación con el padre de Lucas, mientras yo devoro mi comida

—Majestad, solicito una audiencia privada con la princesa Hannah — hago una mueca, y levanto la vista hacia Lucas que habla, evito rodar los ojos y espero una respuesta de mi padre

—Si ella así lo desea — oculto mi sonrisa tras mi copa de vino y me hago la interesante unos minutos, antes de decidir responder — Hannah, princesa — giro la vista hacia mi padre y con la mirada le pregunto para que me llamo — ¿Aceptas la audiencia que solicita el señor Lucas?

—Claro, acompáñame al jardín — me levanto, y mi padre asiente, el que fue mi novio en algún punto de mi vida, me sigue luego de despedirse de todos en la mesa, y cuando bajo las escaleras no puedo evitar mirar hacia el límite de la frontera y un poco más allá, el castillo de Salisbury que para mí mala suerte nunca deja de llamar la atención

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