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Abro los ojos al sentir la brisa golpearme, esta ciudad no me gustaba, pero en mi otro pueblo no había la escuela de tal magnitud en la que estudiaba, en la que me tocaba estar, hasta que terminara el tiempo obligatorio que se exigía, me levanto de la cama y golpeo la puerta posterior, Lucía y yo éramos la únicas que vivíamos de este lado, ella por seguirme, de ser el caso fuera la única aquí, así que casi todo lo hacemos juntas, ella abre la puerta y bosteza poniendo una mueca de tristeza, le sonrió y llegó al baño, desnudandome

Mi figura se alumbra en el espejo del baño, las curvas de mi cuerpo que se amoldan perfectamente, suspiró y me baño con el agua fría, salgo envuelta en la toalla y regreso a la habitación, me pongo el uniforme de la escuela amarrando mi cabello en una coleta, y acomodo la corbata saliendo de la habitación y comiendo el desayuno que hizo Lucía

Cuando ella termina veo como peina su cabello y acomoda sus lentes, Lucía no es fea, de hecho quisiera yo tener su cabello ondulado negro profundo, y sus ojos azules, mi cabello sin forma rubio, casi blanco y mis ojos violetas, que tengo que ocultar para que no sea otra razón para que se metan con nosotras, salimos del pequeño apartamento que vivimos

Nos quedamos de pie sobre la ruta de la carretera, esperando que el bus escolar pase por nosotros, aprieto la mochila a mi pecho y muerdo mis labios, el bus no tarda en llegar y el conductor abre la puerta, subo, metiendo las manos en los bolsillos y Lucía aprieta mi brazo cuando todos los ojos se posan en nosotras, suspiró, y empiezan los cuchicheos, aquellas voces que nos maltratan, que nos tratan como la peste

Las odio

—Deben estar bromeando — expresa Stacy, y ruedo los ojos, siguiendo mi camino hasta mi lugar en la ruta, suelta un bufido y se cruza en nuestro camino, inflando alguna goma de mascar en su boca, aprieto los labios y mi mirada se desliza hacia al lado, hacia la persona que me examina burlón, a él lo odio aún más, creo que solo por existir, tienen tanto dinero, que no se porque usan este medio transporte — estoy hablándote

—No sabía que existía una ley que diga que debo escucharte cada que abras la boca — el silencio es inmediato y los ojos de todos se posan en Stacy en como se pone roja de rabia y en mi, por atreverme a responderle

Ya deberían estar acostumbrados

—Recuerda tu lugar, tu eres la perra del otro lado, y por eso debes usar esa boca para hablar solo cuando te lo pido — gruñe, pero ella no es nadie aunque salga con el, solo es una de las tantas que pasa por su cama

—Pues no, no hace parte de mis obligaciones, aquí solo respiro y pienso — tocó mi mentón, y sonrió con burla — y también hacer que quedes como estúpida cada que quieras humillarme

Estira el brazo y levanto el rostro para que vea que conmigo pierde el tiempo, ya debieron cansarse, pero parece que se inyectaran adrenalina, espero el golpe que nunca llega y la veo sostenerse del asiento cuando el conductor se detiene de golpe

—Mi bus no lo van a tomar como ring de boxeo, si quiere golpear a alguien señorita Lowell, que sea fuera de este servicio, señor Marconi, — mira por el retrovisor al hombre a su lado —su padre dijo que no quería problemas y eso intento evitar — se excusa, mi vista se desliza de nuevo para ser atrapada por esos ojos verdes que hacen una mueca, por lo que dice el conductor

—Lo entiendo señor Rewil, puede seguir, Stacy siéntate —su voz es profunda, que me hace apretar las piernas por impulso, al sentirlas débiles, nunca dejo de sentir ese efecto, «aunque lo odie» aprieta a su novia y la lleva hasta su pecho y yo sigo mi camino ignorando su última advertencia

Dejo a Lucia pegada a la ventana y yo saco de mi bolso el único libro que puedo consevar, para evitar la picazón en mi cuello que me dice que estoy en problemas

Del Otro Lado [Trono #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora