¡Reencarnada En Miraculous Ladybug! [Completa]

Capítulo 71

14 de Febrero, 2016. Mansión Brookes.

El sol aún no había salido cuando la jóven científica de cabello castaño despertó del estado casi comatoso en el que estaba hace un segundo. Le dolían las articulaciones y la espalda, y a juzgar por el hecho de que acababa de despegar su rostro del escritorio, podía apostar su mesada a que se había desmayado por el cansancio y sobreesfuerzo. No es como si fuera una novedad en su vida.

Si contara las veces que su cuerpo había cedido a los esfuerzos de su mente por quedarse despierta, posiblemente no lo recordaría porque esa información se desechó una vez que entró en piloto automático. Ese estado extrañamente satisfactorio situado justo en la línea entre la lucidez y la inconsciencia, donde su cuerpo básicamente actúa por reflejo mientras su mente descansa en los brazos de Morfeo. Algo sumamente curioso teniendo en cuenta que terminó un par de trajes y artefactos estando en ese estado.

Bostezó y con un último estiramiento se levantó de la silla y se dirigió al baño. Necesitaría un baño de agua caliente para iniciar el día con toda la energía que pudiera acumular entre las pocas horas antes del amanecer, y la jornada de trabajo que tendría hasta el anochecer. No la clase de trabajo que dejaría su cuerpo adolorido al final del día, sino esa clase de trabajo que deja tu cerebro adolorido y tu corazón palpitando a mil por hora culpa del estrés y ansiedad...

¿Quizás el trabajo pesado de armar artefactos no era tan malo después de todo? El dolor y la fatiga podrían desaparecer después de una o dos noches de descanso, pero la carga mental y emocional era un poco más complicado que eso.

No había pasado mucho tiempo desde que le entregó a Gabriel las instrucciones para reparar el Miraculous dañado. Causaría muchos problemas una vez el diseñador lograra repararlo, pero Clara no estaba demasiado preocupada. Ella no tendría que tratar con él cuando hiciera su acto de villano en la Torre Eiffel, ese era el trabajo de los héroes de París. Cuando llegara el momento, ella solo se sentaría comiendo palomitas mientras todo se desarrolla a su alrededor.

No, eso no la tenía preocupada. En su lugar, la tarea que tenía por delante era mucho más difícil que hacerle frente a un supervillano... Tenía que darle el perfecto regalo de San Valentín a Alicia para que la perdone por actuar como una idiota mientras estaba ebria.

Clara hizo una mueca cuando recordó lo ocurrido. No recordaba los detalles del evento y aún así era una piedra en su costado que la molestaría hasta el final de los tiempos. Eso sí, recordaría sin importar qué jamás volver a pasarse con los tragos de vino. Porque, si bien Alicia le había mencionado en repetidas ocasiones que la "perdonaba" y que "todo quedó en el pasado", Clara sabía que eso no era cierto en lo absoluto. Aún quedaba ese remanente de preocupación en el fondo de la mente de su novia que le impedía ser completamente confiable para ella.

Y la solución obvia para purgar ese remanente de desconfianza para siempre era, por supuesto, los regalos. Soborno emocional, como lo llamaba Clara. Le daría algo en lo que pensar que no fueran sus fallas, creando así el terreno perfecto para trabajar y volver a ese estado en el que eran inseparables y no "inseparables, pero con la duda de si Clara volverá a hacer una idiotez que ponga en peligro a todo el mundo"...

Clara rápidamente se quitó la camiseta y los jeans que traía consigo desde hace un par de días y los arrojó a un extremo del baño, su ropa interior los siguió un momento después. Luego se paró frente a un espejo de cuerpo completo fijado a una de las paredes del baño, tomándose el tiempo de detallar su cuerpo de arriba a abajo. Con un encogimiento de hombros, admitió la veracidad en las palabras de Alicia sobre la condición de su cuerpo. Era cierto que recientemente se había vuelto un poco más delgada, seguramente teniendo que ver con su dieta nada balanceada de café, galletas y el sándwich ocasional cuando se metió de lleno en un proyecto.