Capítulo 50

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Clara acomodó sus lentes al empujarlos con los dedos por el puente de su nariz, se habían descolocado por su pequeño arrebato anterior, dónde le había exigido a Adrien llevarse con él a Marinette. Guardando su teléfono, un suspiro escapó de sus labios, al mismo tiempo que veía a lo lejos cómo Adrien cumplía con lo dicho anteriormente.

Tenía una buena vista del frente de su escuela estando en la azotea de un edificio, y con sus lentes especiales, ver desde tan lejos era un juego de niños. Por lo que, desde ahí, tuvo el privilegio de ver a Adrien como todo un caballero, pidiendo la mano de Marinette y tomándola con delicadeza una vez ella acepto, para luego guiarla y abrirle la puerta de su auto, y dejarle el paso libre para que pudiese entrar, pasando él un segundo después.

—Si pudiera ver los hilos rojos del destino, seguramente, los de ellos estarían más enredados que la mierda —murmuró para sí misma, apoyándose en el barandal de la azotea.

Con supervillanos creados por la magia de una mariposa maligna corriendo de allá para acá casi a diario, creer en demás cosas sobrenaturales no le parecía tan extraño como hubiera sido si siguiera en su vida anterior. Justo en ese lugar, un par de adolescentes guardan a los Dioses de la Creación y la Destrucción en un bolso y chaqueta.

Teniendo en cuenta ese caso tan surreal, que existan hilos rojos invisibles que aten los destinos de las personas no sería una locura. Incluso que exista el karma, la buena o la mala suerte, no como una superstición, sino como un hecho, sería posible.

«Si pudiera ver esos hilos, y estudiar su composición, quizá encuentre la forma de manipularlos... Así, podría cambiar sus destinos y hacer que estén juntos sin tanto embrollo...»

Sus pensamientos solo hicieron que apareciera una pequeña sonrisa en su rostro. Aquel par tenía serios problemas que resolver antes de poder estar juntos, y ella solo quería ayudarlos para que no colapsen a medio camino.

Por supuesto, ella tenía sus propios problemas y metas que quería cumplir, y por más que amara a ese par, no podía hacer de cupido todo el tiempo. Además, hace no mucho se le había sumado también la tarea de ser su ángel guardián. Desde que un robot, salido de quién demonios sabe dónde, casi obtiene los Miraculous, se ha mantenido más alerta.

—Los robots y los akumas hacen pésima combinación... —gruñó con molestia, recordando al ser mecanizado salido de las entrañas de Star Labs.

Después del incidente le había pedido a Arsenal que investigara de pies a cabeza todas y cada una de las cosas relacionadas con Star Labs y sus asociados, para encontrar quizá a la persona que fabricó al así llamado "Centinela".

Lo que obtuvo a cambio fue pegarse de cara con la pared de un callejón sin salida.

El único dato que la IA obtuvo fue que el Centinela apareció en Nueva York hace algún tiempo, dónde recibió una paliza por parte de Majestia, quién lo venció de un solo golpe, para luego ser asegurado, contenido y transportado a la sede de Star Labs en París.

No consiguió una sola pista acerca del fabricante, excepto lo que dijo el propio Centinela: su creadora era una mujer, y tenía conocimiento sobre los Miraculous. Nada más, nada menos.

Incluso el Centinela desapareció sin dejar rastro, por lo que decidió dejar el asunto sin resolver por el momento, prefiriendo concentrarse en otras cosas.

Tener citas con Alicia, por ejemplo, o trabajar en la creación de algún otro artefacto. Ver las películas de estreno, y también nuevos animes, mangas y videojuegos, o ir a comer de las delicias que hornean en la Panadería Dupain-Cheng... Simplemente, disfrutar de la segunda vida que obtuvo por casualidad.

¡Reencarnada En Miraculous Ladybug! [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora