#Conversaciones incómodas

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[HyungWon]

Esa mañana me desperté en casa de Wheein. Había pasado la noche dándole vueltas al mismo tema de siempre. Hoseok. Tenía que haber algo que pudiera hacer para sacarlo de mi cabeza. Pero al parecer Hoseok era el único habitante que mi cabeza se negaba a dejar salir.

—¿Qué te sucede? —Wheein tenía la voz ronca por el sueño. Se sentó en la cama con el pelo revuelto y los ojos cerrados.

—Nada, vuelve a dormir. Creo que mejor me voy a casa.

—¿Seguro?

—Si, no puedo dormir así que creo que voy a aprovechar para terminar unos trabajos que tengo atrasados —me levanté y empecé a vestirme—. ¿Pasas por casa más tarde?

La cabeza de reflejos azulados se sacudió negativamente. —Hoy es imposible. Tengo que ayudar a mamá a hacer unas cosas en el centro. Mañana iré a molestarte.

—De acuerdo —me incliné y besé su mejilla—, nos vemos mañana entonces.

Su casa no estaba muy alejada de la mía y la mañana estaba hermosa para caminar. Mi estómago rugió de hambre. Me desvié hacia una pequeña pastelería que me encantaba y compré algunos bollos de crema y dulce. La casa estaba en silencio. Jae y Hoseok debían estar durmiendo todavía. Dejé los pasteles sobre la mesa de la cocina y fui a mi habitación para darme un baño. Cuando terminé, me puse mi bata favorita y me senté sobre la mesada a tomar un café y comer.

—Buen día —Hoseok entró a la cocina y abrió la heladera para darle un gran sorbo al yogurt bebible.

Mi cabeza entró en alguna especie de cortocircuito al verlo parado, vestido solamente con un boxer. Su cuerpo pálido y fuerte, su nuez de adán subiendo y bajando, su pelo oscuro desordenado. Me tragué un suspiro y me obligué a volver al planeta tierra. Ya era demasiado malo pensar en Hoseok como para también empezar a soñarlo despierto.

—Hola... —crucé las piernas para evitar que mi entrepierna no saltara de gusto al verlo.

Sonrió y mi corazón dio un salto violento.
—¿Tu hermano ya se fue?

—No sé, llegué hace un rato y no lo ví...

—Espero que tu abuela esté bien. Ah, por cierto, ¿te molesta si me quedo el fin de semana aquí?

—Como si no estuvieras aquí los demás días —me encogí de hombros—. No necesitas mi permiso, es tu casa también.

—Lo digo porque Jae no vendrá hasta el lunes. —Se apoyó sobre la heladera con los brazos cruzados. Cielos, debería ser ilegal verse así de bien por las mañanas.

—Ah, cierto... —Y otra vez me encontré mintiendo por culpa del idiota de mi hermano. Al final esbocé una pequeña sonrisa—. No me molesta, como dije antes, estás en tu casa.

Apuré mi café y mi bollo y salté de la mesada, determinado a no pasar más tiempo en el mismo lugar que él. Ya demasiado mal me tenía el asunto.

—¿Ya te vas? —su pregunta y el tono que usó me hizo girar la cabeza—. Pensé que ya que estabas aquí, podríamos desayunar juntos...

Detente. Si supieras lo mal que me hace todo esto...

—Oh, ya terminé mi desayuno...

Su mirada cayó al piso y asintió. Luego me sonrió de nuevo con sus hermosos ojos perdiéndose en su cara. Maldita sea, deja de ser tan adorable.

—Claro, lo siento —fue todo lo que dijo. Pasó por mi lado y desapareció por el pasillo.

Bien hecho, idiota. Pero no podía darme el lujo de correr tras él. No tenía ese derecho. Nunca lo tendría. Estaba comportándome como un estúpido, pero ¿qué otra cosa podía hacer? No podía tenerlo cerca, me asfixiaba de deseo cuando lo veía a mi alrededor siendo todo hermoso y amable. Por momentos hasta odiaba que fuera así. Si fuera indiferente conmigo, incluso si me tratara mal, lo preferiría. Pero no. Él no podía dejar de ser increíble. Yo debía aprender a poner las cosas en su lugar. Él es el novio de mi hermano. Él es de Jae, no tuyo. Pensar así solo hacía que mi dolor se acrecentara, pero por otro lado, era la verdad. Y no ganaba nada con negarla. Suspiré derrotado y me fui a mi pequeño taller.

Unfair Love [2Won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora