Cortejo de un alfa |Kookgi|

Capítulo 1

Apretó la tela entre sus manos mientras miraba como su madre discutía con la modista, la mujer se negaba a realizar sus trajes sin que pagasen por sus deudas. Camino por el local observando las telas, intentando ignorar la discusión que su madre mantenía con la modista, por suerte para ellos la sociedad aún no se encontraba despierta a tales horas de la mañana.

  —Yoongi, vamos—dijo su madre.

Con pasos apresurados salio detrás de su madre, caminaron por las calles hasta llegar a la antigua casa Min, una de las últimas propiedades que les pertenecían. Fueron a la sala de descanso, donde su padre y hermano se encontraban. Ocupo una silla tan lejos como pudo ser posible esperando a que las quejas de su madre dieran inicio.

  —No puedo creer como somos tratados ¿Qué vamos hacer?—pregunto la mujer Min en dirección a su esposo—La temporada esta por dar inicio y Yoongi no tiene siquiera un traje decente, ¿Cómo atraerá a un buen esposo?

Su padre y hermano permanecieron en silencio esperando a que la mujer detuviera sus quejas. Concentró su atención en las decoraciones del salón, desde la chimenea hasta las puertas dobles del lugar.

  —Vendere un par de objetos para que puedas pagar los trajes—dijo su padre.

La voz de su madre se detuvo ante la solución de su padre, a ella no le agradaba mucho esa idea. El lugar quedo en silencio después de las palabras del patriarca. Con pasos silenciosos abandonó el salón sin mirar a los miembros de su familia, camino por los pasillos hasta llegar a la cocina de la casa, donde su madre no lo buscaría, estaba seguro de eso. Las encargadas del lugar lo miraron unos segundos antes de volver a sus quehaceres acostumbradas a su presencia en la cocina. Tomo una bandeja de galletas y se sento en un rincón de la cocina pensando en lo que ocurría con su familia.

Se refugio en su cuarto después de estar un par de horas en la cocina. Se lanzo sobre la cama destendiendo las sábanas de la cama, se removio un poco hasta encontrar una posición agradable. En tan solo una semana estaría siendo agobiado aún por más por su madre, ella había estado esperando ese momento desde que se presento como un omega, pero con lo que ella no había contado era con la escases de dinero, por lo que sería más estresante y asfixiante para él.

La cinta se ajusto en su cadera. Su madre había ingresado a su habitación emocionada por ir con la modista, al parecer su padre logro vender a un buen precio un par de las joyas familiares. Observo a la mujer moverse por su alrededor con agilidad tomando sus medidas y decidiendo que le sentaría bien. Al pareser por la cantidad de dinero que su madre le había dado a la mujer habia logrado cancelar la deuwa y tendría nuevos trajes antes de que los eventos sociales dieran inicio.

Salieron del lugar después de unas horas bajo la atenta mirada de varias omegas, y no eran miradas lindas. Caminaron unos minutos hasta llegar a la residencia de los Park, los únicos amigos que les quedaba, los únicos que ignoraban su decadencia económica.

La casa Park siempre estaba decorada con colores brillantes y llamativos, nada parecido a su casa.

  —Yoongi.

Busco con la mirada a quien lo llamaba, encontrándose con el único hijo de la familia Park, Jimin, bajando con rapidez las escaleras antes de rodearlo con sus brazos.

  —Hola Jimin—saludo regresándole el abrazo—¿Cómo has estado?

  —Muy bien, mamá dice que puedo ponerle más pedrería a mis trajes—respondió con emoción el rubio.

Jimin era el omega perfecto, a diferencia suya, era lindo y radiante, todo lo que los alfas querían, no dudaba que cuando el menor tuviera la edad suficiente para participar en las temporadas de cortejo conseguiría al mejor de los alfas. El omega menor lo arrastro por el pasillo hasta la sala principal de la casa.

  —¿Estas emocionado?—pregunto Jimin.

Se sentaron en un sillón separado al que normalmente sus madres ocupaban, en donde el rubio pudiera hacer sus preguntas sin ser regañado por su manera de hablar.

  —Dime ¿Estas feliz con la temporada de cortejo?—dijo Jimin, su emoción se podía notar en su rostro.

  —Mucho—respondió obligándose a formar una sonrisa en sus labios.

No deseaba destruir la emoción de Jimin por el cortejo siéndole sincero y diciéndole que estaba totalmente aterrorizado.

  —¿Ya fuiste con la modista?—preguntó Jimin.

  —Si, esta acabo de ir fui.

  —¿Puedo ayudarte a prepararte para el concierto del rey?

El concierto del rey, el primer evento, era el evento social que abriría la temporada de cortejo. Asintió, respondiendo la pregunta Jimin, el menor se lanzo a sus brazos con alegría.

Regreso a su casa unos minutos antes de que la cena fuese servida, dándole tiempo para que cambiara el ajustado traje que llevaba por otro mas suelto que le daría mas movilidad. Ocupo su lugar en la mesa sin pronunciar palabra, escuchando la conversación de su padre y hermano, al parecer discutían sobre los bajos recursos en el negocio familiar.

  —Un cuarto de las uvas no maduraron así que no podremos llenar más que quince cajas de vino, un 35% menos—dijo su hermano.

La situación financiera empeoraba cada vez más al parecer el viñedo no estaba en el mejor momento. Concentro su atención en la sopa de verduras acabada de servir.

  —No comeras nada más que líquidos de ahora en adelante—sentenció su madre mientras lo miraba dar el primer sorbo a la sopa—No quiero que engordes más.

Una de sus cejas se levanto al momento de escuchar a su madre, ahora estaba restringiendo sus comidas.

  —¡No te pases mujer!—hablo su padre regañando a su madre—No sobrepases los límites, comera tanto como a él le plasca.

La mujer se encogió en su asiento mientras murmuraba un par de quejas. A pesar de la situación su padre siempre estaba de su lado, inclusive en ocasiones consintiéndolo.

Se cambio por un camisón antes de meterse entre las sábanas de su cama. Se removio un par de minutos hasta encontrar una posición cómoda para dormir.

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Espero les guste este primer capítulo, disculpen si hay algún error ortográfico.